Comprar
un piso puede constituir una experiencia confusa e inquietante que no
siempre finaliza felizmente. Pero también puede convertirse en una
actividad placentera y útil. Para ello, siga en orden correlativo
estos cinco pasos.
Primer
paso. Analice sus necesidades de
vivienda.
Es obvio que
éstas dependen de quién sea usted. Tres dormitorios pueden ser
imprescindibles para un matrimonio con cuatro niños pequeños, y no
tan importantes para otros cuyos hijos ya no vivan en el hogar
paterno. Una familia joven podría considerar como fundamental que
haya colegios en las cercanías, una ¨leonera¨ o una cocina amplia,
donde la gente menuda pueda jugar y a la vez ser cómodamente
atendida por la madre. Pero, indudablemente, esto no será tan
necesario para una pareja casada en 1950.
Teniendo
en cuenta su edad, sus perspectivas familiares y su modo de vida
usual, decida cuáles son sus exigencias antes de recorrer la ciudad
visitando agencias inmobiliarias o viendo pisos en los edificios con
letreros de ¨se vende¨. (Si no lo hace así, puede caer en el común
error de enamorarse de un piso y, a continuación, hacer que se
ajusten a éste sus necesidades y medios, en vez de hacerlo al
revés.) Contéstese antes de nada a este tipo de preguntas: ¿Desea
o no necesita vivir en el centro de la ciudad, en un barrio
periférico o en un pueblo de las cercanías? ¿Qué tiempo quiere
emplear diariamente para llegar al trabajo? Considerando ante todo
las diferentes etapas que puede atravesar su vida familiar, ¿busca
una casa ¨para toda la vida¨o sólo para los próximos diez años?
¿Cuántos dormitorios y cuartos de baño quiere o precisa? ¿Tiene
alguna necesidad especial, como un despacho o un cuarto trastero?
¿Considera importante, por la edad de sus niños, que haya un parque
cercano?
Los
asuntos del precio o del estilo arquitectónico vendrán más tarde.
Lo primero es definir sus necesidades.
Advertencia:
Prevéngase contra el síndrome de ¨el piso soñado¨. Es tentador
salir a la búsqueda de la casa absolutamente perfecta, pero es
preferible ser práctico. Incluso en el caso de que pudiese definir
la casa perfecta (lo que es dudoso), probablemente no podría
permitirse ese lujo. Esté dispuesto a llegar a una fórmula de
compromiso.
Segundo
paso. Calcule lo que puede usted pagar. Es preciso tener en
cuenta dos cifras 1) la cantidad que puede entregar como entrada; 2)
cuáles son los plazos que puede permitirse.
La
primera no plantea problemas: o tiene el dinero o no lo tiene. Lo
importante, sin embargo, es no gastar hasta el último céntimo de
sus ahorros en una entrada. Una de las funciones de e
éstos
es protegerle contra las situaciones imprevistas. No le compre a su
familia un piso superelegante a base de dejarla indefensa en otros
aspectos.
Pero
¿cómo calcula usted lo que puede emplear prudentemente en cada
plazo mensual si carece de experiencia como propietario de una casa?
Primero
calcule su sueldo neto mensual: sus ingresos usuales sea cual fuere
su procedencia, menos todas las deducciones regulares destinadas a
pagar impuestos, seguros o jubilación, por ejemplo, Después,
réstele a esta cantidad sus gastos habituales no relacionados con
los de la vivienda; comida, ropa, atención médica y farmacéutica,
diversiones, transportes y gastos del coche, colegio de los niños,
servicio, suscripciones, letras de pagos a plazos, regalos que se vea
obligado a hacer, además de una suma adecuada para atenciones
varias. Lo que quede es la cantidad que puede destinar a los gastos
de la vivienda.
Advierta
que no decimos ¨cantidad que puede destinar a los plazos¨,sino a
todos los gastos de la casa. Aquí van incluidos los impuestos,
seguro_si lo desea_, reparaciones, mantenimiento y funcionamiento. Si
compra un piso ya ocupado, puede calcular estas cifras consultando al
actual propietario. Si no es así, infórmese al respecto lo mejor
posible.
Si
quiere emplear otro método, calcule el precio total de una casa que
estime dentro de sus posibilidades. réstele la entrada que piense
dar (un quince por ciento del valor total del piso sería, quizá, la
mínima) y tome después un 1,2 por ciento de lo que queda. Este
porcentaje es aproximadamente lo que debe esperar pagar cada mes por
un piso de ese precio en concepto de plazos, impuestos, reparaciones,
mantenimiento, calefacción, electricidad, agua, y gas; esto es,
todos los gastos de una casa.
Advertencia:
Si le resulta un problema conseguir el dinero de la entrada, una
solución es pedir un préstamo a un banco, a una caja de ahorros o
la empresa donde trabaja. Otra posibilidad sería alquilar una casa
con opción a compra.
Tercer
paso. Busque y seleccione.
Para encontrar el piso que desea, lea los anuncios en la prensa;
siempre le darán ideas. Acuda a agencias y a compañías
inmobiliarias. Informe a sus amigos de que está buscando casa. Y no
deseche la inspección directa en sus ratos libres. Así recogerá
datos e informes que te ayudarán a hacer la elección correcta.
Mientras
busque podrá ir comparando tanto los barrios que ha visto como los
pisos; también hay ciertos puntos que debe investigar una y otra
vez. Por ejemplo; ¿Está bien comunicada la zona? ¿Tiene los
establecimientos comerciales necesarios? ¿Hay buenos colegios? ¿A
que distancia están? ¿Como es la pavimentación y el
alcantarillado? ¿Hay zonas verdes? ¿Está alejado de centros
comerciales o industriales muy ruidosos? ¿Tiene mucho tráfico?
¿Existen peligros como falta de semáforos, poca iluminación o
descampados?
Al
estudiar el edificio considere los siguientes puntos: ¿Son los muros
lo suficientemente gruesos para aislarle de los ruidos de sus
vecinos? ¿Hay indicios de mala construcción, como pueden ser
grietas en la fachada? ¿Está en buenas condiciones de pintura?
¿Están la fontanería, la albañilería y los suelos en buen
estado? ¿Tiene calefacción y agua caliente centrales? ¿Cómo es el
portal? ¿Tiene ascensor y montacargas?
Una vez dentro del piso,
fíjese en estos puntos: ¿Posee una buena distribución? ¿Está
bien aprovechado el espacio o, por el contrario, hay largos e
inútiles pasillos? ¿Están las alcobas lo suficientemente lejos de
las zonas más ruidosas cuarto de juegos, sala de estar, cocina_ para
disfrutar de calma e intimidad? ¿Tiene recibidor? ¿Puerta de
servicio? ¿Hay armarios empotrados? ¿Están barnizados los suelos y
bien rematadas las puertas y demás trabajos de carpintería?
¿Funcionan correctamente las cañerías, con una presión de agua
adecuada, y están libres los desagües?
Esta preguntas pueden
prolongarse hasta el infinito. Una buena idea es confeccionar una
lista con los puntos clave a comprobar, y con columnas paralelas de
espacios para que dada piso visitado. Esto le ayudará a no olvidar
ninguna cuestión de importancia, y a recordar y comparar las casas
que haya visto.
Cuarto
paso. Busque la forma de pago. Existen dos sistemas para ello: 1º)
Si el piso que usted ha escogido pertenece a una compañía
inmobiliaria,diríjase a ella directamente. Por lo común, todas
estas compañías realizan sus ventas a plazos. Si el sistema de
entradas y plazos fijado por la inmobilaria no le conviene,
expóngales su problema; es posible que lleguen a un acuerdo. La
cantidad que debe pagar como entrada oscila mucho_entre un diez y un
treinta por ciento, por lo general_, así como la forma de entregar
esta entrada.Hay compañías partidarias del cobro de esta suma
mediante un pago único, y otras, normalmente las que venden pisos
aún en construcción, mediante tres pagos; el primero, a la firma
del contrato; el segundo, después de unos meses, y el tercero, a la
entrega de las llaves de la casa.
Los
intereses regulados por la ley_ también varían mucho, según la
categoría de la casa que usted compre. Suelen ser inferiores al diez
por ciento. El período de pago de los plazos rara vez excede de los
quince años, aunque la cantidad a pagar cada mes puede variar;
muchas inmobiliarias fijan una cifra relativamente alta para los
primeros años y otra _u otras _menor para los siguientes. En
cualquier caso, estos puntos le serán aclarados en la primera
entrevista.
2º)
Si desea comprar el piso a un particular que le exija el pago al
contado, puede pedir un préstamo a un banco o caja de ahorros. Es
posible conseguir hasta un 75 por ciento del valor real del piso esto
es, no el precio de venta, sino el establecido por un peritaje_y
una cantidad máxima de alrededor de dos millones y medio de
pesetas, siempre que demuestre que posee un puesto laboral estable
que le permitirá devolver dicha cantidad. El banco se queda con una
escritura de hipoteca por el importe del préstamo. El plazo para
amortizar esta hipoteca es de unos diez años, a un interés
aproximado del diez por ciento bancario, que
se distingue del financiero en que éste se calcula sobre la
totalidad del préstamo, mientras que el interés bancario es sobre
las cantidades que quedan por pagar.
También
puede combinar ambos sistemas, comprando su piso a una inmobiliaria y
pidiendo un préstamo bancario para pagar la entrada.
Si
le rehúsan un crédito, pregunte las razones. Es probable que no le
consideren lo suficientemente solvente. Si ésta es la razón,
investigue la posibilidad de conseguir la garantía de dos personas
de reconocida solvencia. O bien vuelva a plantearse si no estará
forzando sus posibilidades económicas.
Advertencia:
No retrase los pagos. Puede
costarle un juicio o incluso la pérdida de su casa.
Es posible que desee pagar el total de la hipoteca o de los plazos
antes del término establecido, en cuyo caso se ahorrará el pago de
los intereses.
Quinto
paso. Firma del contrato y entrega de llaves.
Por último, llega el momento de cerrar el contrato y adquirir el
título de propiedad del piso. Deberá firmar una gran cantidad de
papeles cuya importancia puede no ser completamente clara para usted.
También tendrá que extender un cheque por una suma tan prodigiosa
que le provocará un ligero temblor en la mano.
Para
empezar, deberá pagar la entrada. Quizá haya tenido que desembolsar
previamente alguna suma como garantía.
Pero
también le llegarán otras facturas; salvo que se haya especificado
lo contrario, usted debe correr con los gastos del notario ante el
que se realiza el contrato, así como con los del registrador de la
propiedad. Los gastos del notario suponen, por ejemplo, un 0,75 por
ciento para pisos vendidos hasta medio millón de pesetas y un 0,25
por ciento para pisos en la categoría de 2.500.000 a cinco millones
de pesetas. Los gastos del registrador van desde 1,355 pesetas para
un piso de cien mil hasta 8.455 pesetas para un piso de 2.500.000.
Debe pagar además el impuesto de transmisiones patrimoniales, que
supone el 7,40 por ciento del valor total del inmueble adquirido, en
todas las viviendas que no tienen protección oficial.
En
muchos casos le resultará suficientemente claro qué es lo que está
pagando. Pero no dude en exigir una explicación satisfactoria de
cualquier apartado.
¿Es
necesario un abogado particular? En la mayoría de las compras de
pisos que se realizan todos los días, el comprador carece de
representación legal, y normalmente todo va bien. Pero también es
cierto que estas transacciones son problemáticas y posibilitan desde
el fraude deliberado hasta los errores involuntarios. Por lo tanto,
es prudente acudir a uno en especial en los casos poco claros_antes
de firmar un contrato de compra. El letrado cobrará de dos a diez
mil pesetas por la consulta sobre el contrato, y, a la larga, puede
evitarle algún disgusto.
Si
decide realizar la operación personalmente, no olvide estos puntos
básicos: 1º)Comprobar en el registro de la propiedad que el
vendedor del piso es sus verdadero propietario. 2º)Averiguar si el
piso tiene cargas reales (hipotecas o cantidades aplazadas) o
personales (inquilinos). En ambos casos la situación debe reflejarse
en el contrato. 3º)Si compra una casa en construcción, exija que
los pagos se realicen a través de un banco. Este
banco pasa así a avalar a la inmobiliaria, de modo que si la casa no
estuviese acabada en el plazo fijado, devolvería al comprador el
dinero que hubiera pagado ya más los intereses devengados.
A
pesar de que la firma del contrato puede ser una experiencia
traumática, le queda a usted un consuelo. Marca el final de la
operación. Ha buscado una casa, la ha encontrado y ahora es suya.
Así que firme el cheque y anímese. El próximo gasto por el que
tendrá que preocuparse es el del precio de la mudanza.
POR
JACOBO G. BLANCO-CICERÓN
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