El
cambio de la leche materna a otro tipo de alimentación no tiene
fecha fija, ya que depende de múltiples factores; el bebé (que no
desea tomar el pecho o éste ¨no le llena¨ tanto) o la madre (que
atiende a actividades laborales, o por comodidad o enfermedad). Eso
sí, es suficiente amamantar dos veces por día (por ejemplo, en el
caso de actividad laboral durante la mañana y por la noche) para
mantener la secreción de leche en la mama, aun cuando se trate de
condiciones mínimas. De esta manera se conseguirán las ventajas de
la lactancia materna, aunque ello no ocurra en toda su extensión.
En
cualquier caso, el destete debe ser siempre un proceso lento, nunca
brusco. Debe ser realizado de forma progresiva para evitar
alteraciones digestivas e incluso emociones en el bebé. Cuando se
toma esta decisión, lo normal es sustituir cada día una de las
tomas por el biberón, de tal manera que, a lo sumo, en quince días
se habrá finalizado el destete. Tal como aconsejamos en el apartado
de remedios referido al destete, la primera toma que conviene
sustituir es la última de la tarde (no la de la noche); luego, la de
media tarde, y así sucesivamente. De esta manera, la reducción de
leche en las mamas también será progresiva.
Es
fundamental considerar que, cuando se sustituyen las tomas por el
biberón, sea la propia madre la que proporcione el nuevo alimento al
bebé para que su adaptación resulte más cómoda y note ¨menos
cambios¨.
Hay
ocasiones en las que es preciso retrasar el destete, como en el caso
de los niños prematuros (debe alimentárseles con leche materna el
mayor tiempo posible, dentro de la normalidad); o cuando el bebé
está enfermo (la leche materna le aporta gran cantidad de
anticuerpos que facilitan la labor de sus propias defensas); o si le
están apareciendo los primeros dientes (la
succión del pezón ayuda a que salgan antes las piezas dentarias,
calmando las molestias).
TXUMARI
ALFARO
PEDRO
RAMOS
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