EN
TU VIDA COTIDIANA puedes
practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que
habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle
toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.
Por
ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu
puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada
movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.
O
cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones
sensoriales asociadas con esta actividad; el sonido y la sensación
del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.
O
cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente
durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma
conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.
Hay
un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica;
el grado de paz que sientas en tu interior.
El
paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste; aprende
a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el
flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.
Puede
que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza
como sonreirías a las
travesuras de un niño. Esto significa que has
dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu
sentido de identidad ya no depende de él.
ECKHART
TOLLE.
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