Se
hablaba de construir un reformatorio para muchachos, y se solicitó
el parecer de un célebre experto en educación. Este hizo un
apasionado alegato en favor de unos métodos educativos humanos en el
reformatorio, urgiendo a los fundadores a no escatimar medios para
conseguir los servicios de unos educadores bondadosos y competentes.
Y
concluyó diciendo: ¨Con lograr salvar a un solo muchacho de
la depravación moral, ya habrán quedado justificados los gastos y
los esfuerzos que se inviertan en una institución de este tipo.¨
Posteriormente,
un miembro de la junta directiva le dijo: ¨¿No
ha estado usted ligeramente exagerado? ¿Cree de veras que el salvar
a un solo muchacho justificaría todos los gastos y esfuerzos?¨
¨¡Si
se tratara de mi hijo, sí¨, fue la respuesta.
ANTHONY
DE MELLO.
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