Todos cada día y en ocasiones varias veces al día nos enojamos, enfurecemos y enfadamos. Esta conductas en lugar de remediar nuestros males, casi siempre los agrava.
Unas veces nuestra cólera es motivada por la forma injusta en que nos trata la vida o una determinada persona. Otras, nuestra ira se desata porque las cosas no nos salen como esperábamos. Casi siempre detrás de nuestro malhumor se esconde la absurda pretensión de que las cosas y las personas de adapten a nuestra forma de pensar y de sentir.
Si nos enojamos por las injusticias, el enfado es un sentimiento inútil, ya que por grande que sea nuestro malestar, la situación no cambiará: Y el resentir
trabajará siempre en contra nuestra, pues nos producirá agotamiento nervioso e incluso afectará a nuestra salud.
Cuando nos enojamos con mucha frecuencia llegamos a adquirir hábitos de malhumor que nos llevarán a aumentar la Tensión Arterial y tendrán una repercusión en el Aparato Digestivo. Por nuestro bien debemos desterrar de nuestra vida los sentimientos de cólera, que están cargados de una rabia espontánea e incontrolada que nos lleva a perder el control sobre nosotros MISMOS.
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