viernes, 9 de diciembre de 2016

EL PODER DEL AHORA,.

ADQUIERE EL HÁBITO DE PREGUNTARTE: ¿Qué está pasando dentro de mí en este momento? Esa pregunta te orientará en la dirección correcta. Pero no analices, simplemente observa. Enfoca tu atención hacia dentro. Siente la energía de la emoción.
Si no hay ninguna emoción presente, lleva la atención más profundamente al campo energético de tu cuerpo. Es pasadizo hacia el Ser.

ECKHART TOLLE.

sábado, 22 de octubre de 2016

UNA ETAPA SUPERIOR,NO INFERIOR.


  A las personas que me visitan contándome esos problemas ¨propios de la edad¨ les digo: ¨Desde ningún punto de vista debes considerar que la ¨Tercera Edad¨ es una etapa inferior a las demás, sino superior¨. Esto sorprende a muchos, especialmente a los que se creen vencidos por la vida, que viven arrimados, dependiendo de sus familiares para subsistir. Les insisto en que a esa edad tienen mayor experiencia, y aún tienen mucha vitalidad y energías para desempeñar alguna actividad, que no requiera tanto esfuerzo ni vigor, como cuando se es joven. Además, a esa edad, la vida debe tomarse con calma y filosofía. Hay que aprender a vivir esa etapa para disfrutarla al máximo. Es cierto que a la tercera edad no hay los mismos ímpetu juveniles, pero existen otros valores compensatorios que si se aprovechan, darán completa felicidad.

JOSÉ FARID H.

miércoles, 12 de octubre de 2016

LAZARILLO.


SONETO
Mirar,abrir con asombro los ojos.
Mirar,poder comunicar con las palabras
Penetrar en los sentidos,ayer dormidos.
Crear destellos de luz en otras sombras.

Guiarte en el camino por sendas escondidas
Sacar lo mejor de ti y dar lo que te gusta,
Sin reparos, rescatarte de tus dudas
Venciendo al ¨Monstruo¨ que tanto asusta.

Ser cómplice de lo que piensas,
Unidos en la aventura de la vida,
Recreando inocentes sueños de chiquillo.

Fantasmas en castillos,princesas hermosas.
¡Despierta! Que la primavera está servida,
déjame que te muestre,quiero ser... tu lazarillo.

Pasa primavera,pasa,
sigue abierta...
la puerta de tu casa.
Cuenca,marzo de 2005

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

viernes, 30 de septiembre de 2016

¡Y QUÉ BUENA ES LA TIERRA DE MI HUERTO!


¡Y qué buena es la tierra de mi huerto!
hace un olor a madre que enamora,
mientras la azada mía el aire dora
y el regazo le deja pechiabierto.

Me sobrecoge una emoción de muerto
que ya a caer al hoy en paz, ahora,
cuando inclino la mano horticultora
Y detrás de la mano el cuerpo incierto.

¿Cuándo caeré, cuándo caeré al regazo
íntimo y amoroso, donde hallo tanta
delicadeza la azucena?

Debajo de mis pies siento un abrazo,
que espera francamente que me vaya
a él, dejando estos ojos que dan pena.

MIGUEL HERNÁNDEZ.

domingo, 25 de septiembre de 2016

P.CAMBIAR TU VIDA.

PUEDES CAMBIAR TU VIDA.
Es un error creer que cuando se llega a la tercera edad no es posible cambiar los hábitos, costumbres y caprichos. Pero eso sí es posible. Si tiene mentalidad positiva y piensas que ha cualquier edad puedes cambiar tu modo de ser en sus aspectos negativos, podrás hacerlo. Cree que podrás tener inteligencia, capacidad, vitalidad para el amor, salud, progreso y bienestar a cualquier edad, pero no abuses. Lleva la vida con calma sin agotarte. Sólo así podrás disfrutarla intensamente.

JOSÉ FARID H.

sábado, 24 de septiembre de 2016

ERA MI DOLOR TAN ALTO...



Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.


¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.


Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpo humanos.


Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.

(Poesía, 1930-1931)

MANUEL ALTOLAGUIRRE.



viernes, 23 de septiembre de 2016

BIENESTAR A LA TERCERA EDAD.

  Igualmente la gran mayoría de las personas que pasan de los cincuenta años, tanto hombres como mujeres, cuentan sus cuitas y pesares, diciendo: ¨Es la edad¨ . Creer que cuando está el organismo envejecido vienen las dolencias y enfermedades, y que ya en esa nueva etapa de su vida no tiene derecho a la felicidad. Pues los caprichos, la falta de vitalidad, los achaques no les dan derecho a las diversiones y se entregan al licor.

He podido ayudar a muchas de estas personas a que disfruten de la vida. Muchos piensan que las personas maduras no tienen facultades para vivir intensamente. Y eso no es realidad. Algunos creen que un individuo de sesenta años no debe tener deseos sexuales. Pero el instinto sexual debe persistir durante toda la vida, incluyendo los últimos años de la existencia. Naturalmente, si la persona tiene salud tanto física como mental. Lo cual es posible lograrlo, mediante la aplicación de algunas normas saludables.

JOSÉ FARID H.

jueves, 22 de septiembre de 2016

LA NOCHE Y EL DÍA.

Anoche,con mi locura,
No dormí.

Anoche nevó,y la luna
Miraba llena.

La tierra se cubría de blancura
Yo lo ví.

El día apareció por la ventana,
Voló mi pena.

Saludé al nuevo mañana
Sabes ¿lo que le pedí?

-Ver a mi nena.
-Ver a mi hijo.
-Verte a ti.

-Ahora la vena,
-al corazón le dijo,
-lo conseguí.

Noche del martes,25 de enero de 2005.
PD: Los días van aclarando.

JUAN M. CLIMENT CARBONELL.

martes, 20 de septiembre de 2016

CONFLICTOS.


No sé, si en pareja,lo que hago,
Está bien o al contrario,está mal
Queriendo salir a flote... me ahogo
Inútilmente intento no pensar,me siento fatal.

El deseo se apodera y domina a la razón,
Arrastrándome,como agua de corriente
Me dejo llevar y volar con la pasión.
Sin importarme jamás... lo que diga la gente.

Es tan difícil vivir y convivir,
Algunas veces,yo,ni me aguanto
Y busco la paz,en mi refugio,la escritura.

Como pedirle a Ella,que entienda,cómo exigir
Si con soltura,me presta el hombro para el llanto
Le hago tanto sufrir a esta linda y triste criatura.

Martes,25 de enero de 2005
PD: ¨Anoche nevó y la luna
Miraba llena,
La blancura de mi locura¨

JUAN M. CLIMENT CARBONELL.

domingo, 18 de septiembre de 2016

ME PIERDEN,ME JODEN.

Compañeros,cómo me joden,
Los que creyéndose altos
Dan y regalan golpes bajos,
Amigos,cómo me pierden
Los que siembran dudas,
Quienes traicionan,los Judas
Los que utilizan a un niño
Para herir y hacer daño,
Para vivir del engaño
Apretando la herida,como corpiño
Y Así,sus maldades realizan,
Prisioneros de su propio yo.
Soberbia de lobo,que a un pozo cayó,
Caminan solos y solos se crucifican
Intentan desordenar a los demás,
Cómo me joden amigos,
Cómo me pierden compañeros
Ellas creyéndose damas
Y ellos se creen caballeros.
¡Falsos! ¡Hipócritas! ¡Fariseos!

Cita del Autor:
Da más Poder la razón que la Palabra
Y si la razón de la palabra va escrita... doble poder.

Salinas del Manzano,septiembre de 2004.

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

sábado, 17 de septiembre de 2016

SE LE DESPEJÓ LA MENTE.

  Pedro G. vendía periódicos, revistas y libros en un kiosco de su propiedad. Su edad cincuenta y ocho años. Casi toda su vida la había dedicado a esa actividad. Aprovechaba sus momentos libres para leer. Un día decidió visitarme y me dijo que él nada podía hacer por sí mismo para lograr mayores ingresos, pero confiaba que yo podía ayudarlo. Le dije: ¨Dios te ayudará, pero si tú mismo haces la diligencia¨ . Le dí más orientaciones. Según me comentó Pedro, se le despejó la mente y decidió distribuir al por mayor libros, periódicos y revistas, con lo cual sus ganancias se han multiplicado. Otro caso que demuestra que a cualquier edad es posible superarse y lograr el éxito.

JOSÉ FARID H.

viernes, 16 de septiembre de 2016

IMAGINA.


Si tuviera una goma de borrar
Capaz de limpiar de mi conciencia
Mis errores,capaz de apartar
Tanta tristeza,tanta impotencia
Y escribir de nuevo en lo borrado
Viviendo el modelo,por mí marcado.
¨Dios¨cómo imagino poderlo hacer
cómo deseo sanear mi ser.
Si por lo menos a mis hijos
Pudiera transmitirle mi pasado
Sin dejar nada en el tintero
Y el día que dejen de ser niños,
Que mi experiencia,camine a su lado
Como la música hace danzar al titiritero.
Imagina que hago realidad sus sueños
Que les aconsejo y me creen,
Que me piden ayuda y les apoyo
Que de mi corazón son los dueños
Es más,sin estar,ellos me ven
Y bebemos del mismo arroyo.
Imagina un mundo sin violencia
Que al decir hermano sea verdad.
Se sienta como tal y se respete
Que el hombre no pierda la paciencia
Y se cambie la ambición por humildad
Porque la paz y el amor a todos compete
Que nadie se pase de listo
Porque uno sabe de lo que sabe,
Pero ignora muchas más cosas
La respuesta y solución es el respeto
Que la sinrazón del maltrato se acabe
Y nos abrigue, al fin, el perfume de las rosas.

Salinas del Manzano,Cuenca,a 15 de enero de 2004.

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

jueves, 15 de septiembre de 2016

VIVÍA DEPRIMIDA Y HOY ES FELIZ.

  María de los Ángeles me visitó totalmente deprimida. Trabajaba para una compañía de confecciones, como costurera. Su edad, cincuenta y dos años. Hacía ocho años que se había divorciado y no había vuelto a casarse, porque ningún caballero le proponía matrimonio. Sufría de dolencias artríticas, que consideraba eran producidas por su soledad sentimental. Le dije que el Plan Divino no es que los humanos vivan solos, sino en compañía de una pareja, a cualquier edad. Le sugerí que se aferrara a esa idea salvadora, que era una Ley Cósmica, que no podía fallarle, si ella persistía en que se cumpliría en su vida. Me prometió realizar lo que le sugerí. María de los Ángeles, es hoy una mujer feliz. Se casó con un caballero de sesenta años, quien estaba viudo y tiene facilidades económicas. A cualquier edad se puede triunfar.

JOSÉ FARID H.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

BUSCO NUEVA ACTIVIDAD.

  Daniel estaba jubilado. Toda su vida la había dedicado a trabajar en empleos públicos. Su edad era de sesenta años. Ahora se había entregado a la bebida; padecía malestares diversos; entre ellos hipertensión, insomnio y jaquecas. Cuando estaba borracho le hacía críticas a su esposa por cualquier nimiedad, y ella quería divorciarse de él, porque no lo soportaba. Me visitó porque no quería perder a su compañera. Le sugerí que buscara una actividad, que hiciera ejercicios, practicara una dieta naturista y tuviese mente positiva. Le hice entrega de orientaciones para purificar su vida y alejarse de los malos hábitos. Afortunadamente este ciudadano siguió mis recomendaciones y actualmente se dedica a traer productos artesanales de Los Andes y a venderlos entre sus vecinos y amigos. Su salud ha mejorado, ya no pasa borracho, vive en armonía con su esposa, y dice que dentro de algún tiempo instalará una empresa artesanal, aunque sea pequeña. Daniel está convencido de que a cualquier edad se puede progresar.

JOSÉ FARID H.

martes, 13 de septiembre de 2016

LUNA DE AGOSTO.

SONETO

La magia del verano nace por las noches,
Sobre todo cuando alumbras, ¨Luna llena¨,
No hace falta amor que desabroches
Botones de este cuerpo,cosidos de pena.

Realidad inalcanzable no me reproches,
Columpio intermitente de sirena,
Noche serena,abrazo de peluches
Que endulzan la miel de la colmena.

Viéndote asomar radiante,por el tejado
En mi balcón hipnotizado con tu embrujo
Avanzas,trasformando utopías en falsa realidad.

Te admiro,te observo absorto,callado,
Los ojos cierro y en mi mente te dibujo,
¨Luna llena¨,todo lo llena,tan llena en soledad.

Cuenca,3o de agosto de 2004.

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

lunes, 12 de septiembre de 2016

SE DE LOS QUE TRIUNFAN.

  En estos tiempos de crisis, no estés dispuesto a dejarte vencer, sino a ser vencedor. Si dominas este bello arte de las ventas, nunca te faltará trabajo y estarás preparado para enfrentar todos los problemas que nos depare el destino. En parte mis éxitos en la venta de mis libros, es que yo los sé vender.
La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito.
Emerson.

JOSÉ FARID H.

domingo, 11 de septiembre de 2016

LA ESTRATAGEMA DEL DIVINO./RAMIRO.

LA ESTRATAGEMA DEL DIVINO.
Era una diosa de inmaculada pureza pero cuyo corazón no era lo suficientemente tierno y compasivo. Censuraba a todos aquellos que no eran como ella,sin tener en cuenta las circunstancias y contratiempos de sus vidas. Su esposo, el Divino, le dijo entonces:
-Eres como el más puro de los lotos, pero no debes censurar o criticar a los otros porque no puedan ser como tú.
La diosa no le prestó atención y en verdad ni siquiera quiso escucharle. Entonces el Divino ideó un plan para propinarle la lección que necesitaba.
Cierta noche, cuando la diosa estaba dormida, le cortó la cabeza y la colocó sobre los hombros de la ramera más depravada de la ciudad, en tanto que puso la cabeza de la prostituta sobre los hombros de la diosa. Dejaría así las cabezas, intercambiadas, a lo largo de tres jornadas.
Cuando la diosa despertó y se vio en el cuerpo de una impura ramera, creyó enloquecer. Pero fue así como tuvo ocasión de conocer la verdadera vida de la prostituta. Los padres de la mujer la habían obligado a prostituirse desde muy niña y luego fue vendida a un terrateniente y se quedó embarazada. El terrateniente maltrataba a la mujer y al hijo. Entonces huyó de la ciudad. Allí tuvo que seguir prostituyéndose para poder sobrevivir y alimentar al niñito. A pesar de todo ello, era una ferviente devota de la diosa y nunca dejaba de hacerle ofrendas y de elevarle sus plegarias.
Transcurridos los tres días, la cabeza de la diosa volvió a ser colocada en su cuerpo. Desde entonces aprendió a ser más tolerante y sobre todo compasiva. En su corazón ya no sólo resplandecía la pureza, sino también la comprensión y el amor.

REFLEXIÓN

Nunca mejor dicho que hay que ponerse no sólo en el lugar de otro, sino en la cabeza de los demás, para tratar de darse cuenta de cuáles son sus dificultades y vicisitudes, y tratar de, sensiblemente, identificarse con ellas, experimentar compasión y ser más comprensivo y generoso. Aquel que no sabe ver las necesidades ajenas ¡cuánto menos podrá atenderlas! El que únicamente tiene ojos para sí mismo se pierde la fecunda contemplación de las otras criaturas. La pureza sin amor es como una flor sin aroma.
RAMIRO A. CALLE.

sábado, 10 de septiembre de 2016

MI DESEO..

Una vez más... como siempre,
Hoy, como ayer, como mañana,
Desearía la paz absoluta.
Amanecer en un momento sin sangre,
Día a día, semana a semana,
Sin esconderse, sin cara oculta.
Que nos inunde la alegría,
Que se modele la tristeza
Y que la gente se ría,
Para vencer la pereza.
Ofrezcamos nuestras manos... de verdad
Entregándonos al abrazo, como hermanos
Disfrutando la unión de nuestra vida
Y así juntos, poder superarnos.

Salinas del Manzano,Cuenca.
2 de junio de 2004

JUAN M.CLIMENT CARBONELL.

viernes, 9 de septiembre de 2016

LA FELICIDAD ES UNA ACTITUD MENTAL.

  La felicidad a cualquier edad es una actitud mental. En cada época de la vida puedes ser completamente feliz, si ejercitas la mente con pensamientos positivos. Muchas personas a la tercera edad disfrutan de mejor salud que cuando tenían menos años, debido a que ahora se cuidan más, se alimentan en forma natural, no cometen ¨barbaridades¨ como trasnoches, borracheras, aventuras sexuales, trabajos y tensiones excesivos, porque desean prolongar su existencia al máximo. Todo esto trae como consecuencia una vida más saludable, más sosegada y tranquila. Naturalmente, que estas personas han adquirido experiencia, que los ha hecho reflexionar que más le vale acomodarse a una nueva vida, que sufrir de persistentes achaques o fallecer pronto. Quieren vivir plenamente y disfrutar esa etapa intensamente.

JOSÉ FARID H.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

CAUTIVO.DEJANDO HUELLA.

Te vi tras la ventana
Después del sufrimiento,
La luz de la mañana
Atrajo mi lamento.
Por no poder hablarte
Grité tu nombre al viento,
Por no poder rozarte
Maldije ese momento,
Triste realidad... el no tenerte,
Paralizado en tu movimiento
Estos segundos,que puedo verte
A ti,dueña de mi pensamiento
De mi deseo,de mi mirada
De mi alegría,de mi tormento
Hermosa mujer,bella enamorada
Hoy,preso de ti...cautivo me siento.

Cañete,Cuenca.
1 de junio de 2004.

JUAN M.CLEMENT CARBONELL.

jueves, 1 de septiembre de 2016

NUNCA ES TARDE PARA PROGRESAR.

  No pocas personas suponen que el éxito es sólo para los jóvenes, o por lo menos también para los adultos que no han llegado a los cincuenta años. Creen que cuando se llega a esa edad, no pueden esperar nada nuevo de la vida, sino la declinación. Imaginan que si no lograron el éxito a los treinta o cuarenta años, no podrán alcanzarlo cuando suponen que las facultades físicas y mentales se han deteriorado en alto grado. Pero este deterioro sucede porque se cree de esa manera y no porque realmente es así. Veamos algunos casos reales, que demuestran exactamente lo que estoy afirmando.

JOSÉ FARID H.

lunes, 29 de agosto de 2016

EL S.DE LEON..DA VINCI.U/CAP.61.

EL SECRETO DE LEONARDO DA VINCI
LXI
A un metro de distancia sigue a su padre. Bajan los escalones, el rellano. En un rincón negro pegado a la pared destaca el colorido de los restos del calidoscopio destrozado, machacado hasta quedar reducido a trocitos pequeños. Y un nuevo tramo de las escaleras que proyectan la sucia y oscura calle hacia abajo.
El adoquinado con el que están asfaltadas las calles y los giros bruscos, casi constantes, que realiza Umberto para evitar las motocicletas que se meten por cualquier sitio, incluso en dirección prohibida, parece que va a terminar con los pocos días que le quedan a este viejo Lancia Ypsilon gris que Giambattista, el amigo policía de su padre, le ha dejado para efectuar el viaje que ahora inician.
Umberto consigue salir del desordenado avispero de coches, motos, furgonetas y gente que por todas partes inundan la calzada sin la más mínima precaución. Al poco, ya más en el interior de la península, aparecen a la derecha las montañas nevadas. Umberto conecta la calefacción y los cristales se empañan. Además, una gran contaminación negruzca nubla aún más la visión. El hijo observa cómo el padre afina la vista y pasa un pañuelo de papel por el parabrisas, menos mal que la autovía está llena de largas rectas. Apenas hablan, los dos piensan en sus cosas.
Ha pasado un buen rato cuando Umberto extiende el brazo y señala hacia el lateral derecho. Un monte alto, redondeado, con una gran edificación arriba. Paolo ya lo había visto.
-¿Qué es?
-La Abadía de Montecassino.
-¿Una abadía? ¿Monjes?
-Sí, monjas y monjes benedictinos.
-Una pena la contaminación...
Ver los pequeños pueblos, las antiguas iglesias en medio de los campos rodeados de aire limpio no es posible en esta parte de Italia.
-Desde que se construyó en la primera mitad del siglo VI se convirtió en el monumento más importante de toda Europa. No estaban solo dedicados a las oraciones y el culto. Fue un importante centro de enseñanza. La escuela de medicina de Salerno, que tenía gran fama en la antigüedad, fue creada por monjes que provenían de esta abadía. -Paolo mira absorto y con respeto la imagen-. ¿Ves la forma redondeada de la montaña?
-Sí.
-Es obra del hombre. -Paolo hace un gesto de extrañeza, no comprende-. Verás, durante la Segunda Guerra Mundial fue sometida a un tremendo bombardeo, te aseguro que antes era una montaña con muchas más aristas.
-¿Y la abadía?
-Destruida. La edificación que ves ahora es completamente nueva.
-Entonces, ¿se destruyó todo, los libros también? -Paolo sabe que abadías, libros antiguos y obras de arte son sinónimos.
-¿Recuerdas lo que te comenté en el Museo Stadel de Frankfurt, que los alemanes se llevaron las obras de arte a lugares más seguros para que quedasen a salvo de los bombardeos y la destrucción?
-Sí.
-Pues aquí hicieron lo mismo.
-¡Ah!, ¿sí?
-Sí.
-Pero ¿quién bombardeó la abadía?
-Las tropas aliadas contra Alemania. -Paolo está pensativo-. Sabes que los monjes lo anotan todo y después, cuando ocurre algún caos, intentan poner a salvo esos libros y sus escritos.
-Sí.
-Pues anotaron que en octubre de 1943 se presentaron en la Abadía dos alemanes; el teniente coronel Schlegel, católico, y el capitán médico Becker, protestante.
-¿Anotaron la religión de los dos? -pregunta al mismo tiempo que pensativo, admirado, sonríe mirando al vacío de la recta de la carretera.
-Si lo piensas, es muy lógico, ya que para ellos la religión es lo más importante.
-Sí, claro.
-Se presentaron ante el abad Gregorio Diamare, que ya tenía más de ochenta años, y nada más verlo, Schlegel le dijo: ¨Yo vengo en nombre de la paz¨. En aquella reunión le informó que la edificación quedaba fuera de la línea de combate. Sus hombres no entrarían allí, lo respetarían. Situaron las defensas a media montaña dejando un espacio mínimo de trescientos metros con el monasterio. Sabían que iban perdiendo la guerra, querían ir replegándose ordenadamente y ofrecieron al abad ayudarle a poner a salvo todo el patrimonio cultural y artístico de la abadía si lo creía en peligro.
-¿Lo salvaron?
-Como te he dicho, el monasterio no, pero lo demás, incluso el diario donde aparece lo que te estoy contando, sí. ¿Recuerdas en Roma la Plaza Venecia, delante del monumento a Vittorio Emmanuel II?
-Sí.
-Pues allí fueron llegando los camiones llenos de cajas. Los soldados alemanes dejaron los uniformes y los fusiles y se metieron a carpinteros, lo embalaron todo perfectamente, libros, cuadros, reliquias. Todo preparado para su traslado y que no sufriera daño. Una hilera enorme de camiones, también los había procedentes del Museo de Nápoles. Y después, desde la plaza, al castillo de San´Angelo, ¿lo recuerdas?
-Sí -sonrió.
Claro que se acordaba perfectamente del castillo circular a la orilla del Tíber. Cuando lo visitaron hacía un frío y un aire tremendos, no paró de esconderse detrás de las almenas.
-En aquel lugar entregaron el cargamento; y mientras, en el monasterio, dos soldados alemanes a sus puertas para impedir la entrada de sus propios compañeros. Aunque no sirvió de nada..., durante cuatro horas seguidas más de doscientos aviones lo sobrevolaron y dejaron caer sus bombas sobre él.
-Pensaban que estaban los alemanes dentro...
-No se sabe. ¿Fue un error? Hay quien opina que no.
Paolo piensa, no termina de verlo claro. ¿Quién iba a querer destruir un edificio histórico?
-Si bombardearon la abadía era porque pensaban que allí estaba el enemigo, sus camiones, tanques, armamento... -termina diciendo.
-Pues es una cuestión sobre la que hay bastantes dudas, porque las tropas aliadas estaban muy bien informadas por los partisanos del partido comunista que estaban por todas partes, también por la mafia.
-¿La mafia informaba a los aliados?
-Sí, tuvo gran importancia para que fuera un éxito el desembarco que primero hicieron en Sicilia y después en la península. Muchos mafiosos como Lucky Luciano, que nacieron aquí y después emigraron a Estados Unidos, estaban en las cárceles cuando comenzó la guerra; pero tenían muchos contactos en Italia. Además, los mafiosos eran enemigos de Benito Mussolini, encarceló a la mayoría, las cárceles estaban repletas. Así que el Gobierno norteamericano pactó con la mafia. Y nada más terminar la guerra, a Lucky Luciano lo sacaron de la cárcel y lo deportaron aquí, libre, por la ayuda que prestó en la invasión aliada. Murió muy mayor, en Nápoles.
-Es increíble, los buenos y los malos pactando.
-¿Y quiénes son los buenos?
El pequeño Di Rossi sonríe, capta la ironía.
-Entonces, la gente del pueblo que estaba en contacto a diario con la abadía sabía que no había alemanes ni material bélico dentro.
-¿Los generales no creyeron en sus informantes, o no quisieron creer? -se pregunta Umberto.
-Fue innecesaria la destrucción -razona Paolo en voz alta.
-Peor que innecesaria, no solo destruyeron un edificio con más de mil años de antigüedad, además fue un grave error desde el punto de vista militar que costó la vida a muchísimas personas.
-No comprendo.
-Después del bombardeo, con las piedras procedentes de las ruinas los alemanes mejoraron sus fortificaciones y, no solamente eso, a los dos días de su destrucción los paracaidistas alemanes cayeron sobre las ruinas y se parapetaron en ellas. Con la destrucción del monasterio los hicieron más fuertes, duró más tiempo la batalla y se produjeron más muertes. -Montecassino se va quedando atrás, pero quiere que su hijo no olvide un dato. Paolo, en esa montaña que ves ahí murieron veinte mil soldados alemanes y sesenta mil soldados de las fuerzas aliadas procedentes de medio mundo; americanos, italianos, franceses, ingleses; y también marroquíes, argelinos, hindúes, neozelandeses, canadienses, brasileños y de más países; ochenta mil personas vinieron a morir aquí.
Paolo piensa en todo lo que dice su padre, detrás de esa imagen imponente y bella hay un gran sufrimiento.
-Y ahora se ve así, como si no hubiese pasado nada.
-Un día subiremos allí y verás que sí hay recuerdos, por ejemplo, un gran cementerio militar polaco que desde aquí no se ve.
-¿Polaco?
-Sí, murieron muchísimos polacos también, y ellos fueron los que realizaron el último asalto, los que pusieron la bandera de su país en todo lo alto.
Paolo no comprende, es bueno en geografía. El sistema educativo americano falla en esa materia, pero su padre al mismo tiempo que le habla de historia se la va situando geográficamente, es el método para que comprenda todo mejor. Él sabe ubicar en el mapa a Polonia, fronteriza con Alemania, piensa que los polacos debían estar en su tierra luchando contra el invasor.
-Pero Polonia hace frontera con Alemania y fue ocupada por ellos, el ghetto de Varsovia, ¿cómo estaban los polacos aquí?
-Hay un pequeño matiz que casi nunca se dice cuando se habla de la invasión de Polonia por los alemanes, y es que estos habían firmado un pacto de no agresión con Rusia; y al mismo tiempo, en secreto, habían pactado también invadir Polonia, repartírsela. Decidieron que sus habitantes se convertirían en mano de obra esclava, así que cuando Alemania invadió Polonia el uno de septiembre de 1939 y los pobres polacos estaban luchando y buscando aliados para defenderse de unas tropas que les superaban en hombres, medios y preparación, no solo no encontraron aliados, sino que a las dos semanas Rusia les atacó también. Dos ataques combinados, uno por el este y otro por el oeste. Los soldados polacos terminaron, unos, en los campos de concentración de Hitler, y otros, en los campos de concentración soviéticos de Siberia.
Umberto da tiempo a su hijo para que asimile la situación en que se encontró en breve tiempo aquel país y sus habitantes. Aún le falta por contestar la segunda parte de la pregunta, cómo habían conseguido llegar los polacos hasta Montecassino.
-Paolo, hemos hablado muchas veces que las vueltas que da la Tierra se asemeja mucho a las vueltas que da la vida, esos giros que van produciéndose al mismo tiempo que avanza, mientras el universo se expande, ¿recuerdas?
-Sí.
El pequeño Di Rossi comprendía esas ideas desde muy niño y las asumía con la mayor naturalidad, de forma muy diferente a como lo hacían compañeros de trabajo de Umberto, intelectuales; a veces se producían conversaciones donde se ponían de manifiesto conceptos complejos donde aparecía el hombre hecho un punto más que microscópico en medio de una galaxia en constante evolución. Con frecuencia se atemorizaban, se encerraban en ellos mismos y no querían saber absolutamente nada de las ideas que Umberto manifestaba.
-Pues algo parecido hicieron ellos, los polacos dieron un enorme rodeo.
Ahora el padre calla unos instantes, no para que el hijo asimile, sabe que está sobre la cuestión, analizando y avanzando; lo hace para llenar de un atractivo misterioso la narración. Siempre lo hacía así, le gustaba ver cómo el hijo se impacientaba; pero al mismo tiempo hacía que se sumergiera en la historia, le calara sintiéndola suya, así es como nunca la olvidaría.
-Verás, en junio de 1941 Alemania rompió el acuerdo de no agresión firmado con los rusos, los atacó. El Gobierno polaco que se había formado en el exilio y Rusia llegaron a un acuerdo para que los prisioneros polacos presos en ese país fuesen liberados, y así lo hicieron, setenta mil polacos se encontraron libres..., pero sin cobijo, en Siberia, viviendo en tiendas de campaña. Pasaron el invierno con temperaturas que llegaron a ser de -50º C. Un año después, en julio de 1942, Stalin, tan dictador y asesino como Hitler, permitió que los que habían sobrevivido pudieran salir de Rusia. Iniciaron una larga marcha hacia el sur; Irán, Irak... Allí, atravesando montañas, esos hombres se encontraron con un niño como tú cargado con un gran saco. Estaba cansado y hambriento, en peores condiciones que los mismos polacos. Les pidió comida y estos se la dieron, y mientras el niño comía observaron algo que les llamó la atención.
El padre para, necesita recuperar un poco de aliento y ver cómo va asimilando el relato su hijo. Montecassino quedó atrás, pero la historia tiene atrapado al pequeño Di Rossi. Da un pequeño golpe con el revés de la mano en la pierna del padre.
-Venga..., sigue contando.
-¿Sabes lo que llevaba el niño en el saco?
-No, ¿comida?
-¡Nooo...! -exclamó Umberto sonriendo mientras pensaba que en una sociedad como la actual era posible lo que acababa de decir su hijo, un saco lleno de comida y a pesar de ello pedir más, aunque a las personas a las que pides sean pobres y necesitados-. Llevaba una cría recién nacida de oso pardo que era la más hambrienta de todos.- A Paolo se le iluminaba la cara, sonríe de una manera especial-. El niño dice que lo había encontrado en una cueva, estaba solo porque unos cazadores habían matado a la madre, así que le dieron de comer al animal también.
-¿Es verdad lo que me estás contando?
-¡Sí..., claro! -Tras el momento de duda continúa-. Parece ser que uno de los soldados polacos pensó que a aquel niño le iba a costar mucho trabajo sacar adelante a la cría, así que comenzó a ofrecerle unos caramelos que llevaba a cambio del osezno, pero el niño decía que no, que no lo vendía.
Umberto mira a su hijo, está pensativo, recapacitando, probablemente poniéndose en lugar del otro niño y preguntándose que habría hecho él.
-El soldado, al tiempo que le intentaba hacer razonar, le iba ofreciendo más cosas..., unas mantas..., latas con carne...; pero el pequeño siguió diciendo que no. ¿Sabes cómo lo convenció? Paolo hizo un movimiento negativo con la cabeza-. Dicen que con un bolígrafo. Bueno yo pienso que fue con una pluma, porque en aquellos momentos era cuando se estaba desarrollando toda la técnica que trajo consigo al bolígrafo, pero a muchísimos kilómetros de distancia, y no creo que en aquellos lugares tan remotos estuviera ya presente. Eso sí, bolígrafo o pluma, fuese lo que fuese, era muy especial y así le pareció al niño -Umberto se da cuenta de que su hijo está totalmente metido en la historia, por un lado escribía y por el otro se podía extender una hoja de acero convirtiéndose en navaja. Pocas cosas mejor que esas para un niño que vivía en un lugar como aquel. Podía pintar, escribir, y cuando le hiciera falta, hacer uso de la navaja.
Vendió el pequeño oso al soldado... -Se nota que algo le ha decepcionado.
-No lo veas así, era lo mejor para todos. El oso le servía de compañía, pero la pluma y la navaja también. Además, cuando vio que al pequeño oso le faltó tiempo para tomarse varios litros de leche condensada diluida en agua que le prepararon, el niño se convenció, al igual que el oso. Paolo, a esa edad, incluso los seres humanos vuelcan todo su cariño con quién les da de comer. Así que cuando ya estuvo lleno, se pegó al costado del soldado buscando su calor y se quedó dormido. -Paolo sonríe imaginando la escena-. El niño se marchó conforme, era lo mejor para todos y, el oso, a partir de ese día buscaba siempre al mismo soldado para comer... ¡y para dormir la siesta!
-No son tontos los animales.
-¿Verdad que no? -Ríen los dos-. Le pusieron un nombre típico polaco,Wojtek, y se convirtió en la mascota de aquel grupo que llegó hasta Egipto. Ya ves, un laro trayecto en el que también le dio tiempo a crecer, a hacerse amigo de todos los polacos que llegaban hasta Alejandría para ser embarcados en acorazados británicos para traerlos a Italia a luchar contra los alemanes. Pero ¿ sabes qué ocurrió?
En su rostro aparece la preocupación al mismo tiempo que la respuesta.
-Que no permitieron que el oso subiera al barco.
-Exacto.
Sigue pensativo. Ahora busca una solución.
¨¿Cómo subir un oso a un barco británico?¨ .
Él sabe lo estrictos que son los anglosajones con las normas. No se le ocurre nada.
-¿Lo solucionaron?
-Sí..., por supuesto -le contesta sonriente y contagiándole su alegría.
-¡¿Cómo...?!
-Muy fácil, ¡lo alistaron en el ejército polaco! -Umberto suelta una risotada mientras hace movimientos afirmativos.
-Anda. ¡¿Pero cómo iban a hacer eso...?!
-Pues haciéndolo. ¿No se llamaba ya Wojtek?
-Pero papá..., ¡que era un oso...!
Paolo tiene suficiente madurez para que este tipo de cuestiones ya no le convenzan, y le viene otra vez la duda de si su padre le está contando un cuento para niños pequeños con el fin de que el viaje no se le haga pesado. Si no es cierta la historia se va a molestar bastante. Pero Umberto continúa.
-A los soldados les daba igual que fuera un oso, era su amigo y tenía nombre polaco, así que le proporcionaron todos los documentos como si fuera uno más de ellos.
Paolo no puede evitar imaginarse al oso en fila preparándose para el embarque, casi llega a verlo con un uniforme militar puesto, incluido casco, y subiendo por la pasarela hasta presentarse delante del estirado inglés que iba a permitir, o no, su paso.
-¿Y funcionó la idea? -Umberto sonríe, lo mira un momento y le pasa la mano por el pelo revolviéndoselo-. ¡Dime...! Ya solo quiere esa respuesta.
El padre hace un gesto con el dedo pulgar hacia atrás señalando dónde ha quedado la Abadía de Montecassino.
-Los alemanes que estaban en aquella montaña defendiéndose de los constantes ataques de los gurkhas y además soldados bien entrenados y experimentados de medio mundo, vieron algo que les pareció imposible: un oso que transportaba cajas de municiones, suministros, los llevaba de un lado para otro abasteciendo a sus compañeros a través de las trincheras.
A Paolo de nuevo se le ilumina la cara, pero acto seguido le surge una preocupación evidente, dado el volumen que tendría ya el animal, sería un blanco fácil.
-¿Lo mataron?
Aquí el padre no deja esperar la respuesta y niega con la cabeza.
-Se acostumbró al constante bombardeo con aviones, disparos de cañones, morteros y ametralladoras. No le asustaban..., y salió ileso..., subió con sus compañeros polacos cuando izaron la bandera en lo alto, sobre las ruinas del monasterio.
-¡Terminó la guerra y seguía vivo...! -dice Paolo asombrado.
-Así es, fue uno de los pocos supervivientes a una de las batallas más duras de la Segunda Guerra Mundial.
-¿Y dónde se quedó, aquí en Italia o siguió a los soldados hasta Polonia?
-Siguió a los soldados, pero no hasta Polonia, sino hasta el Reino Unido, a Gales, desfiló al frente de la columna con sus compañeros por las calles de Glasgow.
Paolo vuelve a imaginar la escena. Repara en que hay algo en la historia que falla, que le lleva a una constante búsqueda hacia delante. Era la forma que tenía siempre su padre de explicarle las cosas, siempre guardaba el final que no mostraba hasta que no hubiera realizado todo el recorrido y hechas todas las preguntas de aquello que no comprendía o veía extraño. Siempre había una enseñanza escondida, y su padre siempre esperaba a que él la descubriera.
-¿Por qué los trasladaron a Inglaterra? Terminada la guerra volverían a sus casas, a su país, a Polonia.
-No, no fue así. Los americanos, los franceses, los australianos, volvieron a su país, pero no los polacos, no podían.
-¿Por qué?
¨Esos hombres habían sufrido y luchado como el que más, ¿por qué no podían volver a sus casas?¨.
-Recuerda que al principio te dije que fueron invadidos por las tropas nazis y rusas. Todos lucharon contra Alemania, pero ninguno contra Rusia..., y Polonia tenía, no uno, sino dos enemigos: Alemania y Rusia.
-Es verdad...
-Cuando Alemania rompió el tratado de no agresión que había firmado con Rusia y la ataca, esta se defiende, pasan a ser enemigos; pero no olvides que Rusia también quería los territorios polacos, y no pensaba renunciar a ellos.
-Así que Polonia ayudó a liberar Italia, pero nadie le ayudó a ella a echar a los rusos.
-Efectivamente.
-No podían volver a sus casas...
-Si es que quedaba alguna de ellas en pie, porque Polonia fue el país más destruido y con más muertos de toda la Segunda Guerra Mundial. Posiblemente aquellos soldados polacos fueran los que tuvieran el concepto más claro de lo que era la libertad, por lo que estaban luchando y ayudando a los demás países, y si volvían a Polonia con un sistema totalitario, no lo soportarían. Además, les podía esperar la cárcel, sabían muy bien quién era Stalin. Cuando los rusos invadieron Polonia tomaron gran número de prisioneros, después se comprobó que no respetaron sus vidas, actuaron igual que los nazis, asesinaron a buena parte de ellos. Fosas comunes como Katyn, con veinte mil polacos ametrallados. Y no solo eso, Stalin hizo otra de sus maniobras que le confirmaba como lo que era, un hombre sin piedad. Verás, e 1944 los alemanes perdían la guerra y retrocedían por todas partes, como hemos visto. Los rusos recuperaban su territorio y de nuevo entraban en Polonia por el este. Cuando llegaron a las puertas de su capital, Varsovia, los polacos que aún quedaban dentro se rebelaron contra los alemanes, fue lo que se llamó La insurrección de Varsovia. En ese momento se podían haber aliado rusos y polacos contra los alemanes, era lo que esperaban los habitantes de aquella ciudad ocupada durante toda la guerra; pero Stalin dio orden de esperar, de no intervenir. Sesenta y tres días estuvieron luchando los habitantes de Varsovia contra los alemanes. Fue un verdadero martirio, doscientos mil polacos murieron y la ciudad quedó totalmente destruida, mientras los soldados rusos lo contemplaban todo sin poder intervenir por las órdenes recibidas. En la Segunda Guerra Mundial murieron más de seis millones de polacos, de ellos, la mitad eran judíos, el 90% de su comunidad murió. Paolo, los grandes campos de exterminio como Auschwitz, Treblinca, Sobibor, Belzec, Chelmno, Maidanek..., estaban en Polonia.
-Entonces, los polacos que lucharon en Montecassino no volvieron a su tierra.
-No.
-¿Y qué fue del Wojtek?
-Quisieron ponerlo en libertad en algún bosque, pero las autoridades no lo permitieron, así que... -Umberto hace un gesto que Paolo interpreta como que no le va a gustar el final.
No piensa la respuesta.
-Al zoo -dice Paolo con cara triste y su aíre tímido mirando desde abajo al padre que asiente con la cabeza.
En otro caso, igual le hubiera parecido el destino lógico de Wojtek, pero en este caso..., también él ha luchado por la libertad, como sus compañeros.
-¿Le gustó? -pregunta Paolo esperanzado.
El padre mueve la cabeza negativamente.
-Murió muy triste.
-No es justo.
-Lo sé.
No es normal ese final en las historias que le suele contar.
En Frosinone la contaminación ya es tremenda. Pronto llegarán a Roma, no entrarán, la circunvalarán por la derecha si tienen suerte de no equivocarse, cosa fácil en su padre con un volante en las manos y siempre pensando en sus cosas. Pasaba de estar hablando con él a la abstracción absoluta.
Umberto permanece en silencio durante un rato a propósito, para que impregne bien en su hijo esa sensación de injusticia, al fin y al cabo son solo minutos, para los polacos fueron cuarenta y cinco años.
Mira a Paolo, parece distraído observando el turbio paisaje a través de la empañada ventanilla.
¨Seguro que está dándole vueltas a la historia¨ .
-Y sin embargo fíjate cómo es la vida, Paolo, pasados más de treinta años de la batalla de Montecassino y de la masacre de Varsovia, un hombre solo, un polaco, viene de su tierra hasta aquí, a Roma, Al Vaticano, y es elegido Papa. El primer Papa no italiano en casi quinientos años es un polaco..., JUAN PABLO II. En su país siguen bajo la dictadura del comunismo soviético y él es consciente de la posición que tiene, de que puede luchar por la libertad de su pueblo. ¨Aunque éramos aliados de los vencedores, nos hallamos en la situación de los derrotados¨ , llegó a decir. Y de esa cuestión también son conscientes los gobernantes rusos. Aquel hombre, KAROL WOJTYLA, AHORA ERA PAPA. La autoridad moral más importante del mundo occidental..., un polaco. Los miedos se vieron confirmados cuando al poco tiempo regresó en visita oficial a su tierra. La gente le aclamaba enardecida cuando hablaba de los derechos humanos. Aquel hombre estaba desestabilizando toda la Europa central y oriental bajo dominio ruso. Era un peligro. No lo dudaron, rápidamente los mandatarios rusos tuvieron un objetivo y un trabajo por hacer: matar al Papa.
-Fue cuando iba recorriendo en coche la Plaza de San Pedro y le dispararon.
-Efectivamente, en 1981 un fanático turco le disparó y le hirió gravemente. Detrás del hombre que atentó contra Juan Pablo II estaban los servicios secretos búlgaros, y detrás de estos, el KGB soviético.
-Rusia siguió oprimiendo a Polonia...
-A Polonia y a media Europa, recuerda, Alemania seguía dividida en dos, la del este con una dictadura comunista y la del oeste con una democracia; Y UN MURO DE POR MEDIO QUE COSTÓ LA VIDA A MUCHOS DE LOS QUE INTENTARON TRAPASARLO. Pero hay que reconocer una cosa...
-¿Qué?
-Que los rusos tenían razón. Plantó la semilla de la libertad, y esta creció.

No se equivoca. Hace perfecta la circunvalación de la capital y se dirigen a Nepi, unos cuarenta kilómetros al norte de Roma.
Ya falta poco, piensan en ese puente que gran cantidad de personas y expertos han buscado a través de los siglos por todas partes, en el lago Como, a lo largo del río Arno..., ese puente que aparece en el lateral derecho, a la altura del hombro de la Gioconda.
El paisaje del cuadro de Leonardo da Vinci es un misterio, al igual que su protagonista.

ANTONIO BUSTOS BAENA.
EL SECRETO DE LEONARDO DA VINCI
LXI
A un metro de distancia sigue a su padre. Bajan los escalones, el rellano. En un rincón negro pegado a la pared destaca el colorido de los restos del calidoscopio destrozado, machacado hasta quedar reducido a trocitos pequeños. Y un nuevo tramo de las escaleras que proyectan la sucia y oscura calle hacia abajo.
El adoquinado con el que están asfaltadas las calles y los giros bruscos, casi constantes, que realiza Umberto para evitar las motocicletas que se meten por cualquier sitio, incluso en dirección prohibida, parece que va a terminar con los pocos días que le quedan a este viejo Lancia Ypsilon gris que Giambattista, el amigo policía de su padre, le ha dejado para efectuar el viaje que ahora inician.
Umberto consigue salir del desordenado avispero de coches, motos, furgonetas y gente que por todas partes inundan la calzada sin la más mínima precaución. Al poco, ya más en el interior de la península, aparecen a la derecha las montañas nevadas. Umberto conecta la calefacción y los cristales se empañan. Además, una gran contaminación negruzca nubla aún más la visión. El hijo observa cómo el padre afina la vista y pasa un pañuelo de papel por el parabrisas, menos mal que la autovía está llena de largas rectas. Apenas hablan, los dos piensan en sus cosas.
Ha pasado un buen rato cuando Umberto extiende el brazo y señala hacia el lateral derecho. Un monte alto, redondeado, con una gran edificación arriba. Paolo ya lo había visto.
-¿Qué es?
-La Abadía de Montecassino.
-¿Una abadía? ¿Monjes?
-Sí, monjas y monjes benedictinos.
-Una pena la contaminación...
Ver los pequeños pueblos, las antiguas iglesias en medio de los campos rodeados de aire limpio no es posible en esta parte de Italia.
-Desde que se construyó en la primera mitad del siglo VI se convirtió en el monumento más importante de toda Europa. No estaban solo dedicados a las oraciones y el culto. Fue un importante centro de enseñanza. La escuela de medicina de Salerno, que tenía gran fama en la antigüedad, fue creada por monjes que provenían de esta abadía. -Paolo mira absorto y con respeto la imagen-. ¿Ves la forma redondeada de la montaña?
-Sí.
-Es obra del hombre. -Paolo hace un gesto de extrañeza, no comprende-. Verás, durante la Segunda Guerra Mundial fue sometida a un tremendo bombardeo, te aseguro que antes era una montaña con muchas más aristas.
-¿Y la abadía?
-Destruida. La edificación que ves ahora es completamente nueva.
-Entonces, ¿se destruyó todo, los libros también? -Paolo sabe que abadías, libros antiguos y obras de arte son sinónimos.
-¿Recuerdas lo que te comenté en el Museo Stadel de Frankfurt, que los alemanes se llevaron las obras de arte a lugares más seguros para que quedasen a salvo de los bombardeos y la destrucción?
-Sí.
-Pues aquí hicieron lo mismo.
-¡Ah!, ¿sí?
-Sí.
-Pero ¿quién bombardeó la abadía?
-Las tropas aliadas contra Alemania. -Paolo está pensativo-. Sabes que los monjes lo anotan todo y después, cuando ocurre algún caos, intentan poner a salvo esos libros y sus escritos.
-Sí.
-Pues anotaron que en octubre de 1943 se presentaron en la Abadía dos alemanes; el teniente coronel Schlegel, católico, y el capitán médico Becker, protestante.
-¿Anotaron la religión de los dos? -pregunta al mismo tiempo que pensativo, admirado, sonríe mirando al vacío de la recta de la carretera.
-Si lo piensas, es muy lógico, ya que para ellos la religión es lo más importante.
-Sí, claro.
-Se presentaron ante el abad Gregorio Diamare, que ya tenía más de ochenta años, y nada más verlo, Schlegel le dijo: ¨Yo vengo en nombre de la paz¨. En aquella reunión le informó que la edificación quedaba fuera de la línea de combate. Sus hombres no entrarían allí, lo respetarían. Situaron las defensas a media montaña dejando un espacio mínimo de trescientos metros con el monasterio. Sabían que iban perdiendo la guerra, querían ir replegándose ordenadamente y ofrecieron al abad ayudarle a poner a salvo todo el patrimonio cultural y artístico de la abadía si lo creía en peligro.
-¿Lo salvaron?
-Como te he dicho, el monasterio no, pero lo demás, incluso el diario donde aparece lo que te estoy contando, sí. ¿Recuerdas en Roma la Plaza Venecia, delante del monumento a Vittorio Emmanuel II?
-Sí.
-Pues allí fueron llegando los camiones llenos de cajas. Los soldados alemanes dejaron los uniformes y los fusiles y se metieron a carpinteros, lo embalaron todo perfectamente, libros, cuadros, reliquias. Todo preparado para su traslado y que no sufriera daño. Una hilera enorme de camiones, también los había procedentes del Museo de Nápoles. Y después, desde la plaza, al castillo de San´Angelo, ¿lo recuerdas?
-Sí -sonrió.
Claro que se acordaba perfectamente del castillo circular a la orilla del Tíber. Cuando lo visitaron hacía un frío y un aire tremendos, no paró de esconderse detrás de las almenas.
-En aquel lugar entregaron el cargamento; y mientras, en el monasterio, dos soldados alemanes a sus puertas para impedir la entrada de sus propios compañeros. Aunque no sirvió de nada..., durante cuatro horas seguidas más de doscientos aviones lo sobrevolaron y dejaron caer sus bombas sobre él.
-Pensaban que estaban los alemanes dentro...
-No se sabe. ¿Fue un error? Hay quien opina que no.
Paolo piensa, no termina de verlo claro. ¿Quién iba a querer destruir un edificio histórico?
-Si bombardearon la abadía era porque pensaban que allí estaba el enemigo, sus camiones, tanques, armamento... -termina diciendo.
-Pues es una cuestión sobre la que hay bastantes dudas, porque las tropas aliadas estaban muy bien informadas por los partisanos del partido comunista que estaban por todas partes, también por la mafia.
-¿La mafia informaba a los aliados?
-Sí, tuvo gran importancia para que fuera un éxito el desembarco que primero hicieron en Sicilia y después en la península. Muchos mafiosos como Lucky Luciano, que nacieron aquí y después emigraron a Estados Unidos, estaban en las cárceles cuando comenzó la guerra; pero tenían muchos contactos en Italia. Además, los mafiosos eran enemigos de Benito Mussolini, encarceló a la mayoría, las cárceles estaban repletas. Así que el Gobierno norteamericano pactó con la mafia. Y nada más terminar la guerra, a Lucky Luciano lo sacaron de la cárcel y lo deportaron aquí, libre, por la ayuda que prestó en la invasión aliada. Murió muy mayor, en Nápoles.
-Es increíble, los buenos y los malos pactando.
-¿Y quiénes son los buenos?
El pequeño Di Rossi sonríe, capta la ironía.
-Entonces, la gente del pueblo que estaba en contacto a diario con la abadía sabía que no había alemanes ni material bélico dentro.
-¿Los generales no creyeron en sus informantes, o no quisieron creer? -se pregunta Umberto.
-Fue innecesaria la destrucción -razona Paolo en voz alta.
-Peor que innecesaria, no solo destruyeron un edificio con más de mil años de antigüedad, además fue un grave error desde el punto de vista militar que costó la vida a muchísimas personas.
-No comprendo.
-Después del bombardeo, con las piedras procedentes de las ruinas los alemanes mejoraron sus fortificaciones y, no solamente eso, a los dos días de su destrucción los paracaidistas alemanes cayeron sobre las ruinas y se parapetaron en ellas. Con la destrucción del monasterio los hicieron más fuertes, duró más tiempo la batalla y se produjeron más muertes. -Montecassino se va quedando atrás, pero quiere que su hijo no olvide un dato. Paolo, en esa montaña que ves ahí murieron veinte mil soldados alemanes y sesenta mil soldados de las fuerzas aliadas procedentes de medio mundo; americanos, italianos, franceses, ingleses; y también marroquíes, argelinos, hindúes, neozelandeses, canadienses, brasileños y de más países; ochenta mil personas vinieron a morir aquí.
Paolo piensa en todo lo que dice su padre, detrás de esa imagen imponente y bella hay un gran sufrimiento.
-Y ahora se ve así, como si no hubiese pasado nada.
-Un día subiremos allí y verás que sí hay recuerdos, por ejemplo, un gran cementerio militar polaco que desde aquí no se ve.
-¿Polaco?
-Sí, murieron muchísimos polacos también, y ellos fueron los que realizaron el último asalto, los que pusieron la bandera de su país en todo lo alto.
Paolo no comprende, es bueno en geografía. El sistema educativo americano falla en esa materia, pero su padre al mismo tiempo que le habla de historia se la va situando geográficamente, es el método para que comprenda todo mejor. Él sabe ubicar en el mapa a Polonia, fronteriza con Alemania, piensa que los polacos debían estar en su tierra luchando contra el invasor.
-Pero Polonia hace frontera con Alemania y fue ocupada por ellos, el ghetto de Varsovia, ¿cómo estaban los polacos aquí?
-Hay un pequeño matiz que casi nunca se dice cuando se habla de la invasión de Polonia por los alemanes, y es que estos habían firmado un pacto de no agresión con Rusia; y al mismo tiempo, en secreto, habían pactado también invadir Polonia, repartírsela. Decidieron que sus habitantes se convertirían en mano de obra esclava, así que cuando Alemania invadió Polonia el uno de septiembre de 1939 y los pobres polacos estaban luchando y buscando aliados para defenderse de unas tropas que les superaban en hombres, medios y preparación, no solo no encontraron aliados, sino que a las dos semanas Rusia les atacó también. Dos ataques combinados, uno por el este y otro por el oeste. Los soldados polacos terminaron, unos, en los campos de concentración de Hitler, y otros, en los campos de concentración soviéticos de Siberia.
Umberto da tiempo a su hijo para que asimile la situación en que se encontró en breve tiempo aquel país y sus habitantes. Aún le falta por contestar la segunda parte de la pregunta, cómo habían conseguido llegar los polacos hasta Montecassino.
-Paolo, hemos hablado muchas veces que las vueltas que da la Tierra se asemeja mucho a las vueltas que da la vida, esos giros que van produciéndose al mismo tiempo que avanza, mientras el universo se expande, ¿recuerdas?
-Sí.
El pequeño Di Rossi comprendía esas ideas desde muy niño y las asumía con la mayor naturalidad, de forma muy diferente a como lo hacían compañeros de trabajo de Umberto, intelectuales; a veces se producían conversaciones donde se ponían de manifiesto conceptos complejos donde aparecía el hombre hecho un punto más que microscópico en medio de una galaxia en constante evolución. Con frecuencia se atemorizaban, se encerraban en ellos mismos y no querían saber absolutamente nada de las ideas que Umberto manifestaba.
-Pues algo parecido hicieron ellos, los polacos dieron un enorme rodeo.
Ahora el padre calla unos instantes, no para que el hijo asimile, sabe que está sobre la cuestión, analizando y avanzando; lo hace para llenar de un atractivo misterioso la narración. Siempre lo hacía así, le gustaba ver cómo el hijo se impacientaba; pero al mismo tiempo hacía que se sumergiera en la historia, le calara sintiéndola suya, así es como nunca la olvidaría.
-Verás, en junio de 1941 Alemania rompió el acuerdo de no agresión firmado con los rusos, los atacó. El Gobierno polaco que se había formado en el exilio y Rusia llegaron a un acuerdo para que los prisioneros polacos presos en ese país fuesen liberados, y así lo hicieron, setenta mil polacos se encontraron libres..., pero sin cobijo, en Siberia, viviendo en tiendas de campaña. Pasaron el invierno con temperaturas que llegaron a ser de -50º C. Un año después, en julio de 1942, Stalin, tan dictador y asesino como Hitler, permitió que los que habían sobrevivido pudieran salir de Rusia. Iniciaron una larga marcha hacia el sur; Irán, Irak... Allí, atravesando montañas, esos hombres se encontraron con un niño como tú cargado con un gran saco. Estaba cansado y hambriento, en peores condiciones que los mismos polacos. Les pidió comida y estos se la dieron, y mientras el niño comía observaron algo que les llamó la atención.
El padre para, necesita recuperar un poco de aliento y ver cómo va asimilando el relato su hijo. Montecassino quedó atrás, pero la historia tiene atrapado al pequeño Di Rossi. Da un pequeño golpe con el revés de la mano en la pierna del padre.
-Venga..., sigue contando.
-¿Sabes lo que llevaba el niño en el saco?
-No, ¿comida?
-¡Nooo...! -exclamó Umberto sonriendo mientras pensaba que en una sociedad como la actual era posible lo que acababa de decir su hijo, un saco lleno de comida y a pesar de ello pedir más, aunque a las personas a las que pides sean pobres y necesitados-. Llevaba una cría recién nacida de oso pardo que era la más hambrienta de todos.- A Paolo se le iluminaba la cara, sonríe de una manera especial-. El niño dice que lo había encontrado en una cueva, estaba solo porque unos cazadores habían matado a la madre, así que le dieron de comer al animal también.
-¿Es verdad lo que me estás contando?
-¡Sí..., claro! -Tras el momento de duda continúa-. Parece ser que uno de los soldados polacos pensó que a aquel niño le iba a costar mucho trabajo sacar adelante a la cría, así que comenzó a ofrecerle unos caramelos que llevaba a cambio del osezno, pero el niño decía que no, que no lo vendía.
Umberto mira a su hijo, está pensativo, recapacitando, probablemente poniéndose en lugar del otro niño y preguntándose que habría hecho él.
-El soldado, al tiempo que le intentaba hacer razonar, le iba ofreciendo más cosas..., unas mantas..., latas con carne...; pero el pequeño siguió diciendo que no. ¿Sabes cómo lo convenció? Paolo hizo un movimiento negativo con la cabeza-. Dicen que con un bolígrafo. Bueno yo pienso que fue con una pluma, porque en aquellos momentos era cuando se estaba desarrollando toda la técnica que trajo consigo al bolígrafo, pero a muchísimos kilómetros de distancia, y no creo que en aquellos lugares tan remotos estuviera ya presente. Eso sí, bolígrafo o pluma, fuese lo que fuese, era muy especial y así le pareció al niño -Umberto se da cuenta de que su hijo está totalmente metido en la historia, por un lado escribía y por el otro se podía extender una hoja de acero convirtiéndose en navaja. Pocas cosas mejor que esas para un niño que vivía en un lugar como aquel. Podía pintar, escribir, y cuando le hiciera falta, hacer uso de la navaja.
Vendió el pequeño oso al soldado... -Se nota que algo le ha decepcionado.
-No lo veas así, era lo mejor para todos. El oso le servía de compañía, pero la pluma y la navaja también. Además, cuando vio que al pequeño oso le faltó tiempo para tomarse varios litros de leche condensada diluida en agua que le prepararon, el niño se convenció, al igual que el oso. Paolo, a esa edad, incluso los seres humanos vuelcan todo su cariño con quién les da de comer. Así que cuando ya estuvo lleno, se pegó al costado del soldado buscando su calor y se quedó dormido. -Paolo sonríe imaginando la escena-. El niño se marchó conforme, era lo mejor para todos y, el oso, a partir de ese día buscaba siempre al mismo soldado para comer... ¡y para dormir la siesta!
-No son tontos los animales.
-¿Verdad que no? -Ríen los dos-. Le pusieron un nombre típico polaco,Wojtek, y se convirtió en la mascota de aquel grupo que llegó hasta Egipto. Ya ves, un laro trayecto en el que también le dio tiempo a crecer, a hacerse amigo de todos los polacos que llegaban hasta Alejandría para ser embarcados en acorazados británicos para traerlos a Italia a luchar contra los alemanes. Pero ¿ sabes qué ocurrió?
En su rostro aparece la preocupación al mismo tiempo que la respuesta.
-Que no permitieron que el oso subiera al barco.
-Exacto.
Sigue pensativo. Ahora busca una solución.
¨¿Cómo subir un oso a un barco británico?¨ .
Él sabe lo estrictos que son los anglosajones con las normas. No se le ocurre nada.
-¿Lo solucionaron?
-Sí..., por supuesto -le contesta sonriente y contagiándole su alegría.
-¡¿Cómo...?!
-Muy fácil, ¡lo alistaron en el ejército polaco! -Umberto suelta una risotada mientras hace movimientos afirmativos.
-Anda. ¡¿Pero cómo iban a hacer eso...?!
-Pues haciéndolo. ¿No se llamaba ya Wojtek?
-Pero papá..., ¡que era un oso...!
Paolo tiene suficiente madurez para que este tipo de cuestiones ya no le convenzan, y le viene otra vez la duda de si su padre le está contando un cuento para niños pequeños con el fin de que el viaje no se le haga pesado. Si no es cierta la historia se va a molestar bastante. Pero Umberto continúa.
-A los soldados les daba igual que fuera un oso, era su amigo y tenía nombre polaco, así que le proporcionaron todos los documentos como si fuera uno más de ellos.
Paolo no puede evitar imaginarse al oso en fila preparándose para el embarque, casi llega a verlo con un uniforme militar puesto, incluido casco, y subiendo por la pasarela hasta presentarse delante del estirado inglés que iba a permitir, o no, su paso.
-¿Y funcionó la idea? -Umberto sonríe, lo mira un momento y le pasa la mano por el pelo revolviéndoselo-. ¡Dime...! Ya solo quiere esa respuesta.
El padre hace un gesto con el dedo pulgar hacia atrás señalando dónde ha quedado la Abadía de Montecassino.
-Los alemanes que estaban en aquella montaña defendiéndose de los constantes ataques de los gurkhas y además soldados bien entrenados y experimentados de medio mundo, vieron algo que les pareció imposible: un oso que transportaba cajas de municiones, suministros, los llevaba de un lado para otro abasteciendo a sus compañeros a través de las trincheras.
A Paolo de nuevo se le ilumina la cara, pero acto seguido le surge una preocupación evidente, dado el volumen que tendría ya el animal, sería un blanco fácil.
-¿Lo mataron?
Aquí el padre no deja esperar la respuesta y niega con la cabeza.
-Se acostumbró al constante bombardeo con aviones, disparos de cañones, morteros y ametralladoras. No le asustaban..., y salió ileso..., subió con sus compañeros polacos cuando izaron la bandera en lo alto, sobre las ruinas del monasterio.
-¡Terminó la guerra y seguía vivo...! -dice Paolo asombrado.
-Así es, fue uno de los pocos supervivientes a una de las batallas más duras de la Segunda Guerra Mundial.
-¿Y dónde se quedó, aquí en Italia o siguió a los soldados hasta Polonia?
-Siguió a los soldados, pero no hasta Polonia, sino hasta el Reino Unido, a Gales, desfiló al frente de la columna con sus compañeros por las calles de Glasgow.
Paolo vuelve a imaginar la escena. Repara en que hay algo en la historia que falla, que le lleva a una constante búsqueda hacia delante. Era la forma que tenía siempre su padre de explicarle las cosas, siempre guardaba el final que no mostraba hasta que no hubiera realizado todo el recorrido y hechas todas las preguntas de aquello que no comprendía o veía extraño. Siempre había una enseñanza escondida, y su padre siempre esperaba a que él la descubriera.
-¿Por qué los trasladaron a Inglaterra? Terminada la guerra volverían a sus casas, a su país, a Polonia.
-No, no fue así. Los americanos, los franceses, los australianos, volvieron a su país, pero no los polacos, no podían.
-¿Por qué?
¨Esos hombres habían sufrido y luchado como el que más, ¿por qué no podían volver a sus casas?¨.
-Recuerda que al principio te dije que fueron invadidos por las tropas nazis y rusas. Todos lucharon contra Alemania, pero ninguno contra Rusia..., y Polonia tenía, no uno, sino dos enemigos: Alemania y Rusia.
-Es verdad...
-Cuando Alemania rompió el tratado de no agresión que había firmado con Rusia y la ataca, esta se defiende, pasan a ser enemigos; pero no olvides que Rusia también quería los territorios polacos, y no pensaba renunciar a ellos.
-Así que Polonia ayudó a liberar Italia, pero nadie le ayudó a ella a echar a los rusos.
-Efectivamente.
-No podían volver a sus casas...
-Si es que quedaba alguna de ellas en pie, porque Polonia fue el país más destruido y con más muertos de toda la Segunda Guerra Mundial. Posiblemente aquellos soldados polacos fueran los que tuvieran el concepto más claro de lo que era la libertad, por lo que estaban luchando y ayudando a los demás países, y si volvían a Polonia con un sistema totalitario, no lo soportarían. Además, les podía esperar la cárcel, sabían muy bien quién era Stalin. Cuando los rusos invadieron Polonia tomaron gran número de prisioneros, después se comprobó que no respetaron sus vidas, actuaron igual que los nazis, asesinaron a buena parte de ellos. Fosas comunes como Katyn, con veinte mil polacos ametrallados. Y no solo eso, Stalin hizo otra de sus maniobras que le confirmaba como lo que era, un hombre sin piedad. Verás, e 1944 los alemanes perdían la guerra y retrocedían por todas partes, como hemos visto. Los rusos recuperaban su territorio y de nuevo entraban en Polonia por el este. Cuando llegaron a las puertas de su capital, Varsovia, los polacos que aún quedaban dentro se rebelaron contra los alemanes, fue lo que se llamó La insurrección de Varsovia. En ese momento se podían haber aliado rusos y polacos contra los alemanes, era lo que esperaban los habitantes de aquella ciudad ocupada durante toda la guerra; pero Stalin dio orden de esperar, de no intervenir. Sesenta y tres días estuvieron luchando los habitantes de Varsovia contra los alemanes. Fue un verdadero martirio, doscientos mil polacos murieron y la ciudad quedó totalmente destruida, mientras los soldados rusos lo contemplaban todo sin poder intervenir por las órdenes recibidas. En la Segunda Guerra Mundial murieron más de seis millones de polacos, de ellos, la mitad eran judíos, el 90% de su comunidad murió. Paolo, los grandes campos de exterminio como Auschwitz, Treblinca, Sobibor, Belzec, Chelmno, Maidanek..., estaban en Polonia.
-Entonces, los polacos que lucharon en Montecassino no volvieron a su tierra.
-No.
-¿Y qué fue del Wojtek?
-Quisieron ponerlo en libertad en algún bosque, pero las autoridades no lo permitieron, así que... -Umberto hace un gesto que Paolo interpreta como que no le va a gustar el final.
No piensa la respuesta.
-Al zoo -dice Paolo con cara triste y su aíre tímido mirando desde abajo al padre que asiente con la cabeza.
En otro caso, igual le hubiera parecido el destino lógico de Wojtek, pero en este caso..., también él ha luchado por la libertad, como sus compañeros.
-¿Le gustó? -pregunta Paolo esperanzado.
El padre mueve la cabeza negativamente.
-Murió muy triste.
-No es justo.
-Lo sé.
No es normal ese final en las historias que le suele contar.
En Frosinone la contaminación ya es tremenda. Pronto llegarán a Roma, no entrarán, la circunvalarán por la derecha si tienen suerte de no equivocarse, cosa fácil en su padre con un volante en las manos y siempre pensando en sus cosas. Pasaba de estar hablando con él a la abstracción absoluta.
Umberto permanece en silencio durante un rato a propósito, para que impregne bien en su hijo esa sensación de injusticia, al fin y al cabo son solo minutos, para los polacos fueron cuarenta y cinco años.
Mira a Paolo, parece distraído observando el turbio paisaje a través de la empañada ventanilla.
¨Seguro que está dándole vueltas a la historia¨ .
-Y sin embargo fíjate cómo es la vida, Paolo, pasados más de treinta años de la batalla de Montecassino y de la masacre de Varsovia, un hombre solo, un polaco, viene de su tierra hasta aquí, a Roma, Al Vaticano, y es elegido Papa. El primer Papa no italiano en casi quinientos años es un polaco..., JUAN PABLO II. En su país siguen bajo la dictadura del comunismo soviético y él es consciente de la posición que tiene, de que puede luchar por la libertad de su pueblo. ¨Aunque éramos aliados de los vencedores, nos hallamos en la situación de los derrotados¨ , llegó a decir. Y de esa cuestión también son conscientes los gobernantes rusos. Aquel hombre, KAROL WOJTYLA, AHORA ERA PAPA. La autoridad moral más importante del mundo occidental..., un polaco. Los miedos se vieron confirmados cuando al poco tiempo regresó en visita oficial a su tierra. La gente le aclamaba enardecida cuando hablaba de los derechos humanos. Aquel hombre estaba desestabilizando toda la Europa central y oriental bajo dominio ruso. Era un peligro. No lo dudaron, rápidamente los mandatarios rusos tuvieron un objetivo y un trabajo por hacer: matar al Papa.
-Fue cuando iba recorriendo en coche la Plaza de San Pedro y le dispararon.
-Efectivamente, en 1981 un fanático turco le disparó y le hirió gravemente. Detrás del hombre que atentó contra Juan Pablo II estaban los servicios secretos búlgaros, y detrás de estos, el KGB soviético.
-Rusia siguió oprimiendo a Polonia...
-A Polonia y a media Europa, recuerda, Alemania seguía dividida en dos, la del este con una dictadura comunista y la del oeste con una democracia; Y UN MURO DE POR MEDIO QUE COSTÓ LA VIDA A MUCHOS DE LOS QUE INTENTARON TRAPASARLO. Pero hay que reconocer una cosa...
-¿Qué?
-Que los rusos tenían razón. Plantó la semilla de la libertad, y esta creció.

No se equivoca. Hace perfecta la circunvalación de la capital y se dirigen a Nepi, unos cuarenta kilómetros al norte de Roma.
Ya falta poco, piensan en ese puente que gran cantidad de personas y expertos han buscado a través de los siglos por todas partes, en el lago Como, a lo largo del río Arno..., ese puente que aparece en el lateral derecho, a la altura del hombro de la Gioconda.
El paisaje del cuadro de Leonardo da Vinci es un misterio, al igual que su protagonista.

ANTONIO BUSTOS BAENA.