martes, 31 de mayo de 2016

DESOLACIÓN.D.HUELLA.


Atardece en estos apagados pueblos
Aún el cielo está azul,la noche avanza.
En el horizonte deslumbra los destellos,
Que bañan la desnuda aldea que agoniza,
En pinceladas de rosas-anaranjados,
Transcurre el tiempo pesadamente,
Nos envuelve y nos sentimos atrapados
La vida pasa con calma,muy lentamente,
Ahora las farolas comienzan a despertar,
Ya los pájaros dejaron de cantar,
Las luces superpuestas son mezcladas
Como aceite en el agua
Como piel en la enagua
Mientras la noche agranda sus zancadas
Las flores se encierran y recogen.
Extraño invierno,tan suave,tan liviano
Recorriendo calles y plazas vacías que sobrecogen
En cuerpo y alma al ser humano.
¡Ay! Lejanos habitantes de este pueblo
que marchasteis dejando aquí al abuelo
¿que fue de la casa y de las tierras?
Sólo quedan paredes en lágrimas de piedras
¿qué fue del calor de la leña en el hogar,
de las partidas y tertulias en nuestro bar?

A Otilia y Antonino.
Salinas del Manzano,Cuenca.
12 de enero de 2004.

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

lunes, 30 de mayo de 2016

DESPUÉS DE UN GOLPE DE AGUA NECESARIO.



Después de un golpe de agua necesario
al pan que avaloró la barbechera,
en una principiante primavera
el mundo vuelve al día originario.

Un religioso aroma de incensario
hace la rama, el surco y la ladera
y es la vida más dulce que una pera,
y todo crece más que de ordinario.

Gotea el aire miel y mansedumbre,
y el ojo del pastor y el campesino
despeja a gozos su visión sombría.

¡Qué esbelta y renovada está la cumbre!
El cielo, amor, el cielo nos previno
para después de un llanto una alegría.

MIGUEL HERNÁNDEZ.

domingo, 29 de mayo de 2016

LOS TRES FALSOS MAESTROS,RAMIRO

  A menudo los falsarios y embaucadores tienden a asociarse. Éste es el caso de tres falsos maestros que se habían unido para apoyarse unos a otros con sus respectivos embustes y explotar a los incautos. Con sus túnicas de primorosa seda, sus lenguas y respetables barbas y sus conocimientos de las Escrituras, eran capaces de deslumbrar a las gentes sencillas y así conseguir dinero, celebridad y poder. Uno de ellos aseveraba que había hallado el elixir de la inmortalidad, y que un día se decidiría a compartirlo con los demás; el segundo aseguraba que era capaz de levitar y que les mostraría tal proeza a aquellos aspirantes espirituales que realmente se lo merecieran; el tercero afirmaba ser un formidable clarividente y ver todos los peligros que ocultaba el futuro. De este modo, estos charlatanes se aprovechaban sin ningún escrúpulo de la ingenuidad de sus devotos y conseguían pingües beneficios. Pero el destino es insondable e impredecible, y antes o después demuestra su inexorable poder.
Para evidenciar aún más su santidad, los tres supuestos maestros anunciaron a bombo y platillo una larga peregrinación a pie y se pusieron en marcha. Iban por un camino serpenteante, bordeando un profundo precipicio, cuando se produjo un desprendimiento de tierra y cayeron al abismo encontrando la muerte. El clarividente nada había visto, el que podía levitar no flotó en el aire y el que había conseguido la pócima de la inmortalidad fue el primero de ellos en morir. Ninguno de los tres pícaros pudo burlar el destino.

REFLEXIÓN

Desafortunadamente, proliferan los falsos guías espirituales, en busca de poder y riquezas. Así han surgido, desde hace años, tanto en Oriente como en Occidente, falsos maestros que se dedican a embaucar a buscadores de buena fe que no han desarrollado lo suficiente su discernimiento para desenmascararlos o que tienen tanta necesidad de ser guiados que no distinguen entre el mentor honesto y el deshonesto. Esos falsos maestros recurren a toda suerte de artimañas para engatusar a sus devotos. Son charlatanes sin escrúpulos y, como no exigen verdadera disciplina ni esfuerzos de autorrealización por parte de aquellos y saben embaucarlos, consiguen un gran número de ellos, que no ponen a prueba al preceptor. Sacan al devoto de su jaula para introducirlo en la suya; para eso es mucho mejor seguir en la propia cárcel. Tienen un ego desmedido, un ego-rascacielos. El gran santo y yogui de la India era muy crítico al respecto y decía: ¨Las personas con un poquito de poder oculto consiguen cosas como nombre o fama. Muchas de ellas quieren la profesión de gurús, ganar el reconocimiento de la gente y hacer discípulos y devotos. La gente dice de tal gurú: ¨¡Ah, le va muy bien! ¡Cuánta gente le visita! Tiene muchos discípulos y seguidores. Su casa luce bien, amueblada y decorada. La gente le lleva regalos. Tiene un poder tal que puede dar de comer a muchas personas si lo desea¨. La profesión de maestro se parece a la de una prostituta. Es la venta de uno mismo por bagatelas tales como dinero, honor y comodidades materiales¨.
Desarrolla el entendimiento puro y no dejes de poner a prueba al maestro. Si tanta necesidad de maestro tienes dicen los yoguis- conviértete tú mismo en tu maestro. Nisargadatta aseveraba: ¨Tú eres tu último maestro. Tu maestro exterior no es más que una señal indicadora. Sólo el interior seguirá contigo a lo largo de todo el camino hacia la meta, porque él es la meta¨.

RAMIRO A. CALLE.

NO TE DES POR VENCIDO.FARID.

  Los que fracasan es porque se dan por vencidos en los primeros obstáculos. Su mente no produce ideas para el éxito, porque dice: "No sirvo para esto", "Soy de mala suerte", "Estamos en crisis", etc. Los que triunfan piensan: "Si otros pueden yo también, "No soy inferior a los que tienen éxito", "Debo probarme a mí mismo que sí soy capaz". Recuerda que la victoria sólo es de los que persisten, de los que se levantan cuando han caído, porque tienen confianza en que así podrán vencer.

Los que triunfan y los que fracasan tienen similares dificultades, similares derrotas y obstáculos. Pero los triunfadores están obsesionados con la idea del éxito y no están dispuestos a darse por vencidos sino a vencer. Y al final son éstos los que sobresalen, los que se destacan en la venta.

JOSÉ FARID H.

sábado, 28 de mayo de 2016

UNA INTERIOR CADENA.


Una interior cadena de suspiros
al cuello llevo crudamente echada,
y en cada ojo, en cada mano, en cada
labio dos riendas fuertes como tiros.


Cuando a la soledad de estos retiros
vengo a olvidar tu ausencia inolvidada,
por medio de un poquito, que es por nada,
vuelven mis pensamientos a sus giros.


Alrededor de ti, muerto de pena,
como pájaros muertos los extiendo
y en tu memoria pacen poco a poco.


Y angustiado desato la cadena,
y la voz de las riendas desoyendo,
por el campo del llanto me desboco.

MIGUEL HERNÁNDEZ.

miércoles, 25 de mayo de 2016

TEN CONFIANZA EN TI MISMO./FARID.

  Todos los que triunfan en la vida creen en el éxito. Saben que si trabajan organizadamente, con tesón y perseverancia, además, si se preparan y especializan adecuadamente, lograrán sus metas en la vida. Tener confianza en sí mismo, significa que crees en que tienes capacidades para el trabajo, el estudio, la organización y la perseverancia. Confía en que tendrás energía, fuerza de voluntad, espíritu de lucha para llegar a la misma cima del éxito, y eso es lo que realmente sucederá.

JOSÉ FARID H.

martes, 24 de mayo de 2016

FUEGO EN LOS MONTES./J.RAMÓN.

  ¡La campana gorda!... Tres... cuatro toques... ¡Fuego!
Hemos dejado la cena, y, encogido el corazón por la negra angostura de la escalerilla de madera, hemos subido, en alborotado silencio, afanoso, a la azotea.
… ¡En el campo de Lucena! - grita Anilla, que ya estaba arriba, escalera abajo, antes de salir nosotros a la noche... - ¡Tan, tan, tan, tan! Al llegar afuera - ¡qué respiro! - , la campana limpia su duro golpe sonoro y nos amartilla los oídos y nos aprieta el corazón.
    • Es grande, es grande... Es un buen fuego...
Sí. En el negro horizonte de pinos, la llama distante parece quieta en su recortada limpidez. Es como un esmalte negro y bermellón, igual a aquella Caza de Piero di Cosimo, en donde el fuego está pintado sólo con negro, rojo y blanco puros. A veces, brilla con mayor brío; otras, lo rojo se hace casi rosa, del color de la luna naciente...
La noche de agosto es alta y parada, y se diría que el fuego está ya en ella para siempre, como un elemento eterno... Una estrella fugaz corre medio cielo y se sume en el azul, sobre las monjas... Estoy conmigo...
Un rebuzno de Platero, allá abajo, en el corral, me trae a la realidad... Todos han bajado... Y en un escalofrío, con que la blandura de la noche, que ya va a la vendimia, me hiere, siento como si acabara de pasar junto a mí aquel hombre que yo creía en mi niñez que quemaba los montes, una especie de Pepe el Pollo Oscar Wilde moguereño - , ya un poco viejo, moreno y con rizos canos, vestida su afeminada redondez con una chupa negra y un pantalón de grandes cuadros en blanco y marrón, cuyos bolsillos reventaban de largas cerillas de Gibraltar...

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

ESPECIALIZATE EN LA VENTA.FARID.

  Oriéntate adecuadamente sobre la profesión de Vendedor o Ejecutivo de Ventas. Los que triunfan dominan bien su oficio, porque dedican mucho tiempo en prepararse a través de libros y publicaciones en relación con la materia. Adquiere por lo menos una docena de buenas obras que traten sobre el Arte o Técnica de Vender, cuyas ideas te estimularán y orientarán por los caminos del éxito. Si es posible, asiste a algún Curso de Ventas. Asesórate con otros vendedores. Pregunta a tus jefes o superiores todo lo que te puede ser de utilidad para dominar este arte.
JOSÉ FARID H.

lunes, 23 de mayo de 2016

CAPACÍTATE AMPLIAMENTE.FARID.

  Infórmate sobre temas de actualidad, por medio del estudio y la lectura diaria de revistas, periódicos, libros y de los medios audiovisuales. Esos conocimientos generales te serán de gran utilidad para establecer una comunicación favorable con el cliente y ganar su simpatía, al conversarle sobre lo que a él le interesa, como política, deportes, negocios, farándula, etc. Por tanto procura estar bien informado siempre.

JOSÉ FARID H.

domingo, 22 de mayo de 2016

EL S.LEON.DA VINCI.CAP.56


LVI
  En los auriculares suena In my secret life, Leonardo Cohen cantaba acompañado de Sharon Robinson. Con una voz femenina a su lado era como más le gustaba escuchar las canciones de este viejo judío..., y los pensamientos en la soledad de una nueva noche buscan, una vez más, cómo pudo ser aquel encuentro.
La deformación profesional lleva a Umberto a perderse por la extensa biografía de Lucrecia de Borgia y Leonardo Da Vinci. Está casi convencido de que había sido en Nepi, con la llegada de la primavera de aquel 1501. Leonardo a punto de cumplir los cuarenta y nueve años y Lucrecia veintiuno. Los dos habían nacido un mes de abril. Él ya era una persona con gran prestigio, sobre todo como ingeniero militar, en un momento como el Renacimiento italiano, donde la política de fuerza se aplicaba de forma despiadada.
Pero seguro que a los ojos de ella pesaban más sus increíbles dotes para el mundo del arte, como la música. Leonardo fabricó una lira en plata representando la cabeza de un caballo con la que impresionó a Lorenzo de Medicis; Vasari escribía: Tenía treinta años y era único en el arte de tocar ese instrumento¨. ¿Y que decir de la pintura? Ya había visto la luz La Anunciación, La Adoración de los Magos, La Virgen de las Rocas, o La Santa Cena.
Ella debía estar impresionada, sola en el castillo, sin tantas damas de compañía. Los vestidos por fin sencillos, sin redecillas de finos hilos de oro en el pelo, sin la presencia de su padre, nada menos que el Papa, ni de su hermano. Sin nadie de peso y poder que interfiriera en la comunicación entre ambos. Libres, ella bella y joven, él ya mayor; pero capaz de ver lo que pocos, un ser especial con una sensibilidad más desarrollada que cualquier persona que Lucrecia hubiese conocido hasta ese momento, un genio que ya no tenía lo que ella, juventud. Mientras Leonardo veía un halo especial que hasta ese momento no había encontrado en una mujer. ¿Quién más capacitado que él para captarlo? Debió sentir que algo se movía en su interior, no le había pasado antes o no creía que le volviera a pasar, y menos con una mujer, y a su edad, Duda.
Dos seres especiales hablando, comunicándose, caminando juntos por las almenas del castillo. Leonardo siempre observando el paisaje, los detalles, a ella, al aire que la envuelve, del que pensaba que podía cambiar el color y el volumen de los objetos, de las personas. Buscaba, lo analizaba todo, esa aura en torno a Lucrecia, lo expresa en el óleo aplicando otra innovación suya.
¨El sfumato¨ .
¨Recordaría cuando estuvieron el uno frente al otro, cómo se notó flotar, se sentiría más ligero, esa evocación sería como la de un sueño¨.
Ahora es Umberto el que sueña con los ojos abiertos.
¨Seguro que en un momento determinado Leonardo le pidió que se sentara, que posara, un breve apunte. Llevaba siempre dos cuadernos, uno para el desarrollo de sus ingenios bélicos, dobles peleas..., inventos..., Arquímedes siempre en el fondo de sus pensamientos, un genio admirando a otro genio de 1700 años atrás. Un mundo interior donde todo eran preguntas... Y el otro cuaderno para recoger los paisajes por donde pasaba, con los detalles que le interesaban. Mapas con sus montes, valles, ríos y puentes. Allí anotaba lo que él consideraba la base de todo; tierra, aire, agua. Y en ese cuaderno hizo un esbozo de Lucrecia como los que él hacía. Escribía en cualquier lateral, muchas veces al revés. Anotaba cada uno de los pequeños detalles para más tarde utilizarlos en sus pinturas, a las que él no daba gran importancia, con frecuencia las dejaba inacabadas. Pero también necesitaba dinero y debía aceptar encargos. Se implicaba con frecuencia en la medida en que podía experimentar con nuevas ideas acerca de las perspectivas, de los materiales a utilizar. Sin embargo, cuando fijaba su mente en la búsqueda de alguna explicación a las innumerables cuestiones que siempre le rodeaban..., atender las obligaciones de esos encargos se le hacía difícil. La pintura y el dibujo solo eran un medio como cualquier otro que, en un momento determinado, necesitaba utilizar¨.
Umberto sigue pensando que un aire nuevo debió correr por los muros y almenas de aquella fortaleza donde Lucrecia se había recluido después del asesinato de su segundo esposo, Alfonso de Aragón, y la seguridad de que hubiese sido por orden de su hermano César acrecentaba su pena. Ella amaba a su esposo, no se apartaba de él para poder protegerlo, con ella delante era posible que no se atreviera, pero también de eso dudaba. Como media Roma, tenía la sospecha de que César estaba detrás del asesinato de otro de sus hermanos, Juan Borgia, tres años antes. César era capaz de todo. Lucrecia salió en su busca para hablar, para rogarle por la vida de su esposo, y aprovecharon esa ausencia para asesinarlo.
César no se lo pensaba dos veces, estaba celoso de Alfonso, un hombre educado. Quedó impresionado por su figura desde que le conoció, mientras que en él cada vez se veían más las huellas que iba dejando la sífilis en su físico.
¿Estaba enamorado César Borgia de su hermana Lucrecia como nos hace creer toda la leyenda y literatura posterior? Umberto piensa que César solo se quería a sí mismo, no quería a nadie que le hiciese sombra. Era capaz de todo por el poder, como tantos. Solo hay que mirar alrededor, a los políticos de hoy en día. El hombre no ha cambiado tanto, y los que ambicionan el poder..., menos.
Rodrigo Borgia, o lo que es igual, el Papa Alejandro VI , utilizó a su familia, a sus hijos, para mantener y acrecentar sus dominios. Con Lucrecia consiguió alianzas políticas a través de sus matrimonios. A César lo nombró Capitán General del Vaticano y acertó, dio rienda suelta a su espíritu militar invadiendo y anexionando territorios al estado; Forli, Faenza, Imola, Pesaro, el ducado de Urbino. Entró triunfante en las ciudades que conquistó, fue aclamado, querido, admirado como político, como administrador. Adquirió fama de hombre justo, modelo para Nicolás Maquiavelo, que lo conoció y se inspiró en su figura para escribir El Príncipe.
Salvo su final, triunfó en todo lo que se propuso. Unificó los pequeños estados de la Italia central en el Gran Ducado de la Romaña.
El Papa reforzó el Estado Pontificio, estaba orgulloso de su hijo, y ante ese vendaval de constantes éxitos Lucrecia solo podía acompañar. ¿Quién se atrevería a decir ¨no¨? ¿Fue un ser débil? Al menos no tan fuerte como su hermano y su padre.
Hay que tener en cuenta que con veinte años ella había tenido dos maridos por decisión de su progenitor y, después, estaba la leyenda que corrió como la pólvora por toda Roma provocada por Giovanni Sforza, su primer marido, con el que se casó cuando ella tenía solo trece años y del que su padre la obligó a separarse. Llevaban más de tres años de matrimonio y reclamaron su nulidad porque no se había consumado -impotencia coeundi-.
Giovanni Sforza reaccionó proclamando a los cuatro vientos el incesto de su esposa Lucrecia y, al pueblo, ya se sabe que le falta tiempo para recoger esta clase de habladurías. Aunque en honor a la verdad, a Giovanni Sforza no se le puede achacar del todo la culpabilidad del bulo, fue más bien un equívoco, pero que le vino como anillo al dedo. Lucrecia hizo llegar a su primer esposo la información de que César planeaba asesinarle. Después de pensárselo mucho, Giovanni Sforza se dirigió al despacho de César para hablar con él, y lo que se encontró fue a los hermanos César y Juan Borgia discutiendo. Se escondió y escuchó la conversación, se estaban acusando mutuamente de incestuosos. Nada mejor para defenderse de la acusación de su falta de virilidad, de su impotencia u, de camino, poner al pueblo en contra de los que le atacaban. Pero la realidad era que tanto César como Juan Borgia, los dos, con quien mantenía relaciones en secreto y sin enterarse hasta aquel momento era con la esposa de su otro hermano, Jofré Borgia. Así se lo hizo saber la protagonista de esas relaciones extramatrimoniales, Sancha de Aragón, al segundo esposo de Lucrecia, Alfonso de Aragón, un día antes de la boda de este. Se lo dijo para que se quedara tranquilo respecto a todas aquellas habladurías que circulaban sobre su futura esposa. También lo hizo porque al que se lo estaba confesando era su hermano.
Umberto, a pesar de ser profesor de Historia, todo esto lo sume en un laberinto de datos que termina distrayéndole de lo que busca, y es que la historia, depende de quien la escriba, puede ser una u otra bien distinta. Él sabe mejor que pocos que los gobernantes hacen que estos libros que recogen el pasado de los países estén más llenos de mentiras que de verdades. Por lo general, con el paso de los años son medias verdades acordadas, siempre enrevesadas para explicar lo inexplicable. Y la realidad, no las historias inventadas, es que cuando Lucrecia Borgia se marcha a Ferrara para casarse por tercera vez con solo veintiún años, lejos del poder de su padre, que poco tiempo después moriría, aparece una mujer amante del teatro; mecenas de pintores como Tiziano; habla y escribe perfectamente francés, italiano, latín, griego y español. Es una hábil administradora y su corte es una referencia para toda Europa.
El padre y el hermano se comportaron como todos los gobernantes de la época, además con éxito, ya que derrotaron e hicieron desaparecer a gran parte de la nobleza que oprimía al pueblo, ampliaron los dominios centralizándolos en Roma, y pusieron los primeros pilares para la formación de la actual Italia.
¿Qué era lo que buscaba Umberto? -conscientemente, corroborar las palabras de su hijo; ¨Lucrecia Borgia es la Gioconda¨. Pero, inconscientemente, los otros comentarios del pequeño Di Rossi habían prendido también ; ¨Le transmitía nuevas sensaciones¨.
¨¿La única mujer de la que se pudo enamorar Leonardo da Vinci? Es muy posible, ella fue el máximo exponente femenino del Renacimiento¨.
Para Leonardo no era una modelo cualquiera, no, ¨¡cómo captó su aura!¨.
¨¡El aura, el sfumato! ¡Maldita sea! ¡Estaba ante la mujer más deseada de la época y Paolo se ha dado cuenta!¨.
¨El puñetero¨, pensó Umberto.
Una vez más se había dado cuenta de la esencia de las cosas, en este caso, de la particularidad de la relación entre la modelo y el pintor, sin conocer su biografía ni su historia. Eso era lo que necesitaba captar él, pero también sabía que eso, fuera lo que fuese, se tiene o no se tiene, se nace con ello, no te lo enseñan en ningún sitio, y sabe que él no tiene ese sexto sentido. Así que necesitaba algo físico y tangible que le pruebe que existió el encuentro.
¨¿Qué pudo significar para Leonardo, a sus cuarenta y nueve años, una presencia como la de Lucrecia aún con veinte?¨ .
¨¿Dudó en ese momento sobre su condición y tendencia sexual que había tenido clara durante toda su vida?¨.
La cabeza de Umberto no para. Está documentado que el 18 de abril de 1476 se presentó denuncia por sodomía consumada del joven de diecisiete años Jacopo Saltarelli. En la Florencia de la época, la homosexualidad era tolerada, pero un asalto de estas características estaba penado con la muerte en la hoguera. Junto con Leonardo da Vinci, que acababa de cumplir veinticuatro años tres días antes, fueron imputados otros dos jóvenes más, Bartolommeo di Pasquino y Leonardo Tornabuoni, y fue la implicación de este último y su relación familiar con los Médicis lo que jugó a favor del grupo, y a que el 7 de junio de aquel año se archivara la denuncia y los imputados fueran absueltos.
Fuera como fuese, es el mismo Francesco Melzi, su discípulo, el que le acompaña de por vida desde que lo conoce en 1506 con quince años, su principal heredero, quien escribió que los sentimientos de Leonardo hacia él eran ¨amorosos y apasionados¨.
¨1506. Se da por cierto que La Gioconda está pintada entre 1503 y 1506, dicen los expertos que como mínimo tardó tres años en pintar el cuadro. Hasta esa fecha, Leonardo tuvo una relación con su discípulo, Gian Giacomo Caproti, al que llamaba Salai o Salaino -diablillo-, lo describe como ¨ladrón, embustero, obstinado, glotón¨ y, a pesar de ello, es condescendiente siempre con él. Entró a sus servicios con solo diez años, en 1490, por lo tanto era de la misma edad que Lucrecia. Esto es importante. Pero aquel joven lo que reunía eran los cánones de belleza masculina ideales de la época, y así lo apreció Leonardo. Es el modelo que le sirve para pintar a San Juan Bautista, y en 1506, o sea, cuando Salai tiene veintiséis años, entra otra persona en su relación, Melzi, de quince años. Los celos por parte de Salai debieron ser tremendos. Pero ¿qué ocurre? ¿Su joven diablillo ya no le llena? ¿O tiene unas dudas que busca deshacer con Melzi? ¿Cuáles eran esas dudas? ¿Que seguía recordando a Lucrecia?¨ .
Umberto vuelve sobre sus pensamientos: ¨1506. Se da por cierto que La Gioconda está pintada entre 1503 y 1506, dicen los expertos que como mínimo tardó tres años en pintar el cuadro... Efectivamente, la técnica que utilizaba era muy lenta, por capas, había que esperar a que secase cada una para poder continuar; pero entonces..., aquí hay un fallo. Los expertos de la Universidad de Heidelberg dicen que encontraron la anotación de Agostino Vespucci sobre el cuadro, y la sitúan... en octubre de 1503. ¡¿Cómo, si lo acababa de comenzar a pintar?! ¡Hasta 1506 como mínimo no estaría terminado!¨.
Umberto está concentrado pensando. Solo hay dos posibilidades, o bien existió otro cuadro que retratara realmente a Lisa Gherardini, o el cuadro se comenzó a pintar antes. Si fue a continuación del encuentro en 1501, lo más lógico, para 1503 sí estaría muy avanzado, lo suficiente como para que Agostino Vespucci se hiciera eco de ello. Pero si es así, ¿por qué se consulta la verdadera identidad de Lucrecia?
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Umberto, conoce un poderoso motivo. El Papa Alejandro VI fallece unos meses antes, concretamente en agosto de 1503, y muere envenenado. También en septiembre es encarcelado César Borgia en el castillo de Sant Angelo por Pío III...
¨¿Actuaba a las órdenes del enemigo de los Borgia?¨ .
...que a su vez muere sospechosamente a los veintitrés días de su designación como Papa.
¨¡Julio II! ¡Esto es obra de Julio II!¨ .
Para Umberto está claro, Los Papas eran más que jefes de Estado, con todo el poder sobre el cuerpo y el alma de los seres humanos que habitaban sobre la tierra.
¨Eran verdaderos déspotas, como todos los gobernantes de la época; pero, además, este, un asesino. ¡¿El Papa, Julio II, un asesino en serie?!¨.
Umberto busca en Wikipedia. ¨Aquí está: ¨...el cónclave reunido en 1503 para elegir al sucesor del Papa Alejandro VI estaba dividido entre dos candidatos; el cardenal Georges d´Amboise, apoyado por César Borgia, y el cardenal Giuliano Della Rovere, el futuro Papa Julio II . Para evitar que las discusiones se prolongara se decidió un candidato de compromiso que resultó ser Todeschini, quien adoptó el nombre de Pío III en honor a su tío¨.
Más abajo ve la fecha del fallecimiento: 18 de octubre de 1503, a los veintitrés días de su designación como Papa, posiblemente envenenado.
Umberto está alterado.
¨¡Detrás de todo esto está Julio II, era sobrino del Papa Sixto IV, al igual que Alejandro VI, que era el sobrino del Papa Calixto III! Aquí también hay una lucha más que personal, ¡es un enfrentamiento de castas, de familias!¨.
Umberto anota la lista de Papas de la época y lo ve claro:
Desde
Hasta
Papa
Nombre propio
Lugar nacimiento
1455
1458
Calixto III *
Alfonso de Borja(Borgia)
Canals (España)
1458
1464
Pío II
Eneas Silvio Piccolomini
Siena
1464
1471
Pablo II
Pedro Barbo
Venecia
1471
1484
Sixto IV
Francisco Della Rovere
Savona
1484
1492
Inocencio VIII
Juan Bautista Cibo
Génova
1492
1503
Alejandro VI *
Rodrigo de Borja (Borgia)
Xátiva (España)
1503
1503
Pío III
Francesco Todeschini Piccolomini
Siena
1503
1513
Julio II
Giuliano Della Rovere
Savona
1513
1521
León X
Giovanni di Lorenzo de Medici
Florencia
Marca con un asterisco a la familia Borgia, procedentes del Reino de Valencia, España; y con una mano a la familia Della Rovere, procedentes de Savona.
Después, teclea ¨Julio II¨ en Wikipedia:
¨Ascenso al poder: Della Rovere tenía un gran rival en el seno del colegio cardenalicio, el cardenal Rodrigo Borgia, más tarde Papa Alejandro VI (1492-1503) a la muerte de Inocencio VIII¨.
¨El enfrentamiento viene de lejos¨. Continúa leyendo:
¨Della Rovere, que también aspiraba a ser Papa, acusa a Borgia de haber sido elegido mediante simonía y gracias a un acuerdo secreto con el cardenal Ascanio Sforza. Tras esta disputa, se refugia de la ira de Alejandro VI en Ostia y meses más tarde marcha a París, donde incita al rey Carlos VIII (1483-98) a intentar la conquista de Nápoles. Acompañando al joven rey en su campaña militar, entra con él en Roma y trata de convocar un concilio que investigue las acciones del Papa Alejandro VI y, eventualmente, lo deponga. Sin embargo, el Papa Alejandro se había ganado el favor de un ministro del rey francés, Briconnet, al ofrecerle la dignidad de cardenal, con lo que consigue detener las maquinaciones de su enemigo¨.
Más adelante:
¨Alejandro VI muere en 1503..., se especula que pudo ser envenenado. Su hijo César Borgia, también cae enfermo por esas fechas. El cardenal Piccolomini de Siena es consagrado como nuevo Papa bajo el nombre de Pío III, aunque Della Rovere no apoya esta candidatura. De cualquier forma, el anciano Piccolomini fallece poco después¨.
¨Aquí está, el 18 de octubre de 1503¨; ¨Della Rovere es elegido Papa bajo el nombre de Julio II el 31 de octubre de 1503 en el cónclave más breve de la historia, de tan solo unas pocas horas de duración. Obtuvo 35 de los 38 votos posibles, incluidos los de los 11 cardenales españoles¨.
Umberto subraya la fecha y el importante detalle de que se trata del cónclave más breve que jamás se haya producido.
¨Del 18 de octubre al 31 que es elegido hasta por los cardenales españoles, trece días de terror que se debió de extender por toda la sociedad de la época. ¡Dios, octubre de 1503! ¡La misma fecha que los expertos alemanes de la Universidad de Heidelberg dicen que anota Vespucci que la protagonista del cuadro es Lisa Gherardini!¨.
Umberto no puede evitar pensar que la coincidencia de fechas es más que sospechosa. En ese momento, el apellido Borgia esta perseguido por Julio II, que tras muchos años intentándolo por fin había llegado al poder.
¨El cónclave más breve de la historia, ¡cómo lo debían de temer todos! Mandó clausurar los Apartamentos Borgia, ricamente decorados por Pinturicchio, permanecieron cerrados más de cuatrocientos años. Se enfrentó y excomulgó a Alfonso de Este, marido ya de Lucrecia Borgia...¨.
¨El pasado al servicio de los Borgia podía hacer que Julio II se interesara por quién era la protagonista del cuadro que estaba pintando Leonardo. Si no, ¿a qué viene que el funcionario florentino apunte en el margen de un libro que Leonardo esta pintando a Lisa Gherardini? ¿Para recordar su nombre? ¿Por qué? ¿Tenía que informar a alguien y no quería que se le olvidase?¨.
Ahora comprende por qué Leonardo ocultó la identidad de la verdadera protagonista del cuadro, también que debió de ser enorme la impresión que le causó Lucrecia, no desistió de pintar el cuadro que le acompañó toda la vida. Ella, con su sonrisa, un gesto cómplice que comparte su secreto.
¨¿Quién se atrevía? Podía ser interpretado como un desafío, y en Lucrecia, una de las cosas más identificativas era su cabello rubio¨.
Sonríe, ha podido encontrar el motivo que llevó a actuar así a Leonardo. Recuerda la anécdota de que Lord Byron, tres siglos después del fallecimiento de Lucrecia Borgia, mientras realizaba una visita a la Biblioteca Ambrosiana de Milán, pudo contemplar un mechón de cabello de Lucrecia, fue tal la impresión que le causó que lo robó y guardó como si se tratara de una reliquita. ¨Es muy sedoso, hermoso, y los más admirables que imaginarse puedan¨, fueron sus palabras.
¨Es increíble el poder de seducción que debía tener¨.
En todas estas cuestiones está pensando Umberto, pero quiere buscar otro ángulo, iniciar desde otro punto de vista a ver si le llevan al mismo sitio confirmándole que el camino que está siguiendo en su investigación es el correcto o se lo complementa sin que aparezca contradicción. Busca la comprobación como a veces se le hace a un resultado matemático. Y es cuando pone el nombre de Salai en el buscador de Internet. Como siempre, en principio opta por la de la Fundación Wikipedia, y en segundo lo ve claro, el flash que buscaba aparece en forma de imagen.
¨¡Dios, esto es, aquí está!¨.

ANTONIO BUSTOS BAENA.

sábado, 21 de mayo de 2016

MÍRATE A TI MISMO./RAMIRO.

  Era un discípulo que a menudo cedía a la tentación de hablar y criticar a los otros. Acudió a ver a un maestro y le dijo:
     -En estos días que corren, mucho te agradecería que me dieras alguna instrucción mística.
     El maestro repuso:
     -Poco tengo que enseñarte, pero te aconsejo que antes de hablar de otro, te mires a ti mismo. Y si quieres ver al diablo, contempla tu propio EGO.

REFLEXIÓN

     Al descalificar a los otros, nos descalificamos a nosotros mismos; al herir a los demás, a nosotros mismos nos herimos. ¿Acaso no formamos todos parte de la gran familia de los seres sintientes? Estamos prestos a injuriar, difamar y calumniar, pero antes de hacerlo, deberíamos mirarnos a nosotros mismos y ser más REFLEXIVOS. La palabra pronunciada nos hace su cautivo; mientras no ha sido dicha, no lo somos, pero del mismo modo que nadie puede recuperar la flecha disparada, no es posible recobrar la palabra pronunciada. Hay que permanecer más vigilantes a los pensamientos,  las palabras y los actos, y ser más reflexivos para no herir a los demás, del mismo modo que nosotros no queremos ser heridos. El descuido, la negligencia y la falta de atención inducen a muchas personas  a DESCALIFICAR SITEMÁTICAMENTE A LOS DEMÁS,  no por pervesidad consciente o malevolencia, sino por hábito negativo o inconsciente maledicencia, si bien es cierto que HAY PERSONAS AVIESAS QUE UTILIZAN LA LENGUA COMO UNA DAGA PRA SEMBRAR DISCORDIA, ARRUINAR VIDAS CON SUS CALUMNIAS Y DAÑAR INTENCIONADAMENTE. Hay que aprender a controlar la palabra y también a guardar el noble silencio. EL EGO  incontrolado se impone a las palabras y gusta de enredar, aunque pueda causar daños irreparables. Antes de hablar habría siempre que hacer una MINÚSCULA PAUSA PARA REFLEXIONAR. Buda le aconsejaba a su hijito Rahula que lo hiciese siempre antes de hablar o actuar. En un antiguo texto budista, el Samyutta Nikaya, podemos leer: "En la lengua del ser humano hay una cuchilla con la que los necios se hieren cuando profieren palabras malignas". Y también en este mismo texto leemos: "Si, lo hueco resuena y lo pleno es apacible; el necio es una olla a medio llenar y el sabio es un lago".
     Hay que evitar las palabras groseras, sarcásticas, malevolentes, que siembrar discordia y hieren; hay que proferir palabras amables, consoladoras y estimulantes, veraces y precisas, que traen concordia y engendran armonía y amistad.
RAMIRO A. CALLE.

viernes, 20 de mayo de 2016

VENDE TU IMAGEN.

  Lo primero que tú vendes cuando visitas a un cliente es tu propia imagen. Para ello deberás tener seguridad y confianza en ti mismo y en tu producto. Usa ropa impecable, luce fresco y lozano, con buena disposición de ánimo, de buen humor. Sonríele al cliente. Míralo de frente, y de vez en cuando baja la vista para no acosarlo con tu mirada. Conoce bien tu producto y cree que el mismo será de beneficio para tu cliente.
JOSÉ FARID H.

miércoles, 18 de mayo de 2016

MAKTUB

     Dice el maestro:
     Cierra los ojos. Ni tan siquiera necesitas cerrar los ojos, basta con que imagines la siguiente escena: una bandada de pájaros volando.
      Vale, ahora dime cuántos pájaros ves,
¿cinco, once, diecisite?
      Sea cual sea la respuesta, y prácticamente nadie puede decir el número exacto, algo queda claro tras esta pequeña experiencia. Puedes imaginar una bandada de pájaros, pero el número de aves escapa a tu control. Sin embargo, la escena era clara, nítida, exacta. En algún lugar hay una respuesta para esta pregunta.
     ¿Quién especificó el número de pájaros que debía aparecer en la escena? No fuiste tú.

PAULO COELHO.

TENGO ESTOS HUESOS HECHOS A LAS PENAS.


Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes;
pena que vas,cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivienes,
por una noche oscura de sartenes
redondas,pobres,tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor,la tabla que procuro,
si no es tu voz,el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

MIGUEL HERNÁNDEZ.

lunes, 16 de mayo de 2016

VENDER ES UN ARTE.FARID.

  Una profesión muy bella, cuando se hace con dedicación, voluntad y técnica. Vender Publicidad, Seguros o Bienes, visitando a los clientes en sus oficinas o residencias, es más complejo que vender un producto en un sitio fijo, a donde llegan los compradores, porque necesitan lo que se distribuye. El cliente que se visita para interesarlo en un producto o un servicio, no tiene en mente en ese momento la idea de adquirir algo. Por lo tanto hay que motivarlo, crearle la necesidad, por medio de argumentos, sagacidad, razonamiento lógico y puntos de venta que lo impresione.
JOSÉ FARID H.

domingo, 15 de mayo de 2016

EL SECRETO DE LEONARDO DA.VINCI.CAP.55

LV
  Paolo se dirige a la puerta de la calle, la abuela se sonríe con gesto de satisfacción al verlo. Poco a poco, cada día que pasa mejora la expresión de ella y aparecen las muestras de cariño hacia el nieto. Paolo sabe que el primer beso está al caer, pues la tarde anterior, un día después de llegar, le ha entregado su regalo, un calidoscopio de pasta, barato, que le ha encantado, y sabe que lo siguiente que viene es el beso.
Aquella señora vestida de negro, como el pelo, también muy negro, pintado, iba cambiando las penas por alegrías con su presencia. Era cuando llegaba el momento del regreso cuando su abuela expresaba todo lo que le quería, le abrazaría y no querría que se fuera nunca, al igual que el abuelo, aunque este lo expresaba de una forma diferente, un beso en su frente el día de la despedida, en el último momento. Después, aquel matrimonio quedaba rodeado de nuevo por la soledad, un día..., otro más..., una vida sin sentido, sin su hija. La tristeza se instala en esa casa oscura, húmeda, sin un rayo de sol que la caliente, llena solo por el deambular de dos personas mayores abatidas sin el consuelo ya de su nieto. La sensación de ahogo aparecerá de nuevo y se unirá a la desolación, con ella viven cada día, sin decírselo el uno al otro, apenas hablan.
¨¿Por qué se tuvieron que ir tan lejos? ¿Es que esta tierra no es tan buena como aquella para educar a su hijo? Nosotros lo hicimos, ¿para qué tanto esfuerzo y tanto sacrificio?.
Nunca habían dado forma con palabras a sus pensamientos, y menos a los sentimientos; pero estos interrogantes se aproximaban mucho a la incomprensión de las decisiones que su hija tomó años atrás, cuando se marchó de Nápoles buscando un futuro distinto al que les podía esperar en su ciudad. Y ahora, cuando se marche el nieto, de nuevo volverá a aumentar la ausencia. La pena se acomodará de nuevo en el alma. Así hasta el próximo año, en el que se volverán a reproducir las mismas sensaciones y situaciones contradictorias.
-¿Vas a salir?
-Sí.
-Quédate al lado de la puerta. No te juntes con los Recosta. La abuela, desde dentro de la casa, escucha las voces y los ruidos de la calle, sabe por ellos perfectamente lo que ocurre fuera.
Lleva el calidoscopio en la mano. El día levanta la niebla, pero los escalones siguen húmedos, aún hace algo de frío.
Efectivamente, dos de los temibles Recosta están unos metros más abajo jugando al fútbol, en el llano que hace la calle en su subida. Habían formado los equipos, dos pequeñas piedras marcaban cada una de las porterías.
Paolo se sienta en un escalón cercano a la puerta de la casa de sus abuelos, los mira desde arriba. El balcón cae cerca de él, se limita a contemplarlo. Por efecto de la pendiente regresa por sí solo a sus dueños, que notan su presencia. Paolo ve la mirada que le dirige el mayor de los Recosta, espera que haya reparado en que ya no lleva gafas. Se habían conocido en el primer viaje a casa de sus abuelos, el primer niño italiano con el que habló.

-¿Cuántos años tienes? -fueron sus primeras palabras.
-Ocho.
-Yo nueve, te gano -dijo subiéndose un poco sobre sí mismo y mirándolo más desde arriba, aunque el Recosta estaba entrando en un terreno que dominaba Paolo y en el que se podía defender fácilmente aunque no llevase razón.
-Sí, pero el año que viene tengo uno más y ya te pillo-le contestó con seguridad.
Aquel Recosta quedó pensativo y llegó a la conclusión de que lo que le decía el forastero era así. De cualquier forma, como Paolo lo vio meditando y comenzó a sumar con los dedos, no dudó en rematarlo por si le surgía la duda.
-Además, yo ahora soy pequeño, pero los médicos dicen que incluso seré más alto que mi padre.
Recosta lo había visto, con gafas como el hijo, y recordaba perfectamente cuando se le quedó mirando e hizo aquel gesto, enseñándole los dientes, los colmillos, como hacían los animales peligrosos que veía por televisión.
De vez en cuando, los futbolistas lanzan vistazos hacia él en silencio. Paolo aprovecha para mirar por el calidoscopio, se fina en cómo giran los triángulos multicolores.
Hay veces que el balón corre calle abajo y tardan más en comenzar de nuevo el juego, es entonces cuando los niños aprovechan para aclarar situaciones entre ellos a voz en grito.
-¡Nosotros somos el Nápoles! -dice el más grande y fuerte de los hermanos Recosta a cuatro del equipo contrario.
Lo miran con las manos en jarras, pero rápidamente bajan la cabeza cuando se acerca el otro hermano, que aunque no le parece físicamente, lleva el mismo apellido, el de la madre. Aquella cuestión queda sin discusión por algo que es evidente, si uno de los dos equipos tiene que ser el Nápoles, ese es el de ellos.
Los doce hermanos Recosta se movían seguros. Los había de todas las edades, la única niña era la mayor, veintidós años, y llevaban el halo de su apellido allá por donde fuera. Todos menos uno, el que estaba apareciendo en esos momentos tras salir de su casa. Contempla el ambiente, es moreno, renegrío, poco pelo muy fino, con grandes entradas en las sienes. Le molesta la luz y baja la cabeza. A pesar de su corta edad tiene bolsas bajo los ojos. La nariz, los maxilares y los labios adelantados sobre los ojos y la frente. Prácticamente no ha crecido ni cambiado nada desde el año anterior. Parece un mono, hasta sus hermanos lo dicen y no discuten la cuestión cuando otros niños se ríen de él, le insultan o hacen gestos poniéndose a gruñir delante, imitando a un orangután. Es muy feo; además, su pequeño cuerpo tampoco ayuda a tener alguna opción de defensa.
-¡Mamá, Auro está en la calle! -grita fuertemente el de más edad de los hermanos a la madre, que está en el balcón llenando su cordel, tendiendo ropa.
-¡Ten cuidado de él! -La mujer devuelve el grito sin mirar ni dejar de hacer.
-¡Uf!, siempre igual -se queja y mira al hermano con cara lastimera.
El pequeño Auro pone la mano abierta sobre los ojos para que no le moleste la claridad que ya se filtra por entre las últimas nieblas matutinas. Mira hacia arriba, ve a Paolo, le da la espalda y se siente sobre uno de los escalones al borde del llano para contemplar el partido.
Juegan, saltan, se aplican con decisión. El balón vuelve a rodar escaleras abajo. Uno del equipo contrincante de los hermanos Recosta baja a toda velocidad. Mientras, el más joven de los Recosta que estaba jugando corre hacia el hermano mayor y lanza una patada de kárate que le pasa cercana, pero sin golpearle ni ánimo de hacerlo.
-¡Puff! -resopla imitando el sonido de las películas. De nuevo lanza otro golpe al rival imaginario-: ¡Puff! -El hermano mayor le imita, unas cuantas patadas y golpes de puño con fuerza y seguridad.
El niño que ha bajado a por la pelota regresa con el rostro enrojecido y cansado.
El mayor de los Recosta se acerca a Auro, que permanece sentado en el escalón, adormilado, ojeroso. Le lanza una patada lateral, rápida, veloz y segura, poniéndole el talón a escasos centímetros de la cara, la mantiene un segundo en esa posición, cara frente a suela de la zapatilla deportiva de primera marca. El pequeño despierta algo de su letargo. De nuevo el hermano repite los movimientos, ahora con la otra pierna.
Auro apenas reacciona frunciendo la frente, pero va a romper a llorar, el hermano baja la pierna y le da la espalda. Solo entonces el pequeño Recosta se atreve a levantarse. Se acerca por detrás y lanza un manotazo al aire, sin fuerza, sin querer golpearle, una mínima protesta en respuesta a lo que el hermano le ha hecho, solo cuando se ha dado la vuelta y no le ve porque el mayor de los Recosta está ya pendiente del balón. Sin embargo, este ha desarrollado un sexto sentido, intuye lo que ocurre a su espalda. Sin mirar, se inclina adelante y lanza una patada hacia atrás que impacta de lleno en el hermano a la altura del estómago doblándolo. Cae al suelo con el gesto de dolor dibujado en el rostro, le falta la respiración, y cuando la recupera llora desconsoladamente revolcándose. Nadie le hace el menor caso ni se preocupa de él.
Continúa el partido.
Va subiendo escalones, se acerca poco a poco, incluso con sigilo. Tiene esa forma de actuar recelosa aprendida de forma natural, en el día a día , en la calle.
Paolo se lleva el calidoscopio al ojo derecho mientras cierra el izquierdo. El pequeño Recosta está intrigado por el interés que el vecino extranjero demuestra.
Cuando Paolo separa el calidoscopio del ojo, está ya a su lado. Lo mira, de cerca le parece más feo aún. Un auténtico niño mono, o al menos es lo más próximo que ha visto en toda su vida. Le ofrece el calidoscopio para que mire y Auro lo toma. Apenas le llama la atención aquellos triángulos multicolores girando y creando formas geométricas increíbles, o al menos eso es lo que demuestra por su estar aburrido.
Deja de mirar. Paolo extiende la mano y Auro se lo da inexpresivo. Se extraña de que un niño no demuestre sentir nada ante el movimiento de figuras. Está casi seguro de que no las ha visto antes, es lo que está pensando mientras mira de nuevo, y de pronto le desaparecen de la vista. Cuando se da cuenta de lo que ha ocurrido, el pequeño Recosta está cuatro escalones más abajo corriendo silencioso a toda velocidad, entra en su casa. Paolo se queda boquiabierto, no sabe qué hacer ni cómo reaccionar, no dice nada, se siente más que engañado.
El mayor de los Recosta ve de reojo pasar al hermano. Se da cuenta de que hay alguna novedad.
-¡Auro!-le grita, al tiempo que mira hacia arriba.
Estudia la cara de Paolo, baja la mirada hacia sus manos, están vacías. Ríe, ya sabe lo que ha pasado.
Cuando le llega la pelota la golpea con fuerza escalera abajo, se da tiempo, entra en su casa corriendo para ver lo que el hermano, con toda seguridad, le ha quitado al forastero.
Paolo se siente avergonzado de que un niño con la mitad de edad le haya quitado el calidoscopio, también de no haber reaccionado. Vuelve a la casa de los abuelos antes de que el mayor de los Recosta alga de nuevo y se ría de él junto a todo el grupo.
Si Paolo hubiera vivido los diez años que acaba de cumplir en aquel barrio, ya sabría que en Nápoles y en algunos pueblos de alrededor, uno se convierte en un boss con naturalidad porque lo va mamando desde que nace. Si no has encontrado a alguien con las tripas fuera, recogiéndoselas y metiéndoselas de nuevo dentro, ha sido el hermano o el primo el que ha visto a un hombre normal, con chaqueta, que le han pegado tres tiros y ha calculado tranquilamente lo que tarda la sangre en dejar de fluir. Todo esto termina convirtiéndose en un tema de conversación normal entre ellos. Siempre hay algún conocido que ha sido testigo en primera fila.
Lo comprenden con naturalidad, ven el poder, lo reconocen. Para ser un boss solo hay que recibir golpes como Auro Recosta, que ya reconoce a un pardillo en cuanto lo ve. Y después, ya de mayor, no tener miedo a morir.
ANTONIO BUSTOS BAENA.