EL
SECRETO DE LEONARDO DA VINCI
LX
Alrededor
de la vieja mesa camilla vestida con enaguas para hacer más cálido
el invierno se sientan los abuelos y Umberto, está serio e
impersonal; en la mano un sobre en el que hay escrito
PAOLO en
letras mayúsculas.
-Quiero
que guardéis bien esto -alarga la mano, los tres miran el nombre-,
son las instrucciones... Bueno, si a mí me ocurriera algo... sois la
única familia que tiene.
-Bien...
-dice el abuelo mirándolo a los ojos, iniciando un diálogo sin
palabras que muchos napolitanos conocen, los detalles finales antes
de cumplir.
La
abuela ve la posibilidad remota de volver a tener un pequeño de
quien ocuparse. La idea no le desagrada, al contrario, le gusta. Por
fin algo de esperanza en su interior.
¨¿Y
si todo lo que ha ocurrido es para llegar hasta aquí?¨. A esta
mujer, ese pensamiento le da todo el sentido que no ha tenido hasta
ahora la muerte de su hija.
-En
resumen, lo que digo es lo que debéis de hacer... El estudio, la
investigación... y sobre todo; la arquitectura, son las mejores
opciones para el futuro de Paolo, tiene condiciones naturales para
ello. -Pausa, silencio-. El ático de Manhattan está completamente
pagado, no lo vendáis aunque os hagan una oferta tentadora.
Alquilarlo, solo con esos ingresos tendrá el futuro económico
asegurado. Bueno..., aunque hay algún dinero, joyas de cierta
importancia..., ahí está todo escrito.
-Bien...
-contesta de nuevo el abuelo.
-Una
cosa más hecha... Me voy a la cama, necesito dormir, mañana
estaremos todo el día de viaje, vamos cerca de Roma.
-Que
descanses -dice el abuelo.
Ven
cómo se retira a la habitación. Se le ve muy alto en el pequeño
salón, después se miran entre ellos. Sin decirse nada, ambos
imaginan a su nieto viviendo definitivamente con ellos. La abuela
piensa sin querer: ¨Ojalá sea así¨.
Nunca
ha hablado de ello, pero piensa que Umberto es el causante de que su
hija haya muerto. Violeta se había marchado para sacar a Umberto de
Nápoles y su pasado, no veía otra razón para que se fueran tan
lejos.
ANTONIO
BUSTOS BAENA.
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