ANTONIO
MACHADO (1875-1939) y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958) son los
autores de los que arranca toda la poesía contemporánea española.
Ambos se forman en las corrientes estéticas más originales y
renovadoras de los últimos años del siglo XIX; el modernismo y el
simbolismo. Pero pronto superan estos modelos para buscar, cada uno
por su lado, su voz propia y original.
La
obra de don Antonio Machado es, en conjunto, más breve, aunque no de
menor intensidad, que la de Juan Ramón. Menos experimentador de
formas que aquél, la lírica de Machado alcanza, sin embargo, una
hondura cordial, una visión humanizada -y con frecuencia dolorida-
de hombres y paisajes a las que resulta muy difícil sustraerse. Es
indudable que su poesía a enriquecido nuestro modo de ver y sentir
las cosas. No podemos contemplar los álamos del Duero, las
tierras de Soria, los jardines silenciosos y umbríos como antes de
leer a Machado, porque su
mirada ha enriquecido nuestra retina y ha hecho más amplia y
solidaria nuestra percepción del mundo.
Juan Ramón Jiménez es el arquetipo del poeta dedicado íntegramente
a su tarea, entregado a una progresiva depuración
de su obra, en busca de
la perfección absoluta, y evoluciona desde una lírica sensorial y
fuertemente impregnada de sentimentalismo hacia una ¨poesía
desnuda¨, altamente conceptual y reconcentrada, que
ha sido ejemplo de rigor y de exigencia artística para las
generaciones posteriores.
Hoy
es posible ya calibrar sin apasionamiento, con objetividad, la
profunda repercusión de su obra en la poesía posterior. Lo
expresaba así recientemente (1990) un gran poeta de la generación
inmediata. Rafael
Alberti,
con palabras tajantes e inequívocas: ¨ Los
dos, Juan Ramón y Antonio, siguen siendo para mí los dos más
grandes poetas españoles de nuestro siglo ¨.
RICARDO
SENABRE SEMPERE.
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