domingo, 14 de diciembre de 2014

YO, LA NARIZ

Desde un punto de vista arquitectónico,
quizá no valga mucho, pero soy uno
de los órganos más complicados
de Joe... y hago por él cosas  que
ni siquiera sospecha.

   Soy esa prominencia que destaca en el centro de la cara de Joe: soy su nariz *. Así como Joe presta mucha atención a sus ojos, oídos y tracto digestivo, a mi me considera sólo una molestia. En invierno suelo gotear, estornudo en los momentos más inoportunos, me tapono con los catarros y suelo romperme en los accidentes. Hay ricas alusiones poéticas a otros rasgos faciales, como los ojos, los oídos, los labios. A mí me cantan con menor frecuencia. A veces se dice de alguien que no ve más allá de sus narices o que lo dejaron con un palmo de narices, o que mete sus narices en todo.
   Como órgano importante del cuerpo de Joe, creo que merezco mejor suerte. Cumplo muchas tareas de las que él ni siquiera se percata. Si se acuesta sobre el lado izquierdo, por ejemplo, se me tapa poco a poco la ventanilla izquierda. Al cabo de dos horas, más o menos, envío una señal silenciosa ( pues no quiero despertarlo ) que lo hace volverse. Este es uno de los varios mecanismos que utilizo para lograr que se mueva, lo evita además que sus músculos estén agarrotados por la mañana.
   Automáticamente, olfateo los alimentos de Joe antes de que éste los coma. Lo hago para protegerlo de aquellos productos descompuestos que podrían intoxicarlo. Una gran parte del placer que Joe encuentra en la comida me lo debe a mí. En cuanto huelo un bistec a la parrilla, activo las glándulas salivales de Joe ( es decir, " se le hace la boca agua " ) y hago que él segregue jugos gástricos. Como ya ha notado Joe, cuando mis facultades se hallan embotadas a causa de una enfermedad, como el catarro, por ejemplo, la comida resulta insípida, y él pierde el apetito y adelgaza. Sin mi estímulo, Joe se limita a " picar " ; no hace verdaderas comidas.
    Otra cosa; la voz de Joe es agradable, profunda. Y en parte me lo ha de agradecer a mí. Yo favorezco su resonancia. Si me aprieta al hablar, posiblemente se dará cuenta de lo diferente que suena su voz.
    Desde un punto de vista arquitectónico, no puedo ser objeto de presunción. Estoy metida entre el paladar de Joe y su cerebro. En realidad, soy dos narices, ya que un tabique me divide por la mitad. Encima de la boca de Joe hay una parte mía interna, más bien cavernosa; es mi taller. También tengo unos huecos pequeños en los huesos de mis dos lados; en las mejillas y en los huesos frontales situados encima de los ojos, en la pared que me separa de éstos y al fondo de mi cavidad principal. Estos espacios huecos componen mis ocho senos, que aportan algo del liquido necesario para humedecer el aire, modulan ligeramente la voz y aligeran el cráneo de Joe, pero, sobre todo, son causa de dificultades. Las bacterias se introducen en ellos, y ocasionan infecciones y el bloqueo de los estrechos canales que desembocan en mis principales conductos. En tales circunstancias, a Joe le esperan las molestias del dolor de cabeza.
    Una de mis tareas principales consiste en limpiar y acondicionar el aire que pasa a los pulmones de Joe. Todos los días debo filtrar aproximadamente quince metros cúbicos de aire, es decir, el que cabe en una habitación pequeña. Si Joe está a la intemperie un día frío y seco, a sus pulmones no les  agrada el aire que reciben. Les hace falta el que se encontraría en un húmedo día de verano, saturado en un 75 a un ochenta por ciento y a una temperatura  de treinta o más grados. También requieren un ambiente exento casi totalmente de bacterias, de polvo, de humo y de otros agentes irritantes. El acondicionador de aire de una habitación de medianas proporciones tiene el tamaño de un pequeño baúl. Mi acondicionador está reducido a una superficie pequeña de sólo unos centímetros de largo.
    Para cumplir mi labor de humectación, segrego a diario aproximadamente un litro de humedad, La mayor parte es una mucosidad pegajosa producida por la membrana roja y esponjosa que tapiza mis conductos. Aunque el pesado trabajo de limpieza está a cargo de los pelillos que hay en mi interior, es el moco el que desempeña la labor más importante, pues cumple las funciones de una especie de papel atrapamoscas; esto es, detiene las bacterias y partículas que atraviesan la barrera de los pelos. Naturalmente, no puedo permitir que esta capa de moco se estanque, pues en pocas horas estaría contaminada totalmente. Por eso cada veinte minutos fabrico una nueva capa de mucosidad limpia.
      Para eliminar el moco ya usado, dispongo de un ejército de microscópicas escobas; los cilios. Estos diminutos pelos empujan la película  de mucosidad otra vez hacia la garganta de Joe para que la trague, y luego vuelve lentamente a su posición original. Los fuertes ácidos del estómago destruyen casi cualquier bacteria que se ingiera. Mis incansables cilios ejecutan ese movimiento unas diez veces por segundo. Joe, por supuesto, no tiene conciencia de esta actividad, que se mantiene noche y día. Sólo cuando hace frío se percata de ella, porque las temperaturas muy bajas paralizan mis cilios parcialmente y provocan una excesiva producción de moco. Entonces, en vez de ir el líquido hacia la garganta, pasa hacia adelante y, en consecuencia, le gotea la nariz.
        Además de atrapar mecánicamente las bacterias, dispongo de otra protección contra ellas; una substancia que las mata, llamada lisozima, y que es la misma que protege los ojos de Joe de las infecciones. La lisozima hace de mí uno de los órganos más limpios; tan limpio que se pueden practicar muchas operaciones de la nariz sin complicados preparativos antisépticos.
         También resulta una tarea laboriosa calentar el aire que respira Joe. Esto lo hago en gran parte con la ayuda de mis cornetes. Tres de esta laminitas óseas, la mayor de unos tres centímetros de longitud, sobresalen de las paredes laterales de cada una de mis mitades. En realidad, los cornetes son como pequeños radiadores. Están cubiertos de un tejido eréctil con una provisión sanguínea relativamente enorme, que podríamos considerar como el vapor de mis radiadores. La sangre fluye generalmente por arterias diminutas y por un lecho capilar pasa hasta las venas. En mis cornetes, los capilares están conectados con las mínimas cisternas de mi tejido eréctil. Al almacenar más sangre, dichas cisternas se hinchan. Es lo que sucede cuando Joe aspira aire frío; me hincho, y así proporciono una mayor  superficie de calentamiento.
       Mi otra misión importante, por supuesto, es percibir los olores. Joe, como la mayoría de las personas, puede reconocer cuatro mil olores diferentes. Y una nariz verdaderamente sensible puede llegar a distinguir hasta Diez Mil. Como en la actualidad la supervivencia rara vez depende de mí, mis grandes facultades se encuentran adormecidas, desaprovechadas. Si Joe hubiera nacido sordo y ciego, habría apreciado mis enormes posiblidades. Como instrumento esencial de identificación, yo hubiera podido reconocer personas, casas y habitaciones sólo por el olfato.
        ¿ Cómo percibo los olores ? En la parte superior de cada una de mis cavidades nasales tengo una mancha de tejido pardo amarillento, cuyo tamaño es menor que el de un sello de correos. En cada mancha poseo unos Diez Millones de Células Receptoras, de las que salen de seis a ocho delicados pelos sensores. Todo este aparato está conectado por fibras nerviosas al cerebro de Joe, que se encuentra a unos dos centímetros de distancia.
      Esta es, pues, mi organización, que no explica, sin embargo, cómo identifica Joe el olor de un bistec a la parrilla. Sólo tenemos teorías al respecto. Se sabe que las cosas olorosas lo son porque despiden moléculas. La sopa de cebolla caliente las despide en abundancia; el acero frío, casi ninguna. Una de las teorías sostiene que mis células receptoras pueden distinguir el tamaño y forma de diferentes moléculas. La diferencia se registra de algún modo, y se genera una diminuta corriente de electricidad que se transmite al cerebro. La señal eléctrica resulta familiar al cerebro de Joe, que da su fallo; vinagre, concluye, o rosa o caucho quemado. En realidad la cosa no es tan sencilla. Es posible que existan olores primarios, lo mismo que hay tres colores primarios. En el cerebro, como en una paleta, se mezclan los olores y producen uno solo ya conocido.
       Si me siento envuelta en un olor determinado, al poco tiempo no puedo ya percibirlo. Pasados los primeros momentos, la mujer de Joe apenas nota el perfume que lleva. Si Joe consigue un trabajo en una curtiduría, en una fábrica de cola o en un corral, al principio le molestarán muchos olores. Sin embargo, pronto estará tan agobiado por el áspero tufo que apenas lo percibirá. Pero conservará su sensibilidad a otros olores. Aun en medio de la pestilencia de una curtiduría, el aroma de una rosa resulta tan delicioso como siempre.
      Como soy uno de los órganos del cuerpo más expuestos al exterior, no es extraño que sea blanco de una larga serie de padecimientos. Algunos microbios ( especialmente los de la sífilis y de la tuberculosis ) pueden atacar mi cartílago y estropearme la forma. En mi membrana mucosa brotan pólipos o protuberancias pequeñas que pueden tener desde el tamaño de un guisante hasta el de una uva. A veces bloquean el paso de aire o los canales de mis senos y causan una gran variedad de molestias.
      Los alergenos, el humo del tabaco y el polvo, irritan mis mucosas; se hinchan y producen excesivo líquido que gotea hacia la garganta. Este es el goteo Posnasal; otras veces los conductos del aire se inflaman y se tapan a causa de un catarro. Joe trata a menudo de destapárselos sonándose las narices con fuerza. Esto resulta peligroso, pues podría hacer llegar la infección a mis senos o, por la trompa de Eustaquio, hasta el oído medio. Joe también recurre a veces a las gotas nasales, substancias diversas que hacen que se contraigan los tejidos. Más vale que tenga cuidado porque esas gotas provocan el efecto contrario; a la temporal contracción de los tejidos sigue una hinchazón mayor que la original. Los especialistas recomiendan abstenerse de usar gotas nasales, pues agravan el trastorno en vez de curarlo.
     Joe tiene ahora 47 años de edad y mi agudeza está empezando naturalmente a declinar. El café ya no le huele también como antes, y otros olores ya no le resultan tan molestos. Todo esto es perfectamente normal y, aunque puede haber sido un estorbo en cierta fase de la evolución del ser humano, ya no lo es. Mientras siga yo calentando y limpiando hasta el último aliento de Joe, continuaré desempeñando mis funciones en bien suyo. Y en defensa de mi modesta condición, añadiré que, cuando Joe sea viejo, seguiré cumpliendo con mis obligaciones mucho mejor que sus ojos o sus oídos.

POR  J. D. RATCLIFF. 
       
 
      




   

jueves, 11 de diciembre de 2014

LLAMAMIENTO A LA JUVENTUD.


¨ Sólo una generación guiada por un realismo dinámico
y práctico... una generación resuelta a triunfar, podrá
satisfacer las exigencias del mundo moderno ¨


Los retos con los que vosotros tenéis que enfrentaros son claros. Cualquiera que sea vuestra afiliación política, la nación de donde procedáis, tres grandes metas deben dominar vuestros pensamientos:
La primera; librar al mundo de la pobreza y de la suciedad.
La segunda; dar al género humano una calidad ambiental que convierta la vida de cada persona en una experiencia rica y plena.
La tercera; liberar al mundo de la discriminación y de los prejuicios raciales.
Será difícil alcanzar estos objetivos. La distancia que separa a las naciones ricas de la pobres, lejos de acortarse, se ensancha cada día. El espíritu nacionalista contribuye a ahondar los prejuicios raciales, no a superarlos. Además, entre los políticos nuevos hay quienes consideran que la busca de la propia realización significa libertad para hacer lo que a uno le plazca, pasando por alto a los demás.
El papel de los jóvenes ha sido mantenerse al margen de los acontecimientos, criticando a sus mayores que están en la lid y toman las decisiones. Ahora, por primera vez en la historia, los jóvenes de veinte a treinta años están mejor preparados que los hombres de cincuenta a sesenta.
En lo sucesivo, estos jóvenes más instruidos deberán entrar en la palestra, participar en las decisiones y enfrentarse a problemas que sólo puede resolver una generación desembarazada de los dogmas del pasado. Los conceptos de Adam Smith acerca del capitalismo y la concepción comunista de Carlos Marx deben ser desechados por igual, ya que no son aplicables a nuestros problemas actuales. El comunismo no ofrece posibilidades de elección ni alienta la iniciativa individual; en cambio, exige demasiado, porque elimina los derechos humanos fundamentales.
Por su parte, si el capitalismo tiene algo positivo que brindarnos, habrá de ser en forma distinta de como lo ha hecho hasta ahora. El capitalismo debe perfeccionar más, y con mayor rapidez, una solución racional a los problemas que origina la asociación entre patrono y empleado. Debe orientar su productividad y su energía hacia la eliminación de la pobreza, no a desentenderse de ella. Debe usar la tecnología de tal suerte que las generaciones futuras no se vean condenadas a pasar la mayor parte del día encerradas en fábricas, cumpliendo un trabajo incapaz de proporcionar satisfacción mental o espiritual.
Entramos en un período histórico en que el choque de las ideologías habrá de ser substituido por la voluntad unánime de realizar idénticos propósitos.
Por el privilegio de haber sido el primer ministro del primer Departamento para el ambiente creado en el mundo, tuve más satisfacción eliminando la fealdad de los montones de escoria dejados en la primera etapa de la revolución industrial que cualquier otra derivada de discusiones políticas.
Mis colegas y yo hemos tenido grandes satisfacciones al fomentar un programa de eliminación de barrios infectos y de transformación de los hogares de centenares de miles de compatriotas nuestros que durante varios decenios necesitaron mejoras y modernización.
Así pues, el llamamiento que ahora hago ante vosotros es en favor del idealismo práctico. Contáis con la ventaja de medios de comunicación que anteriormente no existían. Disponéis de los conocimientos científicos y tecnológicos que pueden transformar los factores negativos en positivos con una rapidez antes inconcebible. Podéis aprender de los errores del pasado y aprovechar todo lo bueno que se ha logrado hasta ahora.
La valoración que haga el mundo de nuestro éxito o de vuestro fracaso se pronunciará al finalizar este siglo. Tenéis treinta años por delante, en las cuales podréis fracasar, en perjuicio definitivo del género humano, o triunfar más ampliamente que cualquiera otra generación que nos haya precedido.

POR PETER WALKER.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

ILUMINAN LAS TINIEBLAS.


La Organización Nacional de Ciegos Españoles,
que este mes celebra su XXXV aniversario,
ayuda a los invidentes a ampliar sus horizontes

Lo último que Juan José Avellán vio en su vida fueron los faros del vehículo que chocó frontalmente con el suyo en un paso elevado de Madrid, a la una de la madrugada del 2 de febrero de 1972. Al quedar ciego permanentemente, este directivo de una empresa publicitaria, de cuarenta años de edad, decidió valientemente recuperar todo lo que pudiera de su forma de vida anterior al accidente. No le faltó ayuda. Sus colegas se reunían alrededor de la cama que ocupaba en una clínica y le obligaban a dirigir reuniones de trabajo, demostrándole la confianza que tenían en su habilidad para continuar en su puesto. En casa, su mujer y sus tres hijos le sirvieron de gran estímulo moral.
Sin embargo, Juan José quería valerse por sí mismo, leer y andar sin necesidad de ayuda. Esto no se lo podían enseñar los que le rodeaban. Entonces, un amigo le aconsejó que acudiese a la Organización Nacional de Ciegos Españoles ( ONCE ).
Al principio, la idea parecía absurda. Juan José sólo sabía de la ONCE en su función de patrocinadora del Cupón Pro-Ciegos, cuyos vendedores callejeros a veces le parecían patéticos mendigos. Indudablemente, pensaba, poco podía aprender de estas personas. Sin embargo, siguió el consejo de su amigo y visitó el moderno edificio de cinco pisos que la ONCE ocupa en la calle de Prim, en Madrid.
Con gran asombro por su parte, descubrió que la ONCE tiene una plantilla de 18.868 empleados, casi tres cuartas partes de los cuales, incluidos su presidente y 33 delegados provinciales, son ciegos. Los ingresos de la lotería que administra los utiliza para proporcionar educación a los invidentes desde la escuela primaria al bachillerato, adiestrarles para trabajos industriales, mantener una biblioteca de libros hablados y escritos en alfabeto BRAILLE y emplear las más modernas técnicas, de lo cual se enorgullecen, para la rehabilitación de adultos.
La ONCE, que integra a 29.580 miembros casi todos los ciegos españoles_, celebra este año el XXXV aniversario de su creación. Fue fundada el 13 de diciembre de 1938, día de Santa Lucía, Patrona de los Ciegos, por el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, mediante un decreto que agrupaba a todas las entidades regionales existentes en un organismo nacional. Desde entonces, como dice uno de los folletos de la organización; ¨ ONCE ha salvado la dignidad humana de sus miembros y colocado la piedra angular sobre la que podrá seguir construyendo ¨. Aunque depende oficialmente del Ministerio de la Gobernación, la ONCE opera independientemente y, cumpliendo la condición establecida por su decreto fundacional, cubre todos sus gastos por medio del Cupón Pro-Ciegos.
Ya en el mes de marzo de 1939 aparecieron en las calles de Sevilla los primeros vendedores del Cupón Pro-Ciegos, que anunciaban: ¨ ! Hoy, sale hoy ! ¨ Actualmente existen 12.300 vendedores distribuidos en las 33 organizaciones de loterías con las que la ONCE cubre toda España.
Víctor Fernández ( no es su nombre auténtico ), que quedó ciego a la edad de cuatro años a causa de una enfermedad de la retina, lleva veinte años vendiendo cupones en Madrid. El precio de cada uno de éstos es de cinco pesetas, y el cuarenta por ciento de los beneficios se destina al vendedor. Otro 47,5 por ciento revierte al público a través de los premios, y el resto queda para atender las necesidades de la ONCE, los gastos de administración de la lotería y confección de los cupones. Víctor saca un promedio de unas 250 pesetas diarias, setenta pesetas más que el salario mínimo nacional. ¨Me proporciona una gran satisfacción saber que el público no me regala nada ¨, dice; ¨me compra algo ¨.
¨El establecimiento de la lotería fue la ¨Fase Primera ¨, me explica don Jesús Jiménez Albéniz, jefe de la organización. ¨Pocos años después, pudimos abordar la ¨Fase Segunda¨; educación y rehabilitación para los invidentes¨.
Antes de la fundación de la ONCE, la única ¨escuela¨ nacional para niños ciegos, situada en Madrid, se especializaba en trabajos manuales como los de carpintería o cestería, además de cursos de enseñanza primaria y musical. Sin embargo, los dirigentes de la ONCE, por considerar que el ciego necesita de conocimientos académicos para competir en el mercado laboral, han introducido cursos de matemáticas, ciencias, literatura e historia. Hoy, 575 niños ciegos reciben educación primaria y secundaria en las escuelas de la ONCE en Sevilla, Pontevedra y Alicante. Otros 325 adolescentes acuden a los centros de enseñanza media de la organización, en Madrid. En todas estas escuelas, la educación, manutención alojamiento y material escolar SON GRATUITOS.
José López Labrador, de dieciocho años de edad, natural de Cádiz, es ciego de nacimiento. Estudia cuarto curso en el colegio masculino de la Inmaculada Concepción y piensa ingresar en la Facultad de Derecho de Madrid cuando termine el bachillerato. Su compañero de clase, Pedro Prisuelos, quiere licenciarse en Ciencias Exactas. La ONCE concede a éstos y a los otros 68 estudiantes ciegos que ya han empezado una carrera universitaria, generosas becas que les permiten vivir en colegios mayores al igual que sus compañeros videntes. En 1960, un estudiante educado por la ONCE demostró que sus condiciones eran no ya iguales, sino mejores; obtuvo el Premio Nacional Fin de Carrera de la Facultad de Filosofía y Letras.
Además de proporcionar educación primaria y secundaria, La organización Nacional de Ciegos Españoles ofrece en sus centros provinciales cursos para adultos de asignaturas tales como idiomas, mecanografía y trabajos manuales. También existen siete grupos teatrales para miembros de la organización, veinticinco orquestas, un sexteto y un quinteto, y nueve agrupaciones corales en todo el país. ¨La ONCE se propone estimular y proporcionar satisfacciones ¨, dice don Jesús Albéniz. ¨Al cultivar su espíritu, los invidentes ensanchan su contacto con el mundo que les rodea¨.
Nada ha hecho tanto para ensanchar el horizonte de los ciegos como el alfabeto en relieve inventado por el francés LOIS BRAILLE hace 150 años. La biblioteca de la organización en Madrid cuenta con veinticinco mil libros en Braille ( cinco mil títulos en total ), ocho mil partituras musicales y quince mil revistas. Todos los meses, la ONCE distribuye gratuitamente entre sus miembros hasta 1,200 libros y revistas, incluida la edición de SELECCIONES DEL READER's DIGEST en dicha modalidad. Hasta la fecha, las imprentas de la organización en Madrid y Barcelona han publicado unos 650 títulos en Braille, un tercio de los cuales son libros de texto.
Los invidentes pueden acogerse a la sección de libros hablados de la ONCE. Esta es una colección de 2.500 títulos grabados en cinta magnetofónica por locutores profesionales en los estudios de la organización. Sus 1.300 miembros reciben los aparatos a los que se acoplan las cintas.
Para los docientos españoles de veintiuno a cuarenta años que pierden la vista anualmente, aprender el alfabeto Braille es un paso importante en cuanto a superar su limitación. Mas para ese grupo, la movilidad constituye un arte cuyo aprendizaje resulta aún más importante. Con este fin, la ONCE regenta un Centro de Rehabilitación a treinta kilómetros al norte de Barcelona. Desde su apertura, en noviembre de 1971, el centro ha enseñado a más de cien estudiantes invidentes a circular por la vía pública casi tan rápidamente como cualquier otra persona, incluso en las grandes ciudades. El curso, de tres meses de duración, comienza con una pista de obstáculos construida de modo que parezca una acera e interrumpida en varios puntos por bordillos y escalones. Una vez que conocen bien esta pista, los estudiantes prueban su habilidad en las calles de la vecina Tarrasa, ciudad industrial de unos doscientos mil habitantes, y por último en la propia Barcelona.
Una mañana, observé a José Luis Fernández de Roitegui, nacido en Vitoria y de cuarenta años de edad, mientras daba su primer paseo por la atestada plaza de Cataluña, de Barcelona. José Luis, que quedó totalmente ciego hace nueve años, marchaba animosamente moviendo de un lado a otro su bastón por la aceera abarrotada de gente.
El bastón, blanco y de 145 centímetros de longitud, es más largo que los bastones corrientes, y ha revolucionado la movilidad de los invidentes desde que fue introducido en España, hace tres años, por un instructor de la ONCE. Tal ayuda advertía a José Luis de los obstáculos que se presentaban a pocos pasos por delante de él. De pronto, se detuvo a medio metro de una farola, se desvió y continuó andando rápidamente. Al llegar al bordillo de la acera, se paró a escuchar. Los coches detenidos a su izquierda y un tropel de pisadas que le adelantaban le indicaron cuándo se encendía la luz verde para los peatones. Algunas personas le ofrecieron ayuda para cruzar, pero José Luis rehusó amablemente. Bajó a la calzada y la cruzó solo. Luego dio una vuelta alrededor del centro de la plaza y atravesó otra avenida dirigiéndose hacía el paseo exterior. Después de una hora de camino sin NINGÚN CONTRATIEMPO, José Luis estaba nervioso, pero RADIANTE.
¨ Cuando vuelva a Vitoria ¨, me dijo, ¨ mi vida cambiará. Seré más independiente. Si quiero dar un paseo no tendré que esperar a que alguien me acompañe, Iré yo sólo ¨.
La ¨ Fase Tercera ¨ del programa de educación y rehabilitación de la ONCE se centra en la formación profesional que capacite a los ciegos para desempeñar trabajos anteriormente reservados a los videntes. La organización inauguró su Centro de Formación Profesional en el Barrio de San Juan Bautista, de Madrid, een 1966. Desde entonces, 105 ciegos y siete ciegas han sido capacitados allí para el trabajo industrial. Varios de sus titulados han obtenido puestos como torneros o montadores para la producción en cadena en industrias tales como Standard Eléctrica, Marconi, Seat e Hispano Olivetti.
José Pérez ( no es su verdadero nombre ), de treinta años de edad y camionero de profesión, empezó a perder la vista hace cuatro años a causa de una enfermedad de pigmentación. Actualmente, está terminando un curso de un año de duración en el Centro. Observé cómo hacía una prueba de producción contra reloj. Con los elementos de tres bandejas que contenían sesenta piezas, entre ellas tornillos diminutos y arandelas, montó en 37 minutos una bomba de gasolina para automóvil. ¨ Es casi el tiempo que tarda normalmente la cadena de producción para esta pieza ¨, dice Enrique Sánchez, jefe de un grupo de cinco instructores videntes.
Si José no puede encontrar un puesto en el mundo de los videntes, tiene la posibilidad de seguir trabajando en el taller del Centro, que abastece de piezas auxiliares a diez fabricantes. ¨ En cuatro años de funcionamiento ¨. dice el director del Centro, Enrique Oliva, ¨ sólo hemos tenido un accidente laboral. Nuestro índice de seguridad es superior a la media nacional para trabajos de este tipo ¨.
En el otro extremo de la ciudad, veintiséis hombres y dos mujeres siguen un curso de cinco años en la Escuela de Fisioterapia de la ONCE. El curso incluye prácticas en un hospital, y la propia escuela es una clínica de rehabilitación que atiende a veinte pacientes cada mañana. Hasta ahora, todos los titulados han encontrado trabajo rápidamente.
La Escuela de Telefonía de la ONCE ha adiestrado a unas setenta mujeres a trabajar en las centralitas de bancos y oficinas. María Alvarez ( no es su nombre real ), de veintisiete años de edad, lleva más de cinco trabajando como telefonista en una empresa de distribución de productos petrolíferos, de Madrid. Un sistema de clavijas metálicas adaptado al cuadro * les permite ¨sentir¨ el comienzo y la terminación de las llamadas. Las clavijas, que miden aproximadamente un centímetro de largo y tienen el grosor de una mina de lapicero, se mueven de arriba abajo para substituir a las luces que se encienden y apagan y sirven de guía a la telefonista vidente en una centralita normal. ¨ María es tan eficiente como cualquier otra telefonista ¨, dice el jefe de personal de la empresa.
Gracias a la variedad de programas de capacitación profesional de la ONCE, Juan José Avellán, el ciego con el que comenzamos esta historia, también ha anudado el hilo de su vida pasada. Se inscribió en un curso nocturno de lectura del alfabeto Braille en las oficinas centrales de la ONCE, y, más tarde, con la ayuda de los instructores de la organización, aprendió a circular sin ayuda en ciudades populosas. Como ya no podía encontrar las cosas en una mesa atestada, se hizo un modelo de exactitud, e instaló un sistema de archivo con numeración BRAILLE que le permitía localizar cualquier contrato o carta con un simple toque de sus dedos. Un magnetófono acoplado a su teléfono le evitó tomar notas. Gracias a la mecanografía al tacto que le habían enseñado en la ONCE, podía redactar él mismo lo contratos de publicidad durante sus viajes. Sus métodos han cambiado, pero Avellán sigue desempeñando el mismo exigente trabajo.
¨ La ONCE enseña a confiar en uno mismo ¨, dice Juan José Avellán. ¨ Por ello, muchos ciegos españoles pueden sentirse tan independientes y plenamente humanos como las personas que ven ¨.

POR RAÚL VÁZQUEZ DE PARGA.


lunes, 8 de diciembre de 2014

¿ QUÉ ES REALMENTE EL REIKI ? SU HISTORIA.


 Denominamos reiki a una palabra proveniente de Japón; su significado exacto es la ¨ ENERGÍA UNIVERSAL ¨. El reiki, como todo en la vida, tiene una técnica que es conveniente aprender; no obstante, yo diría que el reiki hay que sentirlo con nuestras propias manos, bien haciéndonos una sanación a nosotros mismos o dando la sanación a otros.
  Ocurrirá que en ocasiones, cuando el cuerpo está sensibilizado a sentir el reiki, existirán más probabilidades de que la sanación tenga más efecto.
  Rei: Su significado es la ¨ ENERGÍA UNIVERSAL DE LA VIDA ¨.
   ki: Es la parte de Rei que fluye por medio de todo cuanto tiene vida, por lo tanto es así mismo la energía de nuestra vitalidad propiamente dicha.
   Reiki; consigue el equilibrio del cuerpo, mente y espíritu; por esta razón actúa desintoxicando las toxinas, equilibrando todos nuestros centros energéticos llamados ¨ Chakras ¨. El reiki es un regalo de la naturaleza del Dios creador, que haremos muy bien en aprovecharnos de él por lo cercano y sencillo que resulta su aplicación.
   Hoy en día los medios dedifusión con que cuenta el ser humano; la Prensa, la Radio, la Televisión, Internet y otros, hacen más fácil su práctica. Imaginemos si tuviésemos que ir hasta el Japón para poder recibir las iniciaciones, pues bien, por suerte para la Humanidad se está cultivando en todo el mundo. Si hubiérmos de destacar algún país en especial, quizá Alemania sea uno de los más adelantados, aunque existen libros de maestros nacidos en Italia, Norteamérica, Sudamérica y otros; en España, creo que el mío es el del primer español que se publica sobre este tema, lo cual me hace feliz. Siento tal respeto por quienes se dedican a mejorar la salud de las personas que me siento enormemente agradecido a la vida por haberme acercado hasta el reiki.

¿ CÓMO  PODEMOS COMPARTIR
REIKI  EN  PAREJA ?

   Colócate frente a tu pareja de esta manera primero estamos juntando nuestros Chakras, convirtiéndolos en siete dobles o, lo que es lo mismo, catorce. Sentirás una serie de sensaciones alucinantes, sentimientos que de alguna forma mejorará vuestra relación amorosa. Por este motivo, este ejercicio es magnifico para aceptar al que tenemos enfrente nuestro, si se está enamorado de la persona.
     
 Respecto al tiempo que podemos emplear en este ejercicio es de aproximadamente unos nueve minutos.
  ¿ Cómo hacer el ejercicio ? Sentados encima de una superficie semiblanda y, como ya he dicho antes, colocados uno frente al otro, se han de separar ambas piernas y doblar las rodillas ligeramente. Juntaros lo suficiente como para que podáis poner las piernas de uno sobre las piernas del otro, como final se han de juntar ambas palmas de las manos.
   Si queréis realizar algún tipo de mantra, como por ejemplo sonidos reiki, esto lo aprendí en un curso especial de reiki en la sierra madrileña de Navacerrada, de esto hace aproximadamente tres años. El sonido es ah... subiendo y bajando la escala musical, aunque se esté sin conocimientos de las notas musicales da igual. Lo ideal de esto es hacer este mantra en grupo; es como si habláramos con el espíritu hacia el universo, hacia el firmamento, un canto de libertad, de esperanza en vivir la vida en plena armonía hacia el más allá.
     Si llevamos a cabo estos ejercicios tres veces por semana, entre dieciocho y veintiún minutos, nuestra alma, el corazón y el espíritu, nos llevarán, lo mismo que hace un avión, a mundos desconocidos. Llevar acabo este ejercicio y seguro que vuestras vidas cambiarán a mejor.

PROFESOR  MÉRCURY 
          


 
    

LA VELA.

I

  La moza murió a la aurora
y el mozo no sabe nada.
que más temprano que el día
se levantó esta mañana,
y alma blanca y cuerpo recio
bregando están en la arada
con una pena muy honda,
con una tierra muy áspera.
  A ratos desmaya el cuerpo
y el alma a ratos desmaya,
y ya cuando al surco caen
aquellas gotas de agua,
no sabe el mozo de fijo
si son sudores o lágrimas,
que si el alma mucho sufre
y el cuerpo mucho se afana,
ruedan en uno fundidos
jugos del cuerpo y del alma.
   ¡ Qué tarde aquélla más triste !
   ¡ Las nubes son tan opacas !...
   ¡ Están los campos tan mudos !...
   ¡ Están las tierras tan pardas !...
   Y la idea de la vida
¡ es tan borrosa y tan vaga !
   Parece que Dios se ha ido
del yermo que antes llenaba
y el alma se siente sola
en el centro de la nada.
   ¡ Señor, que todo lo llenas !
   ¡ Señor, que todo lo abarcas !,
no dejes solo el terruño
y a tus edenes te vayas,
que en el terruño vivimos
con el pan de la esperanza
aquel gañán que perdiera
sus dichas esta mañana
y este hijo fiel que en el surco
con las alondras de canta !

II

¡ Qué pobremente la entierran !
la llevan en unas andas 
cuatros viejos que en el campo
por viejos ya no trabajan,
y sólo siete mujeres
han podido acompañarla,
que al yugo de sus trabajos
están las gentes atadas.
   La marcha a veces suspenden
porque los viejos se cansan
y en el suelo depositan
la pesadísima carga,
mientras el sudor se enjugan
de sus venerables calvas.
   Llegaron al camposanto
cuando aquel gañán llegaba
y ya con el último surco
del camposanto a la tapia,
que araba el muchacho en tierras 
al cementerio rayanas
porque en vidas y en amores
piensa no más el que ama.
   Los bueyes humedecieron
la pobre musgosa tapia
con el largo resoplido
de la postrera parada;
y el mozo, estático y mudo,
con ojos llenos de lágrimas,
vio turbiamente las luces,
vió turbiamente las andas,
y oyó el caer de la tierra,
y vió que se arrodillaban
los viejos y las mujeres
murmurando una plegaria...
cayó el mozo de rodillas,
una mano en la aguijada
otra mano en la mancera,
un dogal en la garganta,
y en el corazón un nudo,
y un mar de hiel  en el alma.
  ¡ Ni una velita siquiera
que tengo para alumbrarla !
así con honda ironía,
dijo el gañán sin palabras.
   Si hubiese alzado a los cielos
la triste turbia mirada,
viera mansamente ardiendo
con trémula luz opaca
el aguijón que guarnece
la enhiesta recta aguijada...


JOSÉ  Mª GABRIEL  Y  GALÁN 

SIEMPRE HAY UN CAMINO ANTE NOSOTROS.

   En cada estrella hay tanta luz, y en cada noche, tantas estrellas, que nosotros aunque ya sea noche cerrada encontraremos siempre un camino y, para aquellos, que ya no ven, seremos un camino.

    En la cumbre del bienestar material te mueres como ser humano.
    ¿ Es que ya estás muertos ? Muerto con la tripa llena y el corazón vacío. Muerto en medio de todo su confort casero. Muerto de ansía por el dinero, poseso de la propia posesión.
    ¡ Ponte en camino hacia la vida ! ¡ Vive !
    Limpiar la mente de la caza de cada vez más cosas.
    Liberar el corazón de angustias de las mil complicaciones por obra de insensatas ansias.
     Liberarse de los objetos, que, en el fondo, no se necesitan.

     ¡ Ponte en camino hacía la vida ! ¡ Vive !

    La alegría llenará tu alma, ánimo para vivir.
    Tu casa irradiará calor, calor humano seguridad.

    Tus ojos ve de nuevo la flor que está floreciendo.
    Tus oídos oyen de nuevo al pájaro que canta.
    Trabajas con las manos.
    Y un trozo de pan te sabe a gloria, un vaso de agua fresca.
    Y cuando el sol brilla, empiezas a bailar, y cuando llueve silbas.
      
    Y te das cuenta de que estamos hechos para la alegría.

    ES PRIMAVERA

    Querida cebolla,
¿ cómo sabes que es primavera ?
    Hace un año te cogí y te llevé a mi habitación y te puse en un estante, a la sombra de un libro.
     No hice nada contigo, absolutamente nada.
     Sólo esperé.
     Quizá una hora, para que tú me dieras tu sabor...
     Llevabas ya todo un año allí.
     Y ahora _de golpe_te despiertas.
     No has visto el sol.
     No te han dado agua
     No has tenido otra cosa que mi mirada amable.
     Y ahora, de repente, apareces para decirme:

ES PRIMAVERA

     ¿ Quién ha escrito eso en tu corazón ?
     Quiero darle las gracias al Invisible, que te ha programado, que, con toda discreción te hace vivir tan intensamente.
      ¡ Un milagro !
      Se le puede analizar científicamente en todos sus detalles, pero el milagro no por eso queda excluido, y tampoco el mensaje que me traes:

ES PRIMAVERA

      Un maravilloso día de primavera, un esplendido día de sol, un verde paradisiaco, y tantas flores, tanto cantar de pájaros, todo eso bien vale, meses enteros de lluvias, de lluvias y de frío.

UNA BRIZNA DE HIERBA...

        No basta para atraer mágicamente la primavera.
        Pero tiene tanta fuerza como, para con ayuda de su verde vida perforar el muerto asfalto.
        No puedo, en sólo un día, cambiar el desierto.
        Pero puedo empezar haciendo un oasis.

       El sol no pasa de largo ante nadie.

       Tampoco a ti te deja tirado, si no te has arrastrado escondiéndote en las sombras.

PHIL  BOSMANS. 

    


 



















 

viernes, 5 de diciembre de 2014

EN EL CINE



¿ Dónde han quedado aquellas salas de cine enormes, con su acomodador, grandes butacas y la prohibición expresa de no poder comer ni beber en su interior, en beneficio de quienes van al cine a disfrutar del largometraje ? Lo cierto es que cada vez es menor el número de este tipo de salas y, las que existen, en casi todos los países, se frecuentan cada vez menos.
Los lugares públicos son buenos escenarios para poner a prueba la buena o mala educación de las personas, ya que evidencian rasgos de la personalidad de cada uno, bien porque actuamos de forma natural, bien porque no estamos dispuestos a cumplir con las restricciones que imperan en cada una de ellas. El caso del cine es ciertamente revelador.

La decadencia del séptimo arte no se debe a la falta de protagonistas del estrellato de Hollywood o de otro mercados, ni a la muerte de los guionistas, ni a nada parecido. En la decadencia del cine como espectáculo han influido distintos factores que han partido del propio espectador. De un lado, la tecnología, el vídeo y la comodidad del mando a distancia han provocado que los que no aman el cine profundamente prefieran la calma del hogar a tener que luchar con la cola interminable de espectadores a las puertas de una sala de cine. Por otro, el poco respeto a las buenas formas que deben guardarse en un cine le quitan las ganas a cualquier cinéfilo de moverse del sofá de su casa.

Sabrá que nos referimos a los hábitos tan poco recomendables de comer e inundar el suelo de la sala de palomitas, de las latas de Coca-Cola, de los chocolates, o más bien del ruido que se emite cuando dentro de una sala de cine uno se dedica a llenar el estómago. Lo cierto es que lo no recomendable ya no es tanto el hecho de comer dentro del cine cuando la película ya ha comenzado a proyectarse, sino las molestias que podemos causar a quienes, en su justo derecho, reclaman silencio absoluto para poder concentrarse en la película.

Si los multicines proliferan y sus propietarios y responsables del negocio abren tiendas con todos estos artículos a la venta, se supone que no debe estar prohibido comprarlas y pasarlas a la sala. Y en este sentido hay diversidad de opiniones sobre qué es lo que debería estar permitido. Sin embargo, si con nuestros ruidos guturales o dentales estamos molestando al que ocupa la butaca contigua, el hecho de que comer o beber esté permitido dentro no valdrá como justificación.

La pregunta o reflexión que debe hacerse si va al cine es qué puede molestar al resto. El respeto debe manifestarse desde el preciso instante en que llega a los aledaños del lugar. Sepa que al llegar al cine, especialmente si va a ver una película de estreno, será muy probable que se encuentre con una larga fila de gente haciendo cola. Bien, aunque no sea lo que más le apetece, deberá guardarla.

Una vez que haya entrado a la sala, si las localidades son numeradas, hará acto de presencia el acomodador, que le acompañará hasta su sitio y le indicará cuál es su butaca. La función del acomodador es importante, sobre todo si usted llega unos minutos tarde a la proyección, los anuncios de publicidad han comenzado a proyectarse y las luces se han apagado. Si ocurre esto, será gracias a la labor del acomodador, que le irá guiando con su linterna, por lo que llegue a ocupar su asiento sin dificultades. Agradézcale su trabajo con una pequeña propina, y si no ha previsto este gasto menor entonces indíquele que usted va a localizar solo su butaca. No es cortés ni educado servirnos de la atención de esta persona sin haber previsto que deberemos darle una propina y ni tan siquiera llevemos monedas sueltas en el bolsillo.

Ya en nuestra butaca, cuando queden escasos minutos para que comience la película, pueden darse todo tipo de situaciones, desde escuchar el molesto ruido de alguien que ha olvidado dónde se encuentra y no para de hablar con el vecino, hasta quien ya ha iniciado el ritual de las palomitas y emite ruidos extraños y molestos, en un claro gesto de desconsideración hacia el resto.

Mantenga silencio, no hable con su acompañante y controle su imperiosa necesidad de comer palomitas de maíz. Si le entra hambre, que todo es posible, y es incapaz de aguantar la hora y media o dos horas de la película, auséntese un momento de la sala para comer o beber lo que se le antoje.
Por supuesto, tiene que abandonar su asiento por este u otros motivos, sepa que durante unos segundos va a impedir ver la pantalla a todos los espectadores de las filas posteriores a la suya. Con esto queremos decirle que valore la necesidad de su ausencia, pues resulta francamente molesto y maleducado ver cómo una persona se levanta y vuelve a sentarse en su butaca alegremente sin respetar al resto de los presentes. Si decide que no puede retardar su ausencia o las ganas de ir al aseo se multiplican, no estará de más que se disculpe con todas las personas que hay en las butacas de su fila, que van a tener que dejarle paso. No se demore en la salida y si es necesario, agache la cabeza, siempre que no quiera ser objeto de la crítica de toda la sala e incluso escuchar las voces de algún presente pidiéndole que desaparezca o se volatilice.

Hemos hecho mención de la proliferación de los minicines en centros comerciales. En ellos, se ha apostado por la comodidad del espectador en perjuicio de la del arte del cine. Por ello, en los reposabrazos suele haber un hueco redondo adaptado a las latas de Coca-Cola o a los vasos de cartón para bebidas servidos en el propio cine. Es posible que esta especie de pasavasos sea una prolongación de la butaca delantera. En cualquiera de los dos casos, si va a utilizarlo, procure no hacer ruido ni molestar, y mucho menos se dedique a sorber la bebida fuertemente con una pajita de plástico, a modo de regalo auditivo a la sala.

La verdad es que en el cine se da una mezcla de distintos perfiles de personas. Hay quienes acuden al cine, como sosteníamos, por su profundo amor al llamado séptimo arte, sin más, aunque la razón es por sí poderosa y, de entre todas las posibilidades, la más dotada de lógica. Sin embargo, hay quien va a una sala de cine para pasar el rato del domingo, para sacar a los niños de casa con alguna excusa o para buscar la intimidad que sus circunstancias personales no le permiten tener.

El hábito de comer palomitas, de hablar interrumpiendo el necesario silencio es más frecuente entre estas personas que han ido a ver una película con las mismas ganas que podrían haber acudido al parque de atracciones o a merendar a una hamburguesería. Ir al cine está, en muchas ciudades, identificado con una buena forma de pasar la tarde del sábado o domingo, incluso esta práctica para ciertas personas se convierte en costumbre. Bien, a nadie se le prohíbe la entrada en el cine, siempre y cuando se respeten las reglas hasta ahora expuestas.

Hay personas fácilmente impresionables con quienes ir al cine a ver una película de miedo o suspense se convierte en un verdadero martirio. La acción de la película se va reflejando no sólo en su rostro, sino en sus repentinos y bruscos saltos de la butaca, en sus resonantes suspiros e incluso en el apretón del brazo del vecino que no conoce de nada. Su función es casi como la de un narrador o comentarista, que en lugar de servirse de las palabras acude a las manifestaciones de sorpresa, a los largos y alarmantes suspiros, a los gritos contenidos. Si usted es de esta clase de personas, no es muy recomendable que vaya al cine solo y quizá, aunque se vea afectada su afición a las salas de cine, deberá seleccionar muy bien las películas que va a ver y las que se reserva para el reproductor de vídeo del salón de su casa.

Debemos dedicar un espacio a aquellas parejas que utilizan los cines como si de reservados se tratara, que aprovechan la oscuridad de una sala para dar rienda suelta a sus manifestaciones cariñosas. Aunque no tenga otro lugar para disfrutar de su intimidad con su pareja, recuerde que el cine es un lugar público con una función muy concreta en el que, además, puede haber niños. No lleve sus gestos de cariño más allá de un beso aislado o un apretón de manos. No es cortés ir al cine a acariciar a la pareja, aunque el ambiente invite a tal cosa.

Las butacas del cine se usarán para lo que estrictamente están diseñadas, es decir, para tomar cómodamente asiento mientras dura la película. Absténgase de apoyar sus pies, piernas o brazos en la butaca delantera, aunque esté vacía. Si usted acude al cine en una hora de poca afluencia de espectadores, como mucho permítase la licencia de dejar su abrigo en la butaca cercana, siempre y cuando esté dispuesto a retirarlo educadamente si alguien va a ocuparla. En el epígrafe en el que recogemos la correcta manera de sentarse, en el primer capítulo de este manual, encontrará las normas que mandan a la hora de tomar asiento. Aplíquelas en la sala de cine, no deja de ser un lugar público.

Llegado el momento en que la película tristemente llega a su fin, para algunos, y es el momento de respirar con tranquilidad para otros, sepa que esos amantes acérrimos del cine estarán seguramente interesados en leer lo que rezan los títulos de crédito, con el fin de conocer los nombres de los actores protagonistas, el director del largometraje y hasta el responsable de los efectos especiales. Cuando abandone su asiento siga manteniendo el silencio y procure no entorpecer, en la medida de lo posible, la vista a los demás. A veces, si la película ha sido una obra maestra, los espectadores se fundirán en un aplauso, una especie de ejercicio común de admiración y homenaje a lo que han podido disfrutar. No está obligado a sumarse a este aplauso, ni a la opinión general, tan sólo permita que cada uno exprese libremente su punto de vista.

ARANTXA G. DE CASTRO.