jueves, 11 de diciembre de 2014

LLAMAMIENTO A LA JUVENTUD.


¨ Sólo una generación guiada por un realismo dinámico
y práctico... una generación resuelta a triunfar, podrá
satisfacer las exigencias del mundo moderno ¨


Los retos con los que vosotros tenéis que enfrentaros son claros. Cualquiera que sea vuestra afiliación política, la nación de donde procedáis, tres grandes metas deben dominar vuestros pensamientos:
La primera; librar al mundo de la pobreza y de la suciedad.
La segunda; dar al género humano una calidad ambiental que convierta la vida de cada persona en una experiencia rica y plena.
La tercera; liberar al mundo de la discriminación y de los prejuicios raciales.
Será difícil alcanzar estos objetivos. La distancia que separa a las naciones ricas de la pobres, lejos de acortarse, se ensancha cada día. El espíritu nacionalista contribuye a ahondar los prejuicios raciales, no a superarlos. Además, entre los políticos nuevos hay quienes consideran que la busca de la propia realización significa libertad para hacer lo que a uno le plazca, pasando por alto a los demás.
El papel de los jóvenes ha sido mantenerse al margen de los acontecimientos, criticando a sus mayores que están en la lid y toman las decisiones. Ahora, por primera vez en la historia, los jóvenes de veinte a treinta años están mejor preparados que los hombres de cincuenta a sesenta.
En lo sucesivo, estos jóvenes más instruidos deberán entrar en la palestra, participar en las decisiones y enfrentarse a problemas que sólo puede resolver una generación desembarazada de los dogmas del pasado. Los conceptos de Adam Smith acerca del capitalismo y la concepción comunista de Carlos Marx deben ser desechados por igual, ya que no son aplicables a nuestros problemas actuales. El comunismo no ofrece posibilidades de elección ni alienta la iniciativa individual; en cambio, exige demasiado, porque elimina los derechos humanos fundamentales.
Por su parte, si el capitalismo tiene algo positivo que brindarnos, habrá de ser en forma distinta de como lo ha hecho hasta ahora. El capitalismo debe perfeccionar más, y con mayor rapidez, una solución racional a los problemas que origina la asociación entre patrono y empleado. Debe orientar su productividad y su energía hacia la eliminación de la pobreza, no a desentenderse de ella. Debe usar la tecnología de tal suerte que las generaciones futuras no se vean condenadas a pasar la mayor parte del día encerradas en fábricas, cumpliendo un trabajo incapaz de proporcionar satisfacción mental o espiritual.
Entramos en un período histórico en que el choque de las ideologías habrá de ser substituido por la voluntad unánime de realizar idénticos propósitos.
Por el privilegio de haber sido el primer ministro del primer Departamento para el ambiente creado en el mundo, tuve más satisfacción eliminando la fealdad de los montones de escoria dejados en la primera etapa de la revolución industrial que cualquier otra derivada de discusiones políticas.
Mis colegas y yo hemos tenido grandes satisfacciones al fomentar un programa de eliminación de barrios infectos y de transformación de los hogares de centenares de miles de compatriotas nuestros que durante varios decenios necesitaron mejoras y modernización.
Así pues, el llamamiento que ahora hago ante vosotros es en favor del idealismo práctico. Contáis con la ventaja de medios de comunicación que anteriormente no existían. Disponéis de los conocimientos científicos y tecnológicos que pueden transformar los factores negativos en positivos con una rapidez antes inconcebible. Podéis aprender de los errores del pasado y aprovechar todo lo bueno que se ha logrado hasta ahora.
La valoración que haga el mundo de nuestro éxito o de vuestro fracaso se pronunciará al finalizar este siglo. Tenéis treinta años por delante, en las cuales podréis fracasar, en perjuicio definitivo del género humano, o triunfar más ampliamente que cualquiera otra generación que nos haya precedido.

POR PETER WALKER.

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