miércoles, 25 de marzo de 2015

UNA ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA.


A partir de los 12 meses, una vez introducida la mayoría de los alimentos, se irá aumentando la cantidad y su textura, durante los meses y años siguientes, siempre evitando forzar la alimentación, respetando los gustos del niño y procurando hacer de la comida no una rutina, sino un motivo de ¨fiesta¨cada día.

Durante los primeros catorce años de vida, la alimentación es un pilar fundamental para asegurar un óptimo desarrollo y crecimiento del niño. Durante estos años, la correcta nutrición es imprescindible para el crecimiento, el desarrollo de la inteligencia, la memoria, el aprendizaje e, incluso, aumentar la resistencia a las enfermedades. Ejemplo: la capacidad y fortaleza del sistema inmunitario empieza a declinar a partir de la adolescencia; si hasta ese momento la nutrición ha sido buena, tal declinar será lento; pero si ha sido irregular, la pérdida será más rápida.
La importancia de los componentes básicos de los alimentos (proteínas, grasas, azúcares o hidratos de carbono, vitaminas, minerales y agua) es notoria a todo lo largo y ancho del organismo, desde los huesos hasta el cerebro, pasando por el pulmón o la sangre. Ejemplo: el crecimiento del niño depende de la creación de nuevas células, compuestas principalmente por proteínas, grasas y azúcares, en cuyo proceso de formación actúan las vitaminas y minerales como directores y protectores.
La alimentación actual de muchos niños refleja algunos errores:

  • Excesiva aportación de grasas en forma de frituras y bollería industrial.
  • Desayuno insuficiente.
  • Escasez de proteínas de origen vegetal (verduras).
  • Abuso de condimentos y especias en los alimentos.
Se aconseja por lo general que el 15% de la comida sean proteínas, el 30% grasas (preferentemente de origen vegetal) y un 55% de hidratos de carbono o azúcares. Dadas estas consideraciones, hay que facilitar la presencia en la mesa de:

  • Vegetales con fibra (ensaladas, verduras, legumbres, hortalizas en general).
  • Frutas (en lo posible, enteras y variadas, aun cuando también el zumo es muy saludable).
  • Cereales (fuente energética muy importante, sobre todo en el desayuno).
  • Azúcares en forma de pan, patata o pastas (espaguetis, macarrones, etc.).
  • Carne roja o blanca y pescado, pero a la plancha, asada o cocida (reduciéndose así el consumo de frituras).
  • Aceite de oliva crudo acompañando a las ensaladas.

Lo más importante es distribuir estos alimentos a lo largo del día en su cantidad y proporción exactas. Con el fin de que resulte más fácil conseguir una distribución equilibrada de los alimentos, la mayoría de los alimentos diarios debe proceder del grupo de cereales, pasta, arroz etc., altamente energéticos, con fibra y vitaminas, seguidos de verduras y frutas, en los que se encuentran proteínas de tipo vegetal (fáciles de asimilar), vitaminas, minerales y otros nutrientes. Hay que alternar, en menor cantidad, carne huevos y pescado (nunca frito), así como aceite de oliva y azúcares.

TXUMARI ALFARO
PEDRO RAMOS.

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