De
mis malestares le echaba la culpa a mis familiares porque decía que
no me comprendían. También culpaba a otros de mi mala situación y
nunca a mí mismo. Cuando comencé a leer que cada persona es
responsable de su buena o su mala suerte, y
que cada quien es el dueño de su propio destino, no quería creerlo.
Pero a medida que leía me convencía que así es en realidad.
Comprendí que yo no era tan positivo que
digamos,
ya que tenía muchos aspectos negativos que influían en lo que me
pasaba. A veces tenía algún éxito, pero más tarde me enfrentaba a
serios problemas económicos. Y entonces me deprimía demasiado, y
toda mi familia vivía en tensiones por este motivo.
Aprendí
a través de la lectura a confiar en Dios y en mí mismo. Comencé a
utilizar el poder de la fe, a desarrollar la voluntad, a ejercitar mi
mente en la visualización positiva. Lograba con eso energía
interior, que usted denomina muy acertadamente la ¨Energía
Psicocósmica¨.
Los frutos han sido excelentes. Primeramente en mi propia existencia,
ya que aprendí a
enfrentar las dificultades con calma, serenidad y dominio propio.
Pude
entonces influir en mis familiares: Mi esposa, hijos y mis padres que
viven con nosotros. Entre todos, muchas veces
había choques y discusiones. Actualmente vivimos con más
tranquilidad. Todos en casa están leyendo los libros referidos y sus
artículos periodísticos. Con
todo lo cual nos beneficiamos.
JOSÉ
FARID H.
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