Correteando
por la calle, un pequeño rapaz, al dar la vuelta a una esquina,
chocó inesperadamente con un hombre. ¨
¡Santo cielo!¨, dijo el hombre, ¨¿adónde vas con tanta prisa?¨
¨A
casa¨, respondió el muchacho. ¨Llevo prisa, porque mi madre me va
a sacudir.¨
¨¿Y
tantas ganas tienes de que te sacudan que vas corriendo de esa
manera?¨, le preguntó asombrado el otro.
¨No.
Pero, si mi padre llega a casa antes que yo, será él quien me
atice.¨
Los
niños son como espejos;
en
presencia del amor,
es
amor lo que reflejan;
cuando
el amor está ausente,
no
tienen nada que reflejar.
ANTHONY
DE MELLO.
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