José
Ignacio era un buen trabajador, honrado, dinámico e inteligente.
Utilizaba sus facultades para tener éxito. Fue así como después de
diez años de trabajar para una gran empresa pidió su liquidación y
estableció su propia industria, con sus ahorros. Una pequeña
empresa, que comenzó a darle buen resultado.
Uno
de sus ex-compañeros de trabajo, llamado Alvaro, quedó sin empleo.
Le solicitó al amigo que le diese trabajo en su fábrica. José
Ignacio lo empleó pagándole un excelente sueldo y colocándolo
desde un principio en una posición de jerarquía dentro de la
empresa, ya que le nombró Sub-gerente.
Algunos
meses más tarde José Ignacio comenzó a padecer de insomnio,
angustias, temores infundados, arrebatos de cólera y estrés, sin
ningún motivo aparente. Visitó a un Orientador Metafísico, quien
descubrió que la causa de sus problemas era la envidia de su
colaborador inmediato. José Ignacio pensó despedirlo del empleo,
pero aconsejado por el Orientador no lo hizo. José Ignacio
oraba por él, enviándole deseos de que se arrepintiese de su error.
Meses
más tarde, Alvaro enfermó y tuvo que depender de sus familiares y
de su amigo José Ignacio para sobrevivir.
Este último se había recuperado totalmente de sus malestares y su
empresa marchaba óptimamente. Por sugerencia de José Ignacio,
Alvaro también visitó al Orientador social, quien le dio un
tratamiento espiritual para librarse de sus pensamientos y
sentimientos negativos. EVITA
LA ENVIDIA, ELLA TE HARÁ FRACASAR Y SER INFELIZ.
JOSÉ
FARID H.
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