Pero también eraun prudente educador. Tras dar un golpe con su martillo, el juez dijo: ¨Cualquiera de los presentes que no haya robado una sola sandía cuando era un muchacho, que levante la mano.¨Y se quedó esperando. Tanto los funcionarios de la audiencia como los policías, los espectadores y hasta el propio juez mantuvieron sus manos quietas.
Satisfecho de que nadie en la sala hubiera levantado la mano, el juez declaró: El caso queda sobreseído.¨
ANTHONY DE MELLO.
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