Cuando
el joven rabino sucedió a su padre, todo el mundo empezó a decirle
que no se parecía en nada a éste.
¨Al
contrario¨, replicaba
el joven. ¨Soy exactamente igual que el viejo.
El
no imitaba a nadie, y yo tampoco.¨
¡Sé
tú mismo!
Guardate
de imitar la conducta de los ¨grandes¨ si
no posees la disposición interior que a ellos les movía a obrar.
ANTHONY
DE MELLO.
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