XXXVI
Las once de
la noche. El pequeño Di Rossi dormía. Su madre se sentó en el
borde de la cama y encendió la luz de la lámpara mientras Umberto
permanecía detrás, de pie.
_Paolo...,
-Lo movía despacio y con cariño.
-Qué...
Estaba
profundamente dormido. Violeta y Umberto sonrieron.
-Tenemos
una buena noticia y no queremos esperar a mañana para compartirla
contigo.
-¿Qué...?
No
terminaba de enterarse del todo, permanecía con los ojos cerrados.
-Que vas a
tener un hermano.
Paolo
reaccionó de inmediato, se puso muy derecho, pensativo, el sueño se
le quitó de golpe.
Sus padres,
pendientes de él, vieron la sonrisa de satisfacción, y volvió a
cerrar los ojos mientras buscaba a su madre para abrazarla. Umberto
contemplaba la escena, y de pronto vio cómo el hijo separaba una de
las manos de la madre y le llamaba para que se uniera al abrazo.
Aquella
noche durmieron los tres juntos.
ANTONIO
BUSTOS BAENA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario