viernes, 20 de febrero de 2015

EL DESTETE.


El cambio de la leche materna a otro tipo de alimentación no tiene fecha fija, ya que depende de múltiples factores; el bebé (que no desea tomar el pecho o éste ¨no le llena¨ tanto) o la madre (que atiende a actividades laborales, o por comodidad o enfermedad). Eso sí, es suficiente amamantar dos veces por día (por ejemplo, en el caso de actividad laboral durante la mañana y por la noche) para mantener la secreción de leche en la mama, aun cuando se trate de condiciones mínimas. De esta manera se conseguirán las ventajas de la lactancia materna, aunque ello no ocurra en toda su extensión.
En cualquier caso, el destete debe ser siempre un proceso lento, nunca brusco. Debe ser realizado de forma progresiva para evitar alteraciones digestivas e incluso emociones en el bebé. Cuando se toma esta decisión, lo normal es sustituir cada día una de las tomas por el biberón, de tal manera que, a lo sumo, en quince días se habrá finalizado el destete. Tal como aconsejamos en el apartado de remedios referido al destete, la primera toma que conviene sustituir es la última de la tarde (no la de la noche); luego, la de media tarde, y así sucesivamente. De esta manera, la reducción de leche en las mamas también será progresiva.

Es fundamental considerar que, cuando se sustituyen las tomas por el biberón, sea la propia madre la que proporcione el nuevo alimento al bebé para que su adaptación resulte más cómoda y note ¨menos cambios¨.

Hay ocasiones en las que es preciso retrasar el destete, como en el caso de los niños prematuros (debe alimentárseles con leche materna el mayor tiempo posible, dentro de la normalidad); o cuando el bebé está enfermo (la leche materna le aporta gran cantidad de anticuerpos que facilitan la labor de sus propias defensas); o si le están apareciendo los primeros dientes (la succión del pezón ayuda a que salgan antes las piezas dentarias, calmando las molestias).

TXUMARI ALFARO
PEDRO RAMOS

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