En los países industrializados, la hiperplasia de la próstata es una enfermedad que afecta a la mitad de la población masculina de más de cincuenta años. Una vez cumplidos los sesenta, esta enfermedad llega a afectar a un 90% de la población masculina, por lo que son millones de hombres los que la padecen. Antaño, no se conocían este tipo de trastornos y, aún hoy en día, en las regiones rurales de Asia, esta enfermedad todavía resulta prácticamente desconocida. Sin duda alguna, ello nos demuestra que se trata de una enfermedad típica de la civilización. La hiperplasia de la protata tiene lugar cuando las glándulas seminales están reblandecidas. El reblandecimiento de las gándulas seminales no se debe únicamente a la edad, sino que se debe esencialmente a la alimentación. De acuerdo con las estimaciones del servicio de prevención de la salud pública de Hamburgo, tan sólo un 5% de la población sigue un tipo correcto de la alimentación para mantenerse saludable, es decir que más de un 95% de los seres humanos se alimentan de forma incompleta, lo cual le expone a las enfermedades provocadas por carencias alimentarias. La sensibilidad que tienen las glándulas seminales hacía el polen ha quedado ampliamente demostrado por el éxito obtenido por varios especialistas que han tratado hiperplasias de la próstata por medio del polen. Durante un congreso de apiterápia que tuvo lugar en 1976, el Doctor Mihailescu de Rumania relató sus experiencias de cuatro años de duración, con 600 hombres que padecían de la próstata. ¡ El porcentaje de éxitos obtenidos fue del 94% ! El Doctor Chauvin observó una benéfica influencia del polen prácticamente en todas la enfermedades denominadas de la civilización, particularmente en la hiperplasia de la próstata. Según las comprobaciones de médicos franceses, suecos, rumanos, rusos y alemanes, a partir de las primeras semanas de tratamiento ya pudieron empezar a observarse claras mejorías, mientras que al cabo de algunos meses, una próstata había podido volver a adquirir incluso su tamaño normal.
Una prñostata sana posee un contenido en zinc bastante elevado; se ha comprobado que el contenido en zinc de las próstatas enfermas había disminuido considerablemente. A veces basta con proporcionar un poco de zinc al organismo para obtenenr una mejoría. Al igual que las pepitas de calabaza, entre otros productos, el polen es muy rico en zinc. Un funcionamiento normal del organismo depende siempre de numerosos elementos y por ello resulta preferible hacer una cura de polen en lugar de limitarse a tomar solamente comprimidos de zinc, ya que el polen contiene todos los elementos indispensables para el buen funcionamiento del organismo y, por lo tanto, también para el de la próstata. Aunque la ciencia todavía no ha podido descubrir todas las causas, la práctica ha demostrado que en el polen se esconde un inmenso poder de acción, el cual ha permitido obtener resultados increíbles en la curación de enfermedades de la glándulaseminal, tales como la de la hiperplasia de la próstata.
Ejemplos
Hombre próximo a los sesenta: " Sufría de la prostata y tanían que operarme, pero los médicos no estaban muy convencidos a causa de una alergia a la penicilina que se me había manifestado al haber sido tratado de una neumonía por medio de antibióticos. Un homeópata me aconsejó entonces que probase con el polen. 15 días después de haber iniciado la cura a base de polen, empecé ya a notar sus efectos. Ahora, han pasado diez meses, me siento muchísimo mejor y ya no pienso en operarme. Evacúo con normalidad, mis cabellos crecen con mñás fuerza y mis uñas, antaño quebradizas ( a causa de mi trabajo, en el que estaba en continuo contacto con grasa y aceite ) se han fortalecido. Mi piel, que presentaba unos desarreglos contra los cuales el dermatólogo no había podido hacer nada, se ha vuelto totalmente normal ".
Hombre de 67 años: " Tenía dos grandes problemas: la pérdida de memoria y un agrandamiento de la próstata que,según el especialista, debía tener el tamaño de una naranja. Sufría muchísimo al orinar, pues la uretra estaba aplastada por la próstata. La vejiga nunca terminaba de vaciarse totalmente y una vez incluso tuvieron que introducirme una sonda. El medicamento recetado por el médico me aliviaba, permitiéndome poder evacuar con más facilidad. Sin embargo, a fuerza de abusar, me salió una hernia. Unos meses atrás, un vecino apicultor me habló del polen y ello me decidió a ini9ciar la cura. Molía el polen en el molinillo de café y después dejaba que su harina se derritiese en mi boca, mojándola con un poco de saliva. Después la tragaba, bebía un poco de líquido y guardaba ayuno durante algún tiempo.
El éxito: La pérdida de memoria desapareció al cabo de unas dos o tres semanas y pude volver a orinar con normalidad. He vuelto a encontrar la alegría de vivir, soy mucho más abierto y me intereso más por las cosas. No juro creo más que en el polen y lo recomiendo fervorosamente ".
Hombre de 68 años: Hacia mediados del 72, tenía serias dificultades para orinar. Mediante la ingestión diaria de 30 a 50 gramos de polen de flores, su situación se normalizó en poco tiempo, por lo que en el verano del 73, creyó poder interrumpir la cura. Sin embargo, como durante la primavera siguiente volvió a padecer las mismas dificultades que el año anterior, empezó otra vez a tomar polen diariamente. Al poco tiempo, los síntomas desaparecieron nuevamente. Desde entonces sigue con la cura de polen y, actualmente, se siente veinte años más joven. No ha vuelto a tener problemas digestivos o de sueño y su corazón, su circulación, sus nervios, su hígado y su vesícula biliar están en perfecto estado e incluso ha podido llegar a perder 6 kilos.
K.A. BEYER.
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