sábado, 15 de noviembre de 2014

UNA BUENA ALIMENTACIÓN


   El organismo del niño se encuentra en continuo crecimiento ( aumento de tamaño ) y diferenciación ( los órganos perfeccionan sus actividades y funciones ). Por esta razón, y al igual que sucede con una casa en construcción, necesita materiales de primera calidad para satisfacer las necesidades que el crecimiento y el desarrollo le exigen. Esto supone – tal como señalamos en el capítulo dedicado a la alimentación – que los alimentos deben ser ingeridos poco a poco y que los ácidos grasos esenciales, las proteínas, los minerales y las vitaminas son necesarios de manera especial e incluso en mayores cantidades que las exigidas por un adulto.

En conjunto, y de acuerdo con la opinión de la mayoría de los especialistas, la alimentación participa directamente en un 25 o 30 % de la talla definitiva. Si durante los primeros lustros de vida del niño la alimentación se realiza de manera equilibrada y ajustada a su edad ( véase el capítulo de alimentación ), es muy difícil que surjan carencias y se altere el crecimiento normal.

Hay que contemplar la alimentación no sólo como un factor decisivo que aporta ¨ materiales ¨ para la construcción del cuerpo humano o la rehabilitación de aquello que se altera con la enfermedad, sino también como una fuente de vida que previene la propia enfermedad. Muchas lesiones derivan de una alimentación desequilibrada. Los miembros de las sociedades más ricas y con buena alimentación muestran por lo general mayor altura que los de las económicamente pobres, en las que la alimentación inadecuada es acompañada, además, por incontables enfermedades.

OTROS FACTORES QUE INFLUYEN
EN EL CRECIMIENTO

si bien con menor importancia que los genes o la alimentación, hay otros factores que pueden influir en el crecimiento, en unos casos para bien y en otros para mal. En este grupo podemos citar las variaciones estacionales, el ambiente familiar, la actividad física y las enfermedades.

Es hecho probado que, aunque se crece a lo largo de todo el año, el aumento de la talla es mínimo en primavera y máximo entre verano y otoño, quizá influido por una mayor actividad en el periodo estival con mayor producción de hormona del crecimiento. Un ambiente familiar lleno de afecto, comunicación y cariño, sobre todo en los primeros años de vida, puede también ser un estímulo para el crecimiento y el desarrollo. De hecho, es una evidencia que, en el caso de los niños prematuros, el contacto físico con otras personas y la propia madre aceleran el desarrollo.

La actividad física, el movimiento o el deporte suponen un estimulo importante antes de la pubertad y durante ella, ya que con ello se estimula el desarrollo del cartílago de crecimiento de los huesos, lo cual facilita su ¨ estiramiento ¨, aumenta la llegada de sangre al hueso y con ello una mayor aportación de minerales ( calcio, sales ), incrementándose la mineralización del hueso... Por lo demás, la actividad física mejora el funcionamiento de pulmones, aparato cardiovascular, sistema hormonal, etc.; sin olvidar que puede constituir un método muy eficaz para tratar numerosas enfermedades, desde procesos alérgicos hasta la diabetes, pasando por lesiones osteoarticulares.

Finalmente, las enfermedades desempeñan un doble papel en el crecimiento. Si son frecuentes y dificultan la alimentación normal del niño o reducen las posibilidades de actividad física, alteran el sistema hormonal e incluso la relación social, pudiendo reducir las posibilidades de crecimiento y desarrollo( aun cuando nunca podrán anular las capacidades definidas por los genes ). Hay ciertas enfermedades que pueden influir en el peso y la talla definitiva de los niños, destacando entre ellas las que tienden a facilitar diarreas de forma más o menos crónica, como la alergia a las proteínas de la leche de vaca, la intolerancia a la lactosa, las alergias al gluten, etc. Sus efectos se notan cuando el tratamiento no se practica con rigor y aparecen diarreas. Otras dolencias que se deben considerar son la espina bífida, ciertas enfermedades metabólicas, la diabetes, etc., con la particularidad de que si son detectadas a tiempo el pronóstico es muy favorable.

Curiosamente, cuando la enfermedad se produce de forma aislada podemos observar lo que denominamos ¨tirones del enfermo¨, hecho éste que se manifiesta sobre todo en la infancia y la pubertad. Tras guardar cama durante unos días, parecería que los niños han crecido. Esto se debe, ante todo, a que, como consecuencia del estrés a que ha estado sometido el organismo tratando de combatir la enfermedad durante tal período, se han producido mayores cantidades de una hormona, la somatomedina, que colabora en sus funciones con la hormona del crecimiento.


TXUMARI ALFARO
PEDRO RAMOS

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