En
un principio te será difícil y no siempre te saldrá bien. Esto
se parece a la doma de un potro salvaje. Pero una vez que lo domines
te dará su enorme fuerza. Estarás en capacidad de contener algunos
deseos. Otros no podrás reprimirlos inmediatamente. Pero no te
desanimes. Proponte detenerlos meditando que lo harás. Repite con
frecuencia: ¨Soy dueño de mis impulsos¨.
Si
deseas decir algo, detenlo por un momento y dílo en forma distinta
de lo que tenías pensado; más organizado, o no digas nada. Las
personas arrebatadas e impulsivas, que se acostumbran a satisfacer
sin demora sus deseos, son como una pila eléctrica
constantemente descargada debido al desgaste inmediato de las
energías producidas y al debilitamiento del Aura por tal
procedimiento. En cambio
el deseo contenido, irrealizado, hace un efecto contrario.
Las energías psíquicas en las cuales a intervenido la Voluntad,
contribuyen notablemente al refuerzo del Aura personal humana y la
conserva siempre cargada.
Existe
la opinión de que contener los impulsos emotivos es difícil y
perjudicial. Se argumenta que cuando arde un deseo de expresarse, hay
que darle salida y satisfacción, para que se establezca la calma y
la tranquilidad. Pero en la mayoría de los casos, los
humanos acumulamos sin ninguna necesidad ni beneficio, las energías
psíquicas nocivas y creamos la urgencia de ¨dar salida¨ a estos
sentimientos belicosos, que traen consigo contratiempos y con
frecuencia pesadas consecuencias y complicaciones. Esta necesidad de
dar salida a los sentimientos negativos agrava la existencia por
ignorancia y falta de
auto-dominio. Si aprendes a auto-controlarte, no tendrás impulsos
violentos.
Si
alguien te pisa un pie, tropieza bruscamente contigo, te estropea el
peinado, salpica tu ropa con lodo, rompe un vaso, etc., no te
indignes. Lo que ya pasó no puedes remediarlo.
Con indignarte no solucionarás nada. Toma medidas para liquidar lo
sucedido, pero no permitas los pensamientos adversos. Si tu
pensamiento es de constante descontento, jamás serás verdaderamente
feliz. De ti depende ser
dichoso(a) con lo que dispones y te rodea.
JOSÉ
FARID H.
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