jueves, 7 de abril de 2016

REPRIME DESEOS E IMPULSOS SIN CONSIDERACIÓN.

  En un principio te será difícil y no siempre te saldrá bien. Esto se parece a la doma de un potro salvaje. Pero una vez que lo domines te dará su enorme fuerza. Estarás en capacidad de contener algunos deseos. Otros no podrás reprimirlos inmediatamente. Pero no te desanimes. Proponte detenerlos meditando que lo harás. Repite con frecuencia: ¨Soy dueño de mis impulsos¨.

Si deseas decir algo, detenlo por un momento y dílo en forma distinta de lo que tenías pensado; más organizado, o no digas nada. Las personas arrebatadas e impulsivas, que se acostumbran a satisfacer sin demora sus deseos, son como una pila eléctrica constantemente descargada debido al desgaste inmediato de las energías producidas y al debilitamiento del Aura por tal procedimiento. En cambio el deseo contenido, irrealizado, hace un efecto contrario. Las energías psíquicas en las cuales a intervenido la Voluntad, contribuyen notablemente al refuerzo del Aura personal humana y la conserva siempre cargada.

Existe la opinión de que contener los impulsos emotivos es difícil y perjudicial. Se argumenta que cuando arde un deseo de expresarse, hay que darle salida y satisfacción, para que se establezca la calma y la tranquilidad. Pero en la mayoría de los casos, los humanos acumulamos sin ninguna necesidad ni beneficio, las energías psíquicas nocivas y creamos la urgencia de ¨dar salida¨ a estos sentimientos belicosos, que traen consigo contratiempos y con frecuencia pesadas consecuencias y complicaciones. Esta necesidad de dar salida a los sentimientos negativos agrava la existencia por ignorancia y falta de auto-dominio. Si aprendes a auto-controlarte, no tendrás impulsos violentos.

Si alguien te pisa un pie, tropieza bruscamente contigo, te estropea el peinado, salpica tu ropa con lodo, rompe un vaso, etc., no te indignes. Lo que ya pasó no puedes remediarlo. Con indignarte no solucionarás nada. Toma medidas para liquidar lo sucedido, pero no permitas los pensamientos adversos. Si tu pensamiento es de constante descontento, jamás serás verdaderamente feliz. De ti depende ser dichoso(a) con lo que dispones y te rodea.

JOSÉ FARID H.

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