lunes, 1 de diciembre de 2014

ESTRES ¨ DE LA VUELTA AL TRABAJO ¨


Después de las vacaciones de verano, no son pocos los que sufren un auténtico estrés ante la reincorporación al trabajo, que se manifiesta en forma de mal humor, cansancio, falta de memoria, ansiedad, e incluso dolores de cabeza e insomnio.
Mi abuela tenía una teoría que, vista a la luz de las investigaciones actuales sobre la influencia del medio urbano sobre la salud psíquica y física de las personas, tenía mucho sentido. Ella aseguraba, ante este tipo de síntomas que observaba en mi padre o alguno de mis tíos al abandonar el pueblo y retornar al trabajo, que no le extrañaba nada que se encontrasen mal introduciéndose durante diez horas todos los días en ¨esos edificios que parecen enormes CAJAS DE ZAPATOS ¨ alejados de la luz del sol y del aire. Efectivamente, el efecto de los edificios envenenados sobre los que permanecen en ellos durante tanto tiempo cada día se está demostrando como un factor de estrés importante, hasta el punto de que ya se habla de la ¨ ENFERMEDAD DEL EJECUTIVO ¨, una extendida dolencia que cursa con los síntomas anteriormente descritos y que suele ser tratada médicamente con ansiolíticos y analgésicos, lo cual no deja de ser un paliativo temporal y en absoluto inocuo.
De igual forma, el retorno a la vida activa después de al menos un mes de tranquilidad y relax, produce en algunas personas una sobrecarga psíquica que, aunque remite con el paso del tiempo, puede trastornarnos durante semanas.
Contra todo ello, mi abuela recomendaba encarecidamente una combinación de dos terapias: el ejercicio al aire libre y, curiosamente, los plátanos.
Respecto al primer punto, debemos pensar que el hecho de volver a nuestro puesto laboral no tiene por qué significar pasarnos el día encerrados: unos kilómetros en bicicleta, una escapada de la ciudad los fines de semana, o simplemente un buen paseo a la salida del trabajo ( aunque el tiempo ya esté fresco, no hay que temerle al frío ), producen en nosotros una subida de la cantidad de neurotransmisores cerebrales y con ello la sensación de ánimo y relax, a la vez que nos hacen respirar qire fresco e incrementa nuestra circulación sanguínea, lo que también nos proporciona bienestar.
En lo que se refiere al consumo de plátanos, mi abuela defendía que ¨ daban mucha energía para afrontar el trabajo ¨. Además de esta evidencia, los plátanos son ricos en un aminoácido, el TRIPTÓFANO, responsable de la producción de serotonina, una sustancia que facilita la relajación y el equilibrio psíquico. Por ello, el consumo de dos o tres plátanos diarios nos cargarán de nuevo vigor, de vitamina E y de tranquilidad.

FLATULENCIAS

Con la llegada del otoño también se comienzan a consumir más legumbres secas, alimentos excelentes y llenos de proteínas vegetales, vitaminas y minerales. Pese a ello, algunos individuos sufren de hinchazón y gases cuando consumen estos productos.
Para expulsar el gas que nos produce la flatulencia e incluso evitar su formación tomaremos, después de cada comida a base de legumbres, una tacita de infusión de anís estrellado y corteza de limón, que lograremos dejando cocer durante unos minutos la piel bien limpia de un limón en un poco de agua y siete u ocho semillas de anís estrellado. Dejaremos reposar un cuarto de hora, filtraremos y tomaremos endulzado al gusto.

LUMBAGO

El aumento de la humedad durante los meses de otoño, unido a los frecuentes cambios de temperatura que se dan en esta época, son fuentes de dolorosas contracciones en los músculos que rodean a los riñones al menor esfuerzo o posición defectuosa: hablamos de las lumbalgias o lumbagos.
Aunque benignos, estos ¨reúmas musculares ¨son capaces de inmovilizar al individuo que los padece, de manera que hasta el hecho de recuperar la posición vertical resulta terriblemente doloroso.
Si sufrimos un ataque de lumbago, no debemos alarmarnos: podemos recurrir a una fórmula que se utilizaba a menudo en mi pueblo, ¨ MANO DE SANTO ¨ como se afirmaba allí, y que consistía en colocar sobre la zona lumbar una cataplasma caliente de harina de lino.
Para llevarlo a cabo, necesitamos 200 gramos de semillas de lino ( actualmente pueden encontrarse en tiendas de dietéticas y herbolarios ). Con un molinillo trituraremos finalmente las semillas de lino hasta que tomen la consistencia de una harina. A continuación la envolveremos en un paño de algodón, formando un paquetito de aproximadamente 1 centímetro de grosor y de superficie la que se necesite para cubrir toda la zona lumbar. Meteremos este saquito en el horno a 70 u 80 grados de temperatura hasta que esté caliente, pero sin quemar al sacarlo. El afectado se tumbará en la cama o en un sofá boca abajo y se le colocará la cataplasma sobre los riñones, tapándole seguidamente con una o dos mantas que le permitan guardar el calor.
Dejaremos la cataplasma hasta que se note que se ha enfriado, en cuyo caso podemos volver a introducirla en el horno para una segunda aplicación si el lumbago no ha desaparecido aún.

PIEL DESHIDRATADA

Recuerdo los vientos fríos y cortantes que comenzaban a llegar desde las montañas en otoño. Cuando arreciaban, el rostro se resecaba tanto o más que durante el verano, y para ello mi abuela tenía una receta capaz de proporcionar la hidratación suficiente a la piel sin necesidad de recurrir a cremas más o menos costosas, y sus ingredientes eran:

  • Una manzana cocida, en trozos y sin piel ni pepitas.
  • Cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen de primera prensada en frío.

Se machaca bien la manzana y se mezcla con el aceite, o también puede utilizarse la batidora para tal fin. Esta crema se aplicará sobre el rostro y dejaremos actuar durante una hora cada noche ( mientras vemos la televisión. Leemos, etc.), retirándola posteriormente con agua tibia o leche desmaquillante.
Este ungüento se adapta a cualquier tipo de cutis, e incluso es beneficiosa para las pieles afectadas de eccemas p acné, por lo que puede aplicarse sin miedo, tanto en jóvenes como en mayores de cualquier condición.

¨ PINCHAZOS ¨ Y DOLORES ARTICULARES

El otoño se caracteriza, entre otras cosas, por los frecuentes cambios de tiempo y de presión atmosférica. En algunos individuos este hecho provoca molestia articulares e incluso agudos ¨ PINCHAZOS ¨,
Esta dolencia suele señalar una condición artrítica o reumática tal vez latente, por lo que sería conveniente ahondar en el estado de nuestros sistemas óseo y muscular.
Para aliviar momentáneamente estos dolores,podemos recurrir a los frotamientos con el alcohol de hierbas que se preparará de la siguiente manera:

  • 15 gramos de romero.
  • 15 gramos de harpagofito.
  • 15 gramos de ulmaría.
  • ½ litro de alcohol de farmacia

Pondremos estas hierbas secas, finamente picadas, en un frasco con los 500 centilitros de alcohol y dejaremos reposar durante una semana, agitando frecuentemente. A continuación filtraremos con cuidado y pasaremos el alcohol obtenido a un tarro de cristal oscuro.
Con este alcohol aplicaremos friegas en las zonas doloridas cuantas veces sea necesario a lo largo del día; resulta sumamente desinflamatorio y calmante en este tipo de dolencias.

RESFRIADOS OTOÑALES

Muchos son los que creen que durante el invierno se sufren los resfriados más crudos, y, sin embargo, es en la época otoñal, con sus cambios de tiempo que aún nos pillan descuidados, la que cuenta con mayor índice de resfriados y gripes.
Para prevenir la aparición de estas dolencias, nada mejor que acudir a un remedio para el que necesitaremos:

  • 1/3 de litro de agua.
  • Media cebolla.
  • Un limón.
  • Media cucharadita de clavos de especia.

Pondremos a cocer en el agua la cebolla cortada en rodajas y los clavos de especia previamente machacados, durante diez minutos, cuidando de tapar bien el recipiente y siempre a fuego lento. A continuación filtraremos ese líquido y, cuando haya tomado la temperatura ambiente, le añadiremos el zumo del limón.
Esta bebida fortalece las defensas que el organismo necesita para luchar contra los virus y, tomada cada mañana, nos previene de contraer esos desagradables resfriados.

ANA FDEZ. MAGDALENA.

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