martes, 2 de diciembre de 2014

UN AÑO Y MEDIO.



  • ACTIVIDAD CORPORAL. El bebé anda con cierta firmeza, sube y baja escaleras ayudándose con el pasamanos o con un adulto; comienza a correr un poquito, pero sólo hacía adelante y sin capacidad de frenar ( suele darse trompazos ); es capaz de observar algo con suma delicadeza ( en el caso de un libro, pasa las páginas sin ningún problema ); empieza a controlar los movimientos más finos de la mano y los garabatos en papeles y otros elementos son casi una norma.
  •  RELACIÓN CON EL ENTORNO. Le gustan mucho los juegos, en especial los que exigen movimiento ( la pelota, el escondite, la búsqueda de cosas, etc.); comienza a compartir sus cosas con los demás niños; su vocabulario es cada vez más rico y cada día aprende nuevas palabras.
  • PARA ESTIMULARLE. Hay que jugar con frecuencia con él; se le debe permitir y animar todos los días a que haga cosas solo ( comer, vestirse, desvestirse ); conviene enseñarle libros, las diferentes partes de su cuerpo, canciones breves y enseñarle a señalar los objetos.

2 AÑOS

  • ACTIVIDAD CORPORAL. El bebé tiene mayor capacidad para correr, aunque todavía no puede frenar, hacerlo hacia atrás o doblar las esquinas; puede apilar objetos sin que se le caigan; se mueve al son de la música; comienza a hacerse presente su madurez mental; se muestra capaz de formar imágenes de las cosas que le rodean; puede resolver problemas pequeños, dudas e interrogantes.
  • RELACIÓN CON EL ENTORNO. El bebé conoce una media de 350 palabras, que utiliza para formar frases breves combinando dos o tres de ellas; empieza a utilizar la negación a menudo, sustituyendo gestos y otro tipo de respuestas; emplea su propio nombre.
PARA ESTIMULARLE. No hay que imitar al bebé repitiendo sus palabras de manera deformada; se debe poner a su disposición libros con imágenes, música infantil, espacio para pintar, etc.

PARA  CONSULTAR  CON  EL  PEDIATRA

Antes de continuar con la descripción de los principales hitos en el desarrollo psicomotriz del niño, y como quiera que los dos primeros años son cruciales en este sentido, conviene mantenerse alerta acerca de algunas situaciones que pudieran reflejar la existencia de patologías que, tratadas a tiempo, pueden ser resueltas en la mayoría de los casos. Algunas de estas situaciones son las siguientes.

  • 3 MESES: no es capaz de fijar la mirada, apenas sonríe, o no puede sostener la cabeza.
  • 6 MESES: apenas si utiliza las manos, incluso no intenta coger los objetos que se le ponen a su alcance.
  • 9 MESES: no se interesa por las cosas; no tiende a ¨ conversar ¨ni a emitir ruidos; no quiere tocar nada.
  • 12 MESES: no se interesa por juguetes nuevos, no es capaz de mantenerse de pie, o no trata de comunicarse con los demás.
  • 18 MESES: no es capaz de caminar.


2 A 4 AÑOS

En este periodo se producen notables cambios, tanto en el aspecto físico como en la forma de comportarse e incluso de jugar. Sus principales características son:
  • ETAPA FÁLICA. Período de la vida en el que el niño descubre sus genitales. Incluso se divierte y obtiene placer jugando con ellos. No hay que reprimirle por tal cosa, sino establecer los límites adecuados procurando que esos juegos permanezcan en el ámbito de su vida íntima, privada, sin que tenga que exponerlos a los demás.
  • CONTROL DE ESFÍNTERES. Al mismo tiempo que descubre sus genitales, el niño comienza a sentir las sensaciones propias de esta región del cuerpo, hecho que empieza a manifestarse hacía los 22 meses ( en las niñas algo antes ). Observaremos que, sobre todo al hacer caca, el niño cambia ¨su cara ¨, permanece concentrado o hace una señal a la persona cercana. También se comprobará hacia esta época que durante determinadas horas del día el pañal no se moja y le sobra al niño en ese espacio de tiempo. Estas pequeñas señales invitan a que se le enseñe a realizar sus necesidades al modo de los adultos, con la ayuda de un orinal. Ante esta situación hay que comportarse con naturalidad, sin estridencias. Debe recordarse que hasta que el niño controla por completos sus esfínteres anal y vesical ( vejiga urinaria ), transcurren un par de años ( es normal que hasta los 4 o 4 años y medio moje de vez en cuando las sábanas ).
  • JUEGOS COLECTIVOS Y SOCIABILIDAD. En esta edad el niño comienza a sentirse atraído por sus semejantes, por otros niños de su edad, y llega, incluso, a establecer amistades muy particulares. Esto también  se puede observar en las necesidades del juego, que se manifiestan con una mayor tendencia hacia el juego de asociación, con otros niños, en grupo. En un principio, y puestos en el juego, todos los niños hacen lo mismo, pero algunos meses más tarde cada cual adquiere una tarea dentro del juego, repartiéndose las funciones y los papeles que el juego comporta. Por sí solo, y jugando con los demás, el niño descubre que existe lo bueno y lo malo, ganar y perder, tener algo o no tenerlo, lo que a unos produce bienestar y a otros, malestar, desagrado o dolor. Es éste el momento de comenzar a diferenciar el bien del mal, ya sea propio o ajeno. Y es, asimismo, un buen momento para jugar con el triciclo, vehículo que, además de favorecer su crecimiento y desarrollo, le permite una mayor sociabilidad y cierta independencia.
CADA COSA A SU TIEMPO. HAY LIMITACIONES. Puesto que el niño comienza a tener cierto sentido del bien y del mal, así como una mayor relación con los demás, es éste un periodo ideal para marcarle las limitaciones de sus actos, bien en el juego, bien en las relaciones con otros, etc. El niño debe saber poco a poco que se juega a determinadas horas, que no hay que practicar con el balón en la cocina, que no se tiran piedras a otras personas, etc. Ahora bien, hay que plantear las limitaciones dialogando, con una sonrisa y sin abusar en cuanto a su número o contenido. No hay que pedir cosas absurdas. En esta época de la vida, el niño comienza a preguntar por todo, el porqué de las cosas, situación que se debe aprovechar para, con naturalidad, dar respuesta a sus inquietudes marcando los oportunos límites.

TXUMARI  ALFARO
PEDRO  RAMOS
  




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