Aquel
anciano había pasado la mayor parte de su vida en la que se
consideraba una de las más hermosas islas del mundo. Y ahora que
había regresado a la gran ciudad para pasar en ella sus últimos
años, alguien le dijo: ¨Tiene que ser fantástico haber vivido
tantos años en una isla que es considerada como una de las
maravillas del mundo...¨
El
anciano reflexionó unos momentos y dijo: ¨Bueno... para serle
sincero, si yo hubiera conocido la fama de la isla, la habría mirado
con más detenimiento.¨
Las
personas no necesitan que les enseñen a mirar. Necesitan tan sólo
que las libren de las escuelas que las ciegan.
ANTHNY
DE MELLO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario