Antonio
Machado es, en su más honda significación histórica, el poeta de
la generación del 98.. Aunque,, como veremos, trascienda
superándole, ese síndrome de 98, desde él se fundamente el sentido
de la obra poética machadiana.
Noventa
y ocho como el eje inicial que artícula, en el caso de Machado, una
estética intimista, volcada, ya a partir de su primer libro, en
una reflexión sobre el hombre más allá de las inquietudes
modernistas.
Antonio
Machado, nace en Sevilla el 26 de julio de 1875.
Sus
recuerdos en Sevilla son únicamente infantiles pues a la edad de 8
años se traslada con sus padres a Madrid.
En
1907 obtiene la cátedra de lengua francesa, que profesa en Soria.
Allí conoce a su esposa. En
1917 es catedrático en el Instituto de Segovia. En 1927 es elegido
acedemico de la Real Academia de la Lengua. Durante
el año 1931 pertenece al claustro de profesores del Instituto
Calderón de la Barca de Madrid. Comenzada
la Guerra Civil española se traslada a Collioure (Francia). Donde
muere el 22 de febrero de 1939.
EL
VIAJERO
IV
Tierra
le dieron una tarde horrible
del
mes de julio, bajo el sol de fuego.
A
un paso de la abierta sepultura,
había
rosas de podridos pétalos,
entre
geranios de áspera fragancia
y
roja flor. El cielo
puro
y azul. Corría
un
aire fuerte y seco.
De
los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente,
descender hicieron
el
ataúd al fondo de la fosa
los
dos sepultureros...
Y
al reposar sonó co recio golpe,
solemne,
en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente
serio.
Sobre
la negra caja se rompían
los
pesados terrones polvorientos...
El
aire se llevaba
de
la honda fosa el blanquecino aliento.
-Y
tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga
paz a tus huesos...
Definitivamente,
duerme
un sueño tranquilo y verdadero.
ANTONIO
MACHADO.
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