XLI
Los
dos sobres de color verde atenuado y el remite de Cesare´s
Enterprise hacían que la persona que repartía la correspondencia en
Salomón Investiment Securities la hiciera llegar a sus dos
destinatarios, el Presidente y el Vicepresidente Primero. Solo un
hecho hizo que sus respectivas secretarias se lo pensaran y no las
abrieran, fue el sello barrado en rojo de la esquina superior
izquierda con la leyenda ¨PERSONAL¨. Cuando
pasó un buen rato, la secretaria del Presidente seguía con una duda
que no se le iba de la cabeza, así que llamó a Seguridad para
preguntar si el sobre había pasado por el escáner y detectores, a
lo que respondieron afirmativamente.
El
enfrentamiento con Violeta dejó secuelas. El Vicepresidente Primero
no se recuperaba del todo. Cada día acudía al trabajo con la
sensación de que podía ocurrir algo que no fuera capaz de
controlar. Las decisiones y alianzas tomadas para
sacarla de la empresa tampoco le dejaban tranquilo. No tenía
disponible la suma que ella pedía, y los amigos del rabino. Avraham
de inmediato le ofrecieron ayuda, eso sí, en diamantes, cómodos
plazos para devolver, y sin intereses. Esos buscaban otra cosa, no
sabía qué, pero esa generosidad no se daba en su mundo. Por otro
lado, se hizo evidente el distanciamiento con su hermano, el
Presidente. A
media mañana de cada día se daba cuenta de que no ocurría nada
nuevo. Se decía a sí mismo que no tenía motivo para estar siempre
alerta, y así hasta el siguiente día en el que volvía la
intranquilidad nada más despertar. Un círculo
vicioso propio del que ha perdido la seguridad en sí mismo.
La
secretaria permanecía de pie comentándole la agenda, algún detalle
sobre el correo que había llegado, y finalmente le hizo entrega del
sobre verde claro a su atención. El Vicepresidente Primero se quedó
sorprendido, sus comunicaciones eran siempre vía teléfono o por
correo electrónico. Repasó la impresión mecánica con su nombre
mientras su secretaria salía del despacho, también reparó en el
sello ¨PERSONAL¨.
No sabía lo que podía ser, pero no le gustaba
lo más mínimo. Se decidió a abrirlo. Dentro solo un par de folios
doblados. Extendió uno y rápidamente se fijó en la frase escrita a
mano en la parte superior: ¨INFORME
DIFERENCIAL¨, y
un poco más abajo...
Sintió
un gran escalofrío al tiempo que el corazón le daba un vuelco.
Lanzó el papel sobre la mesa como si estuviera envenenado. Lo miró
con miedo. Se levantó y se movió de un lado a otro mirando al
suelo, buscaba una solución, y no solo no la encontró, se sintió
incapaz de pensar.
Tomó
el teléfono nervioso, torpemente marcó la extensión de su sobrino,
el Vicepresidente Segundo.
-Vente
para mi despacho. -La voz sonó grave, la boca se le había quedado
seca.
-¿Pero
qué ocurre?
-Vente,
ahora hablamos.
El
sobrino tenía que andar poco, el despacho le quedaba al lado, pero
se tomó su tiempo. En ese momento de su vida ya recapacitaba y medía
cada cosa que hacía. Se veía claramente que
estaba ante una oportunidad de escalar dentro de la empresa, solo
le faltaban dos peldaños para la cúspide. Él también pretendía
jugar sus bazas. Después
de años monótonos, llegaban esos momentos
decisivos que cada cierto tiempo se producen en las sociedades
familiares. Y ahora veía cómo a su tío, el Vicepresidente Primero,
los acontecimientos le sobrepasaban.
Después
de cruzar una sonrisa con la secretaria pasó sin llamar. Estaba
sentado en el sillón, quieto, pálido, miraba el folio fijamente.
El
sobrino interpretó la escena que veía, no habló. Se acercó
lentamente y tomó el papel que por su color ya le decía de quién
procedía, y de inmediato leyó: ¨INFORME
DIFERENCIAL¨, siguió analizándolo detenidamente.
-Bueno,
algún día podía ocurrir y ha ocurrido... -Suspiró-. Además lo
han hecho bien, cada una de estas operaciones marcan la hora, el
minuto y el segundo en que se han realizado, la cotización que había
y la que le hemos aplicado, el diferencial y el beneficio extra que
hemos obtenido. ¿En el otro folio vienen más operaciones?
-No
lo sé, no lo he mirado.
El
sobrino lo cogió, frunció el ceño.
-Es
de un empleado... Espera, espera... -El Vicepresidente Primero
permanecía absorto-. Quiere una entrevista con nosotros, está
claro, busca dinero... Nos ofrece toda la información que tiene
Enrico Cacciatore.
Estaba
cansado, el abismo a sus pies se agrandaba, cada vez sentía más
vértigo. El sobrino levantó la mirada, analizó el rostro de su tío
sin respuesta ante un rayo de luz. Vio fácil apoderarse de su
puesto. A veces, lo que
es malo para uno puede ser bueno para el que está al lado, para el
que se supone que está subido en el mismo barco.
Cuatro
judíos sentados en una esquina de la larga mesa de reuniones, solo
el Presidente no llevaba Kipá.
Su secretaria tenía una carta idéntica a la de su hermano, el
Vicepresidente Primero, pero no la había abierto. El
que fuera debía de conocerlos bien, por eso habían enviado dos,
para asegurarse de que era leído.
El
Vicepresidente Primero seguía intranquilo, y los tics de su sobrino,
sentado enfrente, lo tenían ya de los nervios. Mientras, su hermano
parecía que tomaba distancias, como si el problema no fuera con él.
-¿No
has recibido ninguna llamada? -preguntó el Vicepresidente Primero a
su hermano.
-¿Yo?
No -le contestó extrañado por la pregunta, como si él no esperara
ninguna llamada-. Pues tienes que advertirle a tu secretaria que si
te llama alguien de Cesare´s Enterprise, te lo pase.
-No
te preocupes, si quiere hablar con nosotros, como dice, encontrará
el camino.
¨¿Cómo
puede estar tan tranquilo?¨, pensó.
Quería
explicarlo, pero no se dejaba, le devolvía la carga sobre sus
hombros, así lo confirmó cuando escuchó su comentario.
-Cuando
te llame a ti, solo pregúntale cuándo y dónde te quiere ver, nada
más.
¨Está
claro, se quita de en medio, elude su responsabilidad. Cuando
los problemas llegan nunca vienen solos, vamos a ver cómo salimos de
esta, aunque el dinero lo arregla todo¨.
-Tú,
sobrino, mantente en todo momento comunicado con él.
Repartía
instrucciones. Solo el Vicepresidente Tercero se libró. Además de
ser el más joven, seguía pareciendo que nadie
contaba con él.
ANTONIO
BUSTOS BAENA.
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