martes, 16 de febrero de 2016

EDUCACIÓN.


  Desesperados, unos padres llamaron con urgencia al psicólogo infantil, porque, sencillamente, no sabían qué hacer con su hijo, que se había subido al caballo de madera de otro niño de la vecindad y se negaba terminantemente a bajar de él. Tenía en su casa tres caballos de madera, pero se había empeñado en que era precisamente aquél el que quería. Y todos los intentos por hacerle bajar del caballo le habían hecho gritar y berrear de tal manera que no hubo más remedio que desistir.

ANTHONY DE MELLO.

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