domingo, 28 de febrero de 2016

FUNCIONES.


  La mente consciente controla las funciones voluntarias. Por ejemplo, puedo mover un brazo hacia arriba o hacia abajo. Puedo caminar por aquí o hacia allí. Se trata de acciones conscientes.
El problema es que la mente consciente no puede hacer dos cosas de forma simultánea. Hay quien afirma que puede leer y ver la televisión al mismo tiempo. Pero si realmente te fijas en lo que estás haciendo en un instante concreto, verás que estás leyendo o viendo la televisión. Para realizar ambas tareas necesitas pasar rápidamente de una cosa a otra.
Acuérdate de la primera vez que intentaste darte golpecitos encima de la cabeza con una mano y, al mismo tiempo, frotarte la barriga de forma circular con la palma de la otra mano. Al principio no podías hacerlo; hasta que rápidamente delegabas una de las funciones en tu mente subconsciente. Luego era fácil. Pero cuando te mandaban revertir las funciones, es decir, frotarte la cabeza y darte golpecitos en la barriga, volvía a ser difícil. Puede que solamente tardaras unos segundos en delegar de nuevo una de las funciones a tu mente subconsciente, y entonces, hacer ambas cosas al mismo tiempo volvían a ser fácil.
Un artículo publicado recientemente en el New York Times presentaba un estudio científico que señalaba que no se puede, cosncientemente, conducir y hablar por teléfono móvil al mismo tiempo. En otras palabras, de forma consciente, estás haciendo una cosa o la otra, pero no las dos simultáneamente. Los científicos demostraron, mediante resonancia magnética de la actividad cerebral, que el cerebro tiene un espacio limitado para las tareas que requieren atención. Uno de ellos comentaba que, cuando realmente quieres escuchar a alguien por teléfono, cierras los ojos.
Otro artículo en un periódico denunció el caso de una madre que estaba tan abstraída en una conversación por teléfono móvil que se bajó del autobús sin su bebé de cuatro meses.
Un sencillo experimento te demostrará que tu mente consciente solo puede hacer una cosa a la vez. Toma un objeto ligero, como por ejemplo un lápiz. Decide dejarlo caer. ¡Fácil! Para dejar caer el lápiz has tenido que tomar la decisión consciente de cuándo dejarlo caer. Ahora sostén el lápiz y continúa diciéndote a ti mismo: ¨Puedo dejarlo caer; puedo dejarlo caer...¨ , y así una y otra vez. Si te concentras verdaderamente en este pensamiento, el pensamiento de que puedes dejar caer el lápiz, eres incapaz de tomar la decisión de cuándo dejarlo caer, no puedes dejarlo caer. Es imposible que pienses continuamente: ¨Puedo dejar caer el lápiz¨ , y al mismo tiempo pensar de forma consciente: ¨Ahora dejo caer el lápiz¨ (durante una milésima de segundo has tenido que cambiar de pensamiento).
Recuerda cuando aprendiste a conducir. Muchos aprendimos en un coche con cambio de marchas manual. La primera práctica fue algo así; pusiste la llave en el contacto y arrancaste. El coche dio una sacudida y el motor se paró porque te olvidaste de quitar la marcha. Arrancaste otra vez y el coche se caló porque no le diste suficiente gas. Todavía estabas pensando en la llave. Arrancaste otra vez el coche y le diste gas. Pusiste la marcha, pero oíste un estruendo. Habías olvidado pisar el embrague. Entonces pisaste el pedal del embrague y metiste la primera marcha. Quitaste el pie del embrague y el motor se paró. No pensaste en darle más gas. Finalmente, el coche empezó a moverse y tu padre gritó: ¨¡Cuidado!¨ . Ups, no estabas pendiente del volante; estabas pensando en el cambio de marchas.
Aprender a conducir es un buen ejemplo de lo difícil que es para la mente consciente hacer varias cosas al mismo tiempo. Sin embargo, cuando empezaste a delegar una función tras otra en la mente subconsciente, conducir se convirtió en algo fácil; ya no requería de ningún esfuerzo consciente.
Jugar al golf es otro ejemplo. Cuando estás aprendiendo, hay demasiados detalles en los que pensar mientras haces el movimiento de péndulo con el palo antes de darle a la bola. El movimiento de péndulo de un principiante es torpe y brusco. Cuando transfieres cada paso a tu mente subconsciente, ya no tienes que pensar más en ese movimiento. De hecho, pensar en él (una actividad consciente) interfiere en su buena ejecución.
La mente subconsciente, en cambio, puede llevar a cabo trillones de funciones al mismo tiempo; respirar, transpirar cuando hace calor, digerir los alimentos, luchar contra cuerpos extraños, liberar insulina, etc. Se tratará este tema otra vez en el capítulo siguiente, cuando se compare el funcionamiento de la mente subconsciente con el modo de operar de un ordenador.
Tu mente subconsciente se comunica constantemente con todas las cédulas de tu cuerpo, y las cédulas, a su vez, se comunican con tu mente subconsciente. Para aprender más sobre este tema fascinante puedes leer el libro Moléculas de emoción, de Candace Pert, una pionera en el nuevo campo médico de la psiconeuroinmunología.

HARRY W. CARPENTER.

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