La
mente consciente controla las funciones voluntarias. Por ejemplo,
puedo mover un brazo hacia arriba o hacia abajo. Puedo caminar por
aquí o hacia allí. Se trata de acciones conscientes.
El
problema es que la mente consciente no
puede hacer dos cosas de forma simultánea. Hay quien afirma que
puede leer y ver la televisión al mismo tiempo. Pero
si realmente te fijas en lo que estás haciendo en un instante
concreto, verás que estás leyendo o viendo la televisión. Para
realizar ambas tareas necesitas pasar rápidamente de una cosa a
otra.
Acuérdate
de la primera vez que intentaste darte golpecitos encima de la cabeza
con una mano y, al mismo tiempo, frotarte la barriga de forma
circular con la palma de la otra mano. Al principio no podías
hacerlo; hasta que rápidamente delegabas una de las funciones en tu
mente subconsciente. Luego era fácil. Pero cuando te mandaban
revertir las funciones, es decir, frotarte la cabeza y darte
golpecitos en la barriga, volvía a ser difícil. Puede
que solamente tardaras unos segundos en delegar de nuevo una de las
funciones a tu mente subconsciente, y entonces, hacer ambas cosas al
mismo tiempo volvían a ser fácil.
Un
artículo publicado recientemente en el New York Times presentaba
un estudio científico que señalaba que no se puede,
cosncientemente, conducir y hablar por teléfono móvil al mismo
tiempo. En otras palabras, de forma consciente, estás haciendo una
cosa o la otra, pero no las dos simultáneamente. Los científicos
demostraron, mediante resonancia magnética de la actividad cerebral,
que el cerebro tiene un espacio limitado para las tareas que
requieren atención. Uno de ellos comentaba que, cuando realmente
quieres escuchar a alguien por teléfono, cierras los ojos.
Otro
artículo en un periódico denunció el
caso de una madre que estaba tan abstraída en una conversación por
teléfono móvil que se bajó del autobús sin su bebé de cuatro
meses.
Un
sencillo experimento te demostrará que tu mente consciente solo
puede hacer una cosa a la vez. Toma un objeto ligero, como por
ejemplo un lápiz. Decide dejarlo caer. ¡Fácil! Para
dejar caer el lápiz has tenido que tomar la decisión consciente de
cuándo dejarlo caer. Ahora
sostén el lápiz y continúa diciéndote a ti mismo: ¨Puedo
dejarlo caer; puedo dejarlo caer...¨ , y así una y otra vez. Si te
concentras verdaderamente en este pensamiento, el pensamiento de que
puedes dejar caer el lápiz, eres incapaz de tomar la decisión de
cuándo dejarlo caer, no
puedes dejarlo caer. Es imposible que pienses continuamente: ¨Puedo
dejar caer el lápiz¨ , y al mismo tiempo pensar de forma
consciente: ¨Ahora
dejo caer el lápiz¨ (durante
una milésima de segundo has tenido que cambiar de pensamiento).
Recuerda
cuando aprendiste a conducir. Muchos aprendimos en un coche con
cambio de marchas manual. La primera práctica fue algo así; pusiste
la llave en el contacto y arrancaste. El coche dio una sacudida y el
motor se paró porque te olvidaste de quitar la marcha. Arrancaste
otra vez y el coche se caló porque no le diste suficiente gas.
Todavía estabas
pensando en la llave. Arrancaste otra vez el coche y le diste gas.
Pusiste la marcha, pero oíste un estruendo. Habías
olvidado pisar el embrague. Entonces pisaste el pedal del embrague y
metiste la primera marcha. Quitaste el pie del embrague y el motor se
paró. No pensaste
en darle más gas. Finalmente, el coche empezó a moverse y tu padre
gritó: ¨¡Cuidado!¨ . Ups, no estabas pendiente del volante;
estabas
pensando en el cambio de marchas.
Aprender
a conducir es un buen ejemplo de lo difícil que es para la mente
consciente hacer varias cosas al mismo tiempo. Sin
embargo, cuando empezaste a delegar una función tras otra en la
mente subconsciente, conducir se convirtió en algo fácil; ya no
requería de ningún esfuerzo consciente.
Jugar
al golf es otro ejemplo. Cuando estás aprendiendo, hay demasiados
detalles en los que pensar mientras haces el movimiento de
péndulo con el palo antes de darle a la bola. El
movimiento de péndulo de un principiante es torpe y brusco. Cuando
transfieres cada paso a tu mente subconsciente, ya no tienes que
pensar más en ese movimiento. De hecho, pensar en él (una
actividad consciente) interfiere en su buena ejecución.
La
mente subconsciente, en cambio, puede llevar a cabo trillones de
funciones al mismo tiempo;
respirar, transpirar cuando hace calor, digerir los alimentos, luchar
contra cuerpos extraños, liberar insulina, etc. Se tratará este
tema otra vez en el capítulo siguiente, cuando
se compare el funcionamiento de la mente subconsciente
con el modo de operar de un ordenador.
Tu
mente subconsciente se comunica constantemente con todas las cédulas
de tu cuerpo, y las cédulas, a su vez, se comunican con tu mente
subconsciente. Para
aprender más sobre este tema fascinante puedes leer el libro
Moléculas
de emoción, de Candace Pert, una pionera en el nuevo campo médico
de la psiconeuroinmunología.
HARRY
W. CARPENTER.
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