¿Tanta luz? ¿tanta muerte?
¿tanta rosas en el día?...
(Curva el sol sobre el tiempo
sus llamas en sortija.)
Encadenado el mundo
a su exacta medida,
tanto debe a su fuego
como a su sombra viva.
Tanta hermosura fuera,
de nuestro amor se olvida.
No me dará descanso
para alcanzar la dicha.
Con el sol sobre el cielo,
hoy nunca te vería,
que pesa más que el hombre
la luz que lo ilumina.
La noche, en cambio, tiene
al sol bajo sus aguas.
Sus páginas oscuras
viven deshabitadas.
¡Qué soledad nos brinda,
para el amor, su estancia!...
(Toda la sombra es mundo
y, el mundo, tu mirada...)
En el centro del mundo,
bajo el sueño -en sus alas-
te harás toda silencio,
apretada en mi alma.
La esfera de la noche
a un nuevo amor nos llama...
La rosa de lo eterno
a los dos nos amarra.
Deja el sol; deja el cuerpo,
ya vendrán otras albas...
¡Voy a coger el sueño!
¡Te espero en su terraza!
(Memoria del olvido, 1940)
EMILIO PRADOS.
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