Están
abiertas todas las ventanas
de
donde brotan sombras
que
se estrechan sus manos hechas sombra
y
llenan el espacio de contornos
que
contiene el ritmo de la vida
y
el ritmo de la mimbre sacudida
por
vendavales agrios y gozosos.
De
perseguir su rastro
tengo
en mis manos dos llagas profundas
de
donde mana libertad y amor
y
la sombra que dan es sombra roja
que
enrojece a los árboles sin hojas
y
da viveza a pájaros sin plumas.
Las
sombras se amontonan
y
los ojos vidriosos de los muertos
y
es inútil luchar para salvarse;
el
Juicio Final es implacable
y
el Padre Eterno avienta nuestros huesos.
(Orillas
de la luz,1928)
JOSÉ
MARÍA HINOJOSA.
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