En
1927, con ocasión del tricentenario de Góngora, en torno al cual se
dieron a conocer los principales poetas jóvenes de la nueva
generación, Juan Ramón escribe unas páginas desdeñosas acerca de
la corriente neopopularista en boga, y menciona con dureza a esa
¨juventud asobrinadita casi toda ella, y desganada, tonta,
pobre de espíritu, vana¨.
Las diatribas subsiguientes debieron de provocar la amargura del
poeta, y algo de ello se traduce en una curiosa nota necrológica sin
fecha, redactada por el mismo Juan Ramón.
¿Una
hojita?
J.R.J.
Murió en 1934, a los 52 años de vida y 40 de vida poética,
asesinado por un grupo de sus discípulos españoles, que no pudieron
esperar con calma su sucesión. Dejó una obra considerable: 90
libros de poesía en verso y prosa..., etc.
Durante
estos años se agravan las depresiones nerviosas de Juan Ramón, y el
curso de los acontecimientos inmediatos enturbia sus relaciones con
los jóvenes creadores. La creciente politización de un sector de la
poesía española le disgusta. En 1935 rechaza por segunda vez una
invitación para ingresar en la Real Academia Española,
argumentando: ¨Yo
no soy un filólogo; no estudio las palabras, las invento, que no es
lo mismo; soy un creador que se debe a su obra¨.
Frente
a la pureza poética tantas veces invocada por Juan Ramón, aparece
en 1935 el primer número de la revista Caballo
Verde para la Poesía, en
la que el poeta chileno Pablo Neruda reclama para los nuevos tiempos
¨una
poesía impura como un traje, como un cuerpo¨, que
incorpore a sus motivos ¨sueños,
vigilias, profecías, declaraciones de amor y de odio, bestias,
sacudidas, idilios, creencias políticas¨. Nada
podía ser más opuesto al ideal de belleza de Juan Ramón, aunque la
creciente tensión en Europa con el desarrollo de los regímenes
totalitarios y el empeoramiento de la vida política española
explican las actitudes combativas de muchos poetas. No es éste el
caso de Juan Ramón, que en estos años se dedica a reunir y
seleccionar, ayudado por Zenobia, un amplio conjunto de poemas
propios unidos por el común denominador de su carácter popular,
donde los metros cortos, las coplas y los estribillos enlazan con la
lírica más fresca de un Gil Vicente o un Lope de Vega. El libro
aparecerá el año siguiente, con el significativo título Canción.
RICARDO
SENABRE SEMPERE.
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