Ah!
cchi nun vede sta parte de monno
Nun
za nnemmanco pe cche ccosa é nnato.
G.G.
BELLI.
Dejé
por ti mis bosques, mi perdida
arboleda,
mis perros desvelados,
mis
capitales años desterrados
hasta
casi el invierno de la vida.
Dejé
un temblor, dejé una sacudida,
un
resplandor de fuegos no apagados,
dejé
mi sombra en los desesperados
ojos
sangrantes de la despedida.
Dejé
palomas tristes junto a un río,
caballos
sobre el sol de las arenas,
dejé
de oler la mar, dejé de verte.
Dejé
por ti todo lo que era mío,
dame
tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto
como dejé para tenerte.
(Roma, peligro para
caminantes, 1964-1967)
RAFAEL ALBERTI.
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